La vida detrás de una hoja de un bosque tropical

Actualizado
  • 24/06/2018 02:00
Creado
  • 24/06/2018 02:00
Científicos intentan descifrar el enigma que cubre las hojas de los bosques de Barro Colorado. Estudian las comunidades de organismos que habitan en las hojas y el papel que cumplen en el medio ambiente

Un mundo desconocido para muchos lo albergan las hojas de los bosques tropicales.

Las superficies de las hojas de un bosque tropical te permite ver todo un paisaje. Pero, si tomas una lupa ese mundo se transforma en otro completamente diferente con estructuras y texturas únicas, dice Anna Mežaka, investigadora de la Universidad de Marburg (UMR), Alemania, que está realizando un proyecto denominado ‘La vida en una hoja'.

El estudio científico financiado por el programa Marie Sklodowska - Curie Global Fellowship de la Unión Europea busca determinar las interaciones entre especies y dinámicas comunitarias que se dan en una hoja. El estudio científico cuenta con la colaboración de la doctora Noris Salazar Allen (STRI) y el doctor Maaike Bader (UMR).

‘Estamos estudiando epifilos, pequeños organismos como líquenes, briófitos, algas y hongos, que viven en las superficies de hojas de árboles y arbustos', dijo Anna Mežaka, en una información publicada en el sitio web del Instituto de Investigaciones Científicas Smithsonian (STRI, por sus siglas en inglés).

Según la científica, estos organismos son pocos estudiados, pero cumplen un papel importante en el medio ambiente. ‘Estos organismos se pasan por alto en la mayoría de los estudios ecológicos porque son pequeños y difíciles de identificar. A pesar de eso, atrapan agua, afectando el ciclo de esta, y regulan el ciclo de nutrientes en los bosques tropicales, además de proporcionar refugio y alimento para animales muy pequeños y microorganismos', dijo Anna Mežaka.

‘Las comunidades de epifilos tienen que desarrollarse rápidamente, debido a la corta vida útil de una hoja, lo que las convierte en modelos prácticos para estudios ecológicos sobre procesos dinámicos', añadió la investigadora.

El equipo está particularmente interesado en determinar, ¿cómo las comunidades epifílicas cambian a través del tiempo? y ¿cómo estos procesos sucesionales dependen del medio ambiente?

El trabajo de campo se desarrolla en la estación científica del STRI de la isla de Barro Colorado, localizada en el lago Gatún del Canal de Panamá. Es un área protegida dedicado al estudio de los bosques tropicales .

Mežaka explicó que están recolectando datos sobre estos organismos y su entorno en la reserva. El próximo paso es el análisis de estos datos para comprender cómo cambian las comunidades epifílicas a medida que las hojas envejecen.

El equipo analizará la dinámica de las plantas a través de hojas monitoreadas. También se busca el mejor modelo teórico para explicar cómo la comunidad de epífilas cambia con el tiempo. Finalmente determinarán si estas especies son un buen modelo para entender comunidades de plantas más grandes.

Como parte del componente de extensión del proyecto, Anna Mežaka también compartió su conocimiento sobre epifilos con varios grupos de turistas de diferentes países y con estudiantes de la Universidad de Panamá que visitaron la isla.

Como dijo un turista después de ver las epifilas a través de una lente de mano: ‘He vivido durante muchos años y viajado por todo el mundo y nunca imaginé que todos estos maravillosos organismos existen en una sola hoja'.

Barro Colorado, más de un siglo de ciencia

Hace ciento ocho años, los primeros científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por su sigla en inglés) llegaron al Istmo para realizar un inventario sobre la flora y la fauna de la entonces Zona del Canal.

La isla de Barro Colorado, con una superficie de 1,500 hectáreas, fue una de las áreas exploradas. Y es que en las entrañas de este bosque se halla una riqueza natural única, según las investigaciones científicas del STRI. Esta es una de las razones que motivó a James Zetek, un científico que llegó al Istmo para estudiar el mosquito que transmite la fiebre amarilla, a proponer la isla como reserva de investigaciones biológicas.

El gobernador de las áreas del Canal, Jay Morow, la declaró área protegida y así nació en el año 1923 la primera reserva natural del continente americano: Barro Colorado.

Hoy en día, la isla, que emergió tras la anegación del valle del Chagres para la creación del lago Gatún, sigue siendo un laboratorio natural que ofrece a los más de 400 científicos que la visitan anualmente la oportunidad de enriquecer sus conocimientos sobre la fauna y la flora de los trópicos.

La reserva, que tiene instalaciones para hospedar y alimentar a los investigadores, fue el primer lugar en América Latina dedicado al estudio de la biología tropical.

Allí siguen llegando científicos de todas partes del mundo para estudiar el comportamiento animal, realizar experimentos de plantas, monitorear los cambios en el clima y redescubrir la diversidad de los trópicos, considerada la más rica del planeta.

El monumento natural, que abarca las penínsulas Valiente, Peña Blanca, Frijoles, Buena Vista y la isla de Barro Colorado, se ha convertido en el espacio de bosques húmedos tropicales con mayor historia de investigación en el mundo.

Y no es para menos. Allí se esconde una riqueza natural a la que los científicos no pueden resistir la tentación de investigar. Y para muestra, un botón: hay más especies de árboles que en toda Europa; cerca de 1,369 plantas distintas. Además, existen 384 especies de aves, 35 de anfibios, 110 de mamíferos, 200 de hormigas, 300 de mariposas, mil de chinches, 71 de reptiles y decenas de miles de insectos.

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