Templo Sensoji y santuario Meiji, dos tesoros de la cultura japonesa

Actualizado
  • 21/09/2021 00:00
Creado
  • 21/09/2021 00:00
Durante nuestra visita en Tokio hicimos un recorrido por el santuario y uno de los templos más famosos de Japón. Aquí mostramos aspectos históricos y curiosidades de estos sitios religiosos
El templo budista Sensoji es uno de los más antiguos de Tokio (siglo VII).
Estatua ubicada a un costado del salón principal del templo.
Templo Sensoji y santuario Meiji, dos tesoros de la cultura japonesa
Los visitantes prenden incienso en esta estructura y ventilan el humo “para despojarse de las malas vibras”.
Templo Sensoji y santuario Meiji, dos tesoros de la cultura japonesa
El santuario Meiji fue consagrado en 1920 y los terrenos se terminaron oficialmente en 1926.
En el santuario Meiji los visitantes graban peticiones en este muro. Es parte de la tradición.
El portal Torii tiene una estructura hecha en talla de cedro.

A lo largo del territorio japonés existen más de 150,000 santuarios y templos de creencias sintoístas y budistas. Japón es el escenario propicio para aquellos que disfrutan hacer turismo religioso. Durante nuestro recorrido por Tokio visitamos un templo y un santuario.

Nuestra primera parada fue en el templo Sensoji de Asakusa, un espacio budista y el más antiguo de Tokio. Se encuentra en el barrio de Asakusa; está dedicado a Kannon (un bodhisattva de la misericordia en la religión budista).

De acuerdo con datos históricos, este espacio se construyó en el siglo VII cuando dos hermanos encontraron una estatua de Kannon en el río Sumida y luego la consagraron en un templo para que todos los pobladores pudieran rendirle culto. A lo largo de los años, alrededor del templo se anexaron otras edificaciones que son las que se aprecian actualmente; las construcciones resguardan la originalidad de la cultura en Japón.

¿Cómo se puede acceder a este lugar? Desde la estación del metro de Asakusa, aunque también se puede llegar en auto particular (no hay estacionamientos cerca) y taxi (opción menos recomendada por el costo elevado de este transporte).

Una caminata

A nuestra llegada al barrio de Asakusa nos encontramos con la puerta principal del templo denominada Kaminarimon. Esta tiene una lámpara gigante y cuatro estatuas de dioses de la mitología budista. Datos históricos precisan que data de 1635.

Siguiendo con nuestro recorrido, nos encontramos con la calle Nakamise, aquí se ubican más de 75 comercios, algunos cerrados por la pandemia, donde venden souvenirs, kimonos, estatuas japonesas y otros artículos artesanales. Los precios son variados.

Un aspecto que resaltar es que las tiendas tienen una fachada pintoresca, y una vez cerradas se puede apreciar en sus puertas pinturas que tienen plasmados mensajes de la cultura nipona.

Una vez llegamos al final de la calle Nakamise, nos encontramos con la segunda puerta del templo nombrada Hozomon, que tiene también dos estatuas que representan las figuras de los guardianes.

Unos pasos más adelante están ubicadas otras tiendas que se especializan en la venta de amuletos. Algo que nos pareció curioso fue que en medio de estos comercios hay una estructura, donde las personas compran y encienden inciensos, los entierran en cenizas y luego se ventila el humo a su alrededor “para despojarse de las malas vibras”; esta práctica es muy común entre los visitantes.

Por fin contemplamos el salón principal del templo, aquí algunas japonesas van vestidas con kimonos para rendir tributo a su cultura. En la entrada se puede apreciar una enorme lámpara en color rojo, que en la parte inferior tiene grabada la figura de un dragón.

Una vez dentro se aprecia una réplica de Kannon, resguardada por una rejilla de metal y una vitrina. Aquí no se permite fotografiar el interior, el altar resalta por el color dorado en cada rincón.

En cuanto a la práctica que realizan los creyentes para acceder al centro principal, los asistentes van en grupo o solos, hacen una fila, luego se aproximan al altar, hacen una reverencia, lanzan monedas, aplauden dos veces, luego hacen otra reverencia, piden a la deidad, aplauden nuevamente y se retiran del lugar.

Tras apreciar este culto, nos dirigimos a la estatua budista que está a un costado del templo principal para fotografiarla.

Posteriormente nos fuimos al santuario Asakusa que es sintoísta y está dedicado a los pescadores que encontraron la estatua de Kannon.

En el camino se puede apreciar un amplio jardín y un pequeño estanque con peces koi y un puente que fue construido aproximadamente en 1618.

También nos acercamos al salón Yogodo, donde tampoco es permitido fotografiar el interior, algunas personas compran diarios y dejan escritos sus deseos a las deidades de los ocho budas que están dentro del lugar.

El templo Sensoji de Asakusa es muy amplio, es recomendable asistir temprano para completar todo el recorrido a otros espacios dentro del perímetro, como el templo Denboin, el salón Komagatado, el salón Chingodo, el salón Awashima-do, el salón Yakushido y el salón Zenizuka Jizo-do.

Las visitas son permitidas a partir de las 6:00 a.m. hasta las 5:00 p.m., y la entrada es gratuita.

Hacia el santuario Meiji

El santuario Meiji, a diferencia del templo Sensoji de Asakusa, está dedicado a los espíritus del emperador Meiji, su consorte y la emperatriz Shoken (fallecidos). Es uno de los santuarios más populares de Japón. Se encuentra ubicado en Shibuya, Tokio. Fue consagrado en 1920 y los terrenos se terminaron oficialmente en 1926.

Una forma fácil de acceder es a través de la estación Harajuku, en autobús, auto particular o en taxi.

En la entrada se puede apreciar un portal denominado Torii, con una estructura hecha en talla de cedro, con 110 metros de altura; a la izquierda se ubica una estantería con panfletos (gratuitos) que tienen en su interior un mapa y datos históricos.

Antes de llegar al santuario Meiji, se debe atravesar el parque Yoyogi que cuenta con una extensión boscosa de más de 50,000 árboles.

Previo al ingreso, los visitantes hacen una reverencia y continúan su camino. A medida que se avanza, poco a poco se deja atrás el bullicio de la ciudad, pronto los viajeros se sumergen en los sonidos de la naturaleza. El camino está separado por piedras y en los costados hay aceras con dirección hacia la entrada y la salida.

El ambiente es sereno y se respira aire puro. Aquí se recorren aproximadamente diez minutos hasta llegar al museo de Meiji Jingu, que fue inaugurado en 2019. En este espacio se exhiben tesoros y pertenencias personales del emperador, de la emperatriz, y el carruaje que montó el emperador para la declaración formal de la Constitución Meiji en 1889. Para entrar al museo se paga, pero cuando llegamos estaba cerrado.

La travesía por el bosque es larga, por eso tienen ubicado más adelante un restaurante para que los caminantes hagan un receso y también hay una tienda de souvenirs.

Más adelante a lo largo del sendero, hay un mural con mensajes de la cultura japonesa en barriles de sake donados al santuario Meiji y otras estructuras altas hechas en talla de cedro.

Tras caminar alrededor de siete minutos, llegamos por fin a los terrenos del santuario: el patio interior es amplio, algunas personas llegan solo para descansar en las bancas alrededor de este y meditar. También en este santuario se llevan a cabo grandes bodas.

Por otro lado, se ubican dos árboles que tienen cientos de años, ambos están unidos con una cuerda y representan una historia acerca del poder del amor y la unión.

A un costado del patio y alrededor de un árbol, hay un mural que tiene mensajes escritos en trozos de madera que son colgados en ese muro. Hay peticiones en japonés y otras en inglés. Algunas de ellas pedían por la paz del mundo, por conseguir pareja y otra que llamó nuestra atención fue una escrita por un niño con dibujos que pedía que se acabara la pandemia.

De igual manera, nos aproximamos al altar, donde no se permite tomar fotografías; luego fuimos a un pequeño espacio donde están grabados en las paredes datos históricos del santuario y ojeamos las tiendas de amuletos.

El horario de apertura de este lugar magnífico es a partir de las 5:20 a.m. hasta las 5:20 p.m. La entrada es gratuita.

Al finalizar estas dos visitas por el santuario y el templo podemos asegurar que la riqueza de Japón no solo reposa en su gastronomía, sino también en su cultura e historia. Trasladarse al otro lado del mundo para hacer este recorrido, bien merece la pena.

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