El hábitat de seres malignos

Actualizado
  • 07/07/2014 02:00
Creado
  • 07/07/2014 02:00
Se alojan en algunos alimentos, pero se reproducen dentro del organismo. Estos entes pueden causar la muerte de los humanos

Todo inicia en las grandes plantaciones de vegetales y verduras en el interior del país. Allí, sin notarlo el agricultor, están creciendo en el interior de sus cultivos diminutos parásitos que se alimentan de los nutrientes que contiene el rubro.

Protocolos sanitarios exigidos por el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA) obligan al productor a regar de forma especial sus productos, matando así gran parte de los parásitos que se encuentran en ellos, sin embargo muchos han resistido a la fumigación y en algunas semanas serán servidos en algún plato de comida en la ciudad capital.

Éste es un escenario un poco duro, pero nada de ello es ficción. Ese es el inicio de un largo calvario de enfermedades, que son producidas por los parásitos que habitan en los productos consumidos a diario por millones de personas.

La Entoamoeba, el Toxoplasma y el Ascaris son los tres principales parásitos, de los cuales se tiene registro en Panamá, transmitidos por los alimentos.

El año pasado, estos tres parásitos atacaron a un aproximado de tres mil 200 personas en todo el país, las autoridades sanitarias no tiene una cifra exacta de las muertes que pudieron haber causado estas infecciones, pero una cifra que no ha podido llevarse a cero. Luego de varios años de combate es un evento que preocupa a los expertos, principalmente porque el hábitat de estos peligrosos parásitos inicia en los alimentos y termina en el cuerpo humano.

‘Es importante la higiene, debemos acostumbrarnos a lavar bien los vegetales antes de consumirlos, en especial aquellos que no son cocinados’, indica la epidemióloga de la Caja de Seguro Social de Panamá, Gladys Guerrero.

Según ha explicado la especialista, parásitos como Entamoeba y Ascaris habitan inicialmente en productos frescos, entre los que figuran las frutas y los vegetales, productos que muchas veces son consumidos sin un protocolo de higiene previa.

Por otro lado, el Toxoplasma habita en la carnes de res y de cerdo, por lo que al no cocinar estas carnes de manera adecuada no se estaría matando al parásito y el comensal le estaría dando un pasaporte directo para que resida dentro de su cuerpo.

‘Lo peligroso del parásito no es que entre al cuerpo, sino hacia dónde emigraron, muchos de ellos viajan hasta el corazón, cerebro o intestino; causando graves daños’, señala Guerrero.

Por lo general, los síntomas que anuncian la presencia de un parásito en el cuerpo son confundidos con signos similares a las enfermedades comunes: dolor de cabeza, diarrea o estreñimiento, por lo que hace que el médico analice, detalladamente, múltiples eventos para determinar lo que realmente tiene el paciente.

‘Es muy difícil saber pronto si se trata de un parásito o no. Para eso necesitamos tiempo de estudios clínicos’, señala el médico general Humberto Guerra.

Sin embargo mientras esos resultados son entregados, el parásito alojado en el cuerpo no dará tregua y continuará. Será capaz de robarle al humano los nutrientes para poder vivir.

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