El pañuelo de seda azerbaiyano, una tradición a la moda

Actualizado
  • 24/05/2018 02:01
Creado
  • 24/05/2018 02:01
Según Mikailzadé, el pañuelo produce un placer estético al incluir en su diseño elementos ornamentales azerbaiyanos

El pañuelo de seda kelagayi , prenda tradicional de las mujeres azerbaiyanas, más allá de un accesorio de moda, es una de las señas de identidad nacional, reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

‘El kelagayi es una obra artesanal única. En primer lugar, la distinguen los materiales de su confección, las distintas variedades de seda fina', cuenta a Efe el pintor, tapicero y experto en arte aze rbaiyano Eldar Mikailzadé.

Según Mikailzadé, el pañuelo produce un placer estético al incluir en su diseño elementos ornamentales azerbaiyanos como la ‘buta' (lágrima curvada), pájaros o flores. ‘Todas las regiones del país tienen sus variantes singulares del kelagayi ', agrega el experto. Se trata de un complemento clave en el armario de las azerbaiyanas y una prenda que cobra cada vez más popularidad entre las turistas que visitan este país de mayoría musulmana, bañado por el mar Caspio.

‘El kelagayi , a diferencia de otros tocados, le sienta bien a todas las mujeres, por eso es muy solicitado por las turistas', asegura. Además, los pañuelos de seda azerbaiyanos tienen también un valor práctico, porque sirven para proteger tanto del frío como del calor, como para abrigar la cabeza, dependiendo de la temporada.

Mientras, como la seda se caracteriza por ser un material duradero, las dueñas del accesorio, que combina tradición con la moda, podrán presumir de él durante mucho tiempo, subraya el experto. Los hay de distintos colores. Las mujeres mayores llevan un kelagayi negro en señal de luto, mientras que en la vida diaria suelen cubrirse la cabeza con un pañuelo blanco. En las bodas tradicionales, la novia se cubre con un kelagayi rojo; pero entre las jóvenes azerbaiyanas también son muy populares los de tonos azul, púrpura o verde. Inicialmente los pañuelos azerbaiyanos tenían una forma cuadrada, y un tamaño de 150 por 150 centímetros, aunque en la actualidad esas reglas ya no se aplican con tanto rigor.

En el montañoso pueblo de Basgal, a 150 kilómetros al noroeste de Bakú, se sitúa uno de los centros de fabricación de los kelagayi. El artesano Abbasalí Talíbov, de Basgal, que heredó de su padre y su abuelo la técnica de la fabricación del kelagayi , la traspasa ahora a su hijo de 16 años. Talíbov cuenta a Efe que para decorar un pañuelo, con un molde especial se imprime en cera el dibujo sobre la seda y el kelagayi se tiñe del color principal. Luego la cera se quita y, si queremos, dejamos el dibujo en blanco o lo pintamos en tonos más pálidos que el color principal', explica.

Este artesano puede confeccionar unos 15 pañuelos en una jornada, dependiendo de la demanda. Algunos de los moldes de acero y de madera se conservan desde tiempos inmemoriales y todos guardan un mensaje especial. Por ejemplo, la gran ‘buta' simboliza el Sol y el cumplimiento de los deseos, y la doble ‘buta', el amor y la fidelidad.

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