Cazadores nocturnos

Actualizado
  • 30/10/2019 00:00
Creado
  • 30/10/2019 00:00
Los murciélagos usan información privada y social mientras atacan a sus presas

En la lucha entre depredadores y presas, cada uno desarrolla formas cada vez más sofisticadas de atrapar o escapar del otro. Los murciélagos han desarrollado diferentes habilidades para cazar presas y sobrevivir en su entorno natural.

Rachel Page, científica del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, y Ximena Bernal, profesora asociada de la Universidad de Purdue (Estados Unidos), revisan en Functional Ecology cómo los murciélagos usan información privada y social para atacar a sus presas. “Los murciélagos son un grupo emocionante para estudiar porque han desarrollado diferentes estrategias de caza”, comentó Page.

“En esta revisión, analizamos ampliamente a los murciélagos de todo el mundo para investigar los patrones y procesos subyacentes a las adaptaciones sensoriales y cognitivas que los mamíferos han desarrollado para cazar con éxito a sus presas”.

Los que cazan en espacios abiertos, muy por encima del bosque o sobre el agua, dependen de sus sistemas de ecolocalización, una habilidad que permite calcular la distancia en la que se encuentran las presas mediante la emisión de sonidos.

Cuando reciben un eco de una presa, a medida que avanzan para cazar, producen señales cada vez más frecuentes, produciendo lo que se conoce como un “zumbido de alimentación”, hasta finalmente atrapar a la presa.

Por el contrario, los murciélagos que cazan en espacios más cerrados y abarrotados a menudo no pueden usar la ecolocalización. Para estos mamíferos, los ecos que rebotan en la vegetación son muy difíciles de distinguir de los de la presa. Así que tienen que valerse de su propia capacidad para escuchar los sonidos emitidos por ellas. Otros murciélagos usan el olfato para localizarlas en la hojarasca. Estos son los de Nueva Zelanda, que se pasan hasta el 40% del tiempo cazando en el suelo del bosque escuchando los movimientos y usan su olfato para detectar la presencia de la presa.

Los vampiros pueden reconocer los sonidos de la respiración de un individuo específico, volviendo a alimentarse de la misma sangre noche tras noche.

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Mientras que los murciélagos de orejas largas que habitan en el desierto escuchan los sonidos que hacen los escorpiones mientras se mueven en el entorno, y usan estos sonidos para identificar a sus presas.

“La búsqueda de presas requiere mucho tiempo y energía, pero una de las cosas sorprendentes que hacen estos mamíferos para minimizar el esfuerzo de búsqueda es espiarlas mientras se comunican, y también espiar a otros murciélagos para descubrir dónde están atrapando sus presas” , comentó Bernal.

Cuando los machos de rana túngara hacen sus llamados, con la esperanza de atraer una compañera, los murciélagos de labios con flecos los perciben como un llamado a comer.

Los saltamontes también emiten llamados para atraer compañeros. Así mismo diferentes especies de murciélagos responden a los llamados de saltamontes, dividiendo la comida disponible. Y al igual que las ranas, algunas polillas también forman grupos de machos cantantes para atraer a las hembras, y terminan atrayendo murciélagos al mismo tiempo.

Los murciélagos observan a otros mientras cazan, prestando especial atención a los lugares donde estos producen zumbidos de alimentación, lo que indica abundantes parches de presas.

Los mamíferos tienden a tener habilidades auditivas que coinciden con sus estrategias de caza.

Los que dependen exclusivamente de la ecolocalización para encontrar comida tienden a emitir llamados fuertes y de gran alcance y tienen oídos más pequeños, mientras que los murciélagos espigadores tienen orejas grandes, audición de baja frecuencia y producen sonidos más silenciosos.

No importa qué estrategia de caza utilicen o dónde lo hagan, los murciélagos parecen ser expertos en aprender unos de otros. No solo aprenden de sus propias especies, sino que también de otras especies.

“A pesar de que los murciélagos son un grupo excelente para aprender sobre las adaptaciones sensoriales de los depredadores, la gran mayoría de ellos están poco estudiados", comentó Bernal. “Quizás más investigaciones nos ayudarán a comprender cómo evolucionaron sus estrategias de depredación. Estas son las preguntas que impulsarán a las nuevas generaciones de estudiantes a seguir buscando respuestas”.

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