El cambio climático y sus efectos en el ambiente marino costero

Actualizado
  • 06/10/2022 00:00
Creado
  • 06/10/2022 00:00
De acuerdo con los expertos, el clima que experimentemos a lo largo de este siglo dependerá de las decisiones que tomemos ahora. Porque es una realidad que los efectos del cambio climático están aumentando sobre el planeta
Los manglares ayudan a aglutinar y formar los suelos, reducir la velocidad de los flujos de agua y fomentar los depósitos de sedimentos que aminoran la erosión costera.

En esta segunda entrega sobre los medios de comunicación frente a la crisis climática, una actividad organizada por el colectivo Ya es Ya junto a la Fundación Balu Uala, para reforzar los conocimientos de los comunicadores sociales y periodistas, una iniciativa en la que participó el equipo de La Estrella de Panamá, se habló sobre los efectos del cambio climático en los manglares, la crisis de las civilizaciones.

En ese sentido, Omar López Alfano, secretario técnico del Sistema Nacional de Investigación (SNI) adjunto a la Senacyt, quien explicó el tema: 'Desarrollo urbano y vulnerabilidad climática: manglares de la ciudad de Panamá', detalló que uno de los objetivos es concienciar acerca de la necesidad de urgencia sobre los problemas climáticos que ya estamos confrontando y que indudablemente se harán mucho más agresivos en el futuro.

Resaltó que este trabajo ha sido muy interesante desde el punto de vista de colaboración interinstitucional en Panamá. “Se trata de un proyecto que ha sido apoyado por la Senacyt y manejado por el Centro nacional de Metrología de Panamá, así como también participaron investigadores del Instituto Smithsonian, Indicasat-AIP, quienes han colaborado con nosotros y también un grupo de ecólogos bajo el paraguas de Coleco.

Pero, ¿qué son los manglares? “Los manglares son ecosistemas costeros intermareales, es decir, aquellos bosques que están expuestos al va y ven, o, a las dinámicas de las mareas (alta y baja), pero generalmente los ecosistemas de manglar están dominados por especies arbóreas, lo que nosotros conocemos como mangle y se encuentran todos localizados en las zonas subtropicales del planeta”, detalló López.

Según estudios, el nivel medio del mar aumenta a una tasa que triplica los valores máximos observados en la historia reciente de nuestro planeta.

Añadió que los manglares están conformados por esas comunidades vegetales tolerantes a las condiciones de salinidad, inundaciones y suelos fangosos o sea, la deposición de sedimentos finos que llegan por la corriente de los ríos.

“Para los seres humanos los bosques de manglares deben ser muy importantes, porque proporcionan hábitat y refugio a una gran variedad de vida silvestre, como aves, peces, invertebrados, mamíferos y plantas”, señaló.

Los hábitats estuarinos (son un tipo de ecosistema que se forma con la mezcla del agua dulce que procede de los ríos y el agua salada del mar) con costas de manglares y raíces de árboles. Suelen ser un importante territorio de desove y cría para especies marinas juveniles, como camarones, cangrejos, y muchas especies de pesca deportiva y comercial, como la gallineta, el robalo y los tarpones.

Otro dato importante es que las ramas de los manglares actúan como criaderos de aves y zonas de anidación para aves zancudas costeras, como la garza, el cormorán y la espátula rosada. En algunas zonas, las raíces de los manglares rojos son ideales para las ostras, que pueden adherirse a la parte de las raíces que cuelgan en el agua.

Especies en peligro de extinción, como el pez sierra de diente pequeño, el manatí, la tortuga marina carey, dependen de este hábitat durante alguna etapa de su ciclo vital.

“Sin embargo, muchos de estos árboles o ecosistemas son usados como leña para crear carbón para barbacoa y en su gran mayoría viene de la bahía de Chame, algo muy lamentable porque la idea es que estos ecosistemas perduren ya que ayudan a evitar sequías, inundaciones y son los mayores reservorios de dióxido de carbono”, mencionó López.

El experto puntualizó que la creación de los llamados espejismos ecológicos (urbanismo) no necesariamente garantiza el establecimiento de manglares con capacidad de captar carbono y enfrentar condiciones de sequía, en particular los años del fenómeno de El niño.

“La adaptabilidad de los manglares al cambio climático no solo dependerá de la intensidad y frecuencia de eventos extremos, ya que se requiere de un sistema de monitoreo costero-litoral que ayude a determinar la pérdida de manglar por erosión y sedimentación”, dijo.

“Hay que repensar el modelo de desarrollo y de la ciudad, si se está contemplando una ciudad con ecosistemas funcionales y una costa para manglares que brinde servicios ecosistémicos”, subrayó.

En tanto, Flavia Broffoni, especialista en relaciones internacionales, política ambiental y desarrollo regenerativo, quien habló de 'Instituciones y crisis civilizatoria', mencionó que estamos en un punto de colapso sistemático de esta forma de organizarnos desde principios de siglo XXI.

“El colapso de esta civilización, es decir, la disrupción de todas las cadenas de abastecimiento y de organización política y social se dará en el paso de nuestras vidas. De hecho, la crisis ecológica según comentó que hemos degradado el 75% de los ambientes terrestres, perdimos el 85% de los humedales y el 66% de los océanos registra un impacto acumulativo y creciente del cambio climático en todos los ecosistemas marinos, y alrededor de un millón de especies podrían desaparecer en las próximas décadas”, matizó.

Según Broffoni, este número se ha acelerado fuertemente en estos dos años a partir de los incendios forestales masivos que ocurren en el mundo, especifiamente en la región, Brasil, Ecuador, Argentina. De hecho, el mayor peligro que enfrenta Panamá con el aumento de la temperatura global es la expansión de los incendios forestales, siendo Panamá un país que tiene acumulado el 50% de deforestación desde el año 1950.

Añadió que si las tendencias actuales respecto a los efectos del cambio climático se mantienen, la masa antropogénica triplicará la biomasa mundial para 2040. Igualmente en los próximos 10 años “obtendremos tantos desperdicios como los alcanzados en los últimos 110 años juntos”.

“La mayor parte de lo que tenemos ahora se ha construido desde la década de 1960 y está llegando al final de su vida útil”, sustentó Broffoni.

Paola Arias, climatóloga y profesora de la Escuela Ambiental de la Universidad de Antioquia (Colombia), durante la ponencia '¿Qué está pasando en el sistema climático terrestre?', reconoció que es 'indiscutible que las actividades humanas están causando el cambio climático, haciendo que los eventos climáticos extremos, como olas de calor, lluvias torrenciales y sequías sean más frecuentes y severos.

Lo que está pasando con esa quema de combustibles fósiles y uso de suelo es que está aumentando una cantidad de gases en la atmósfera que se llaman de efecto invernadero, el cual nos ha generado no solo que el planeta se caliente, sino que también todos los extremos se intensifiquen, por ejemplo lluvias torrenciales y los demás efectos en mención.

“En ese orden de ideas, este reporte lo que nos dice es que todos esos extremos se están aumentando en el planeta. Entonces, si queremos limitar el calentamiento global como lo explica el Acuerdo de París, son necesarias reducciones fuertes, rápidas y sostenidas de CO2, metano y otros gases de efecto invernadero”, destacó la experta.

“El clima que vayamos experimentado a lo largo de este siglo dependerá de las decisiones que tomemos ahora”, puntualizó.

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