Eficiencia energética, indispensable para el desarrollo sostenible

Actualizado
  • 10/03/2021 00:00
Creado
  • 10/03/2021 00:00
El transporte es la principal fuente de emisión de gases, por lo que incorporar medidas de movilidad amigables con el medio ambiente es crucial, dicen expertos
El costo de la energía es importante al evaluar las inversiones en materia de eficiencia energética y el retorno de estas.

Aunque el mundo enfrenta hoy una de las crisis más retadoras a nivel económico y sanitario a causa de la pandemia por la covid-19, no se puede negar que el cambio climático también representa un gran desafío para la humanidad y el planeta. Con el fin de neutralizar el calentamiento global y la emisión de gases de efecto invernadero, la energía debe generarse de forma amigable con el medio ambiente (eficiencia energética) y con el clima. Pero, ¿qué impacto causaría la eficiencia energética frente al cambio climático?

Juan M. Lucero, ingeniero y miembro de Future Energy Leaders (FEL's), comentó a La Estrella de Panamá que el consumo de energía es la principal fuente de emisión de gases de efecto invernadero (GEI), por lo que implementar medidas de eficiencia energética es una de las formas más efectivas de reducir estos gases.

La eficiencia energética, la cual tiene como objetivo reducir el consumo de energía, “aplica no solamente al uso de electricidad, también al uso de combustibles para transporte y para cocinar. El transporte es dentro del sector energía, la principal fuente de emisión, por lo que incorporar medidas de movilidad sostenibles es crucial para reducirla”, destacó Lucero.

Según el ingeniero, entre las estrategias para que un país contribuya con una eficiencia energética sostenible es primordial promover las empresas de servicios energéticos (Escos, por sus siglas en inglés), ya que ayudan a las personas y compañías a evaluar el potencial de ahorro, identificar las tecnologías adecuadas a sus necesidades e incluso facilitan el financiamiento de las medidas de eficiencia energética.

A su vez, Lucero resaltó que lo otro importante es evitar subsidios (salvo los absolutamente necesarios para temas sociales a familias de muy bajos recursos) para prevenir distorsiones que llevan a pensar “si la energía no cuesta mucho, ¿para qué invertir en eficiencia?”.

“El costo de la energía es de suma importancia al momento de evaluar las inversiones en eficiencia energética y el retorno de estas; en lugar de subsidiar el consumo de energía, se debe promover y apoyar con líneas de financiamiento preferencial as inversiones en eficiencia”, dijo.

El ingeniero reconoció que es importante la promoción y divulgación de medidas de eficiencia energética. Además, las personas compran equipos basados en el costo inicial, sin entender el costo mensual por la ineficiencia en equipos con vida útil de cinco a 10 años o más.

Milena Santos, directora de Mercadeo Estratégico y Producto Unitario de Daikin, aseguró que el consumo residencial representa un tercio del consumo eléctrico en América Latina y ha aumentado en un 20% debido al confinamiento. “La mayor parte de esa energía se gasta en servicios básicos como calefacción, aire acondicionado e iluminación. Frente a esta realidad, la búsqueda de la eficiencia energética sigue siendo el camino por recorrer”, reconoció.

“Cuando los hogares podrían estar consumiendo menos energía para satisfacer las mismas necesidades o acceder al mismo nivel de bienestar derivado del consumo de energía, se dice que están en una situación de ineficiencia energética. Es decir, que el consumo del hogar es demasiado alto respecto a una situación eficiente. Tras conmemorar el Día Mundial de la Eficiencia Energética (5 de marzo), repasamos algunos de los pasos que debemos seguir en la búsqueda de una mejor eficiencia en nuestro hogar”, subrayó Santos.

Las normativas

En cuanto a las leyes de energía sostenible establecidas en el país y hasta dónde se han llevado a cabo, Lucero mencionó la Ley 69 del 12 de octubre de 2012 o Ley de Uso Racional y Eficiencia de la Energía (UREE), el principal instrumento sobre eficiencia energética, que fue reglamentado en 2013 por el Decreto Ejecutivo 398 de dicho año. Adicionalmente, la Ley 37 de 2013 otorga incentivos a las instalaciones solares (esto incluiría la instalación de calentadores de agua solares, que reducen el consumo de gas o electricidad para calentar agua).

Lucero explicó que la ley UREE establece mandatos para: crear índices y etiquetado de eficiencia energética en equipos y fue a partir de 2020 que se implementaron los primeros seis.

Esta ley también propone crear códigos y normativas para eficiencia en edificaciones; en 2019 se publicó el Reglamento de Edificación Sostenible. Además de reconocer (otorgar distinciones) los esfuerzos en eficiencia energética de empresas (comerciales e industriales) y otras entidades (educativas, de gobierno), desde 2012 a la fecha se han llevado a cabo dos premiaciones (la última en 2018).

“Esta Ley permite incorporar en el sistema educativo el tema de eficiencia energética. Todas las entidades de gobierno deberán contar con un administrador energético y un comité de energía para establecer planes de eficiencia energética y ayudar a las entidades a ser más eficientes (para las entidades pequeñas se indica que podrán agruparse para que no sea excesivamente costoso este programa)”, detalló Lucero.

En ese sentido, Santos agregó que alrededor del 60% de los lugares que se urbanizarán en el país para 2030 aún están por construirse, por lo que “todavía tenemos la oportunidad de hacer mucho”.

Es el propio ciudadano el que empieza a tener voz y voto respecto a los nuevos edificios inteligentes que tienen que fabricarse en nuestras ciudades. Por tanto, “es importante exigir y optar por la opción de diseñar, construir y mantener sistemas modernos que satisfagan las necesidades más básicas de todos los ciudadanos; infraestructuras modernas y eficientes en el uso de recursos basada en fuentes de energía renovables y una economía circular de materiales”.

Pero la labor más importante es la de ser capaz de observar con una mirada crítica y estar dispuestos a hacer cosas que puedan generar un cambio. “Observa tu propio barrio o ciudad y piensa en qué no funciona y lo que debería mejorar. Las opciones son infinitas y cada paso, por ínfimo que parezca, puede ayudar a conseguir ciudades más sostenibles”.

El parque eólico de Penonomé, en Coclé, es un ejemplo de energía renovable.
Medidas eficientes

En cuanto a las medidas energéticas, estas incluyen el uso de medios de transporte no motorizado (caminar cuando es posible, usar bicicletas). “Esto requiere inversiones en infraestructura que facilite este tipo de movilidad”, explicó Lucero.

Así como también el uso de medios de transporte masivo (aunque en pandemia no es lo más recomendado), utilizando el Metro y buses para movilizarse (sobre todo dentro de las ciudades altamente congestionadas).

Así como también el uso de vehículos eléctricos, ya que estos reducen significativamente las emisiones, y las emisiones que se provocan para generar la electricidad son mucho menores y pueden ser suplidas por fuentes renovables. “Hay que entender que en orden de prioridad las dos primeras opciones son más eficientes”, remarcó.

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