Trastorno depresivo, un padecimiento silencioso y persistente

Actualizado
  • 23/07/2019 02:00
Creado
  • 23/07/2019 02:00
Según un informe de la Organización Panamericana de la Salud en 2017, el número de personas con depresión aumentó en 18.4% en una década. 

Para 2017 y 2018, las dos principales causas de morbilidad atendidas en instalaciones del Ministerio de Salud (Minsa) fueron los trastornos de ansiedad y los episodios depresivos, así lo confirman datos suministrados a este medio por la Dirección de Planificación del Departamento de Registros y Estadísticas de Salud del Minsa.

A este respecto, en 2018 se registraron 6,538 casos de trastorno de ansiedad no especificado y 2,038 episodios depresivos no especificados.

Y es que la situación de la salud mental siempre ha sido tema de discusión. Entidades internacionales como la Organización Panamericana de la Salud (OPS), a través del informe ‘Depresión y otros trastornos mentales comunes' (2017), dibujan el escenario de este padecimiento dando muestra de las estimaciones sanitarias mundiales y ubicándolo como el principal factor que contribuye a las defunciones por suicidio.

Juana Herrera, presidenta del Instituto Nacional de Salud Mental (Insam), explica que aunque el trastorno depresivo no ocupa el primer lugar en los diagnósticos de pacientes hospitalizados, es una condición muy frecuente, según los registros de atención primaria —centros de salud— y los de los hospitales generales que cuentan con el servicio de psiquiatría en Panamá. ‘En los hospitales generales como la Caja de Seguro Social (CSS) y el Santo Tomás, que no son especializados, las consultas por cuadros depresivos y de ansiedad son más frecuentes', afirma.

Los diagnósticos más comunes en el Insam corresponden a psicosis, que puede ser esquizofrenia o un trastorno afectivo bipolar, así como al trastorno mental y de comportamiento por el consumo de sustancias psicoactivas. ‘Tenemos un aumento de casos de deseos y conducta suicida, pero no logra desplazar a las anteriores porque básicamente la gente llega a los cuartos de urgencia en hospitales generales reportando un accidente o haber ingerido algo indebido y no han roto el estigma alrededor del suicidio'.

‘Muchas personas buscan atención médica por un resfriado, dolor de cabeza, hipertensión, con una demanda continua por enfermedades físicas, pero en el fondo hay un cuadro depresivo', manifiesta.

Generalmente los pacientes reportan enfermedades somáticas tras las cuales hay un cuadro depresivo, que no ha sido diagnosticado. ‘A los hombres les cuesta mucho más aceptar que tienen una tristeza profunda o que no tienen ánimo porque sienten que esto puede ser percibido como debilidad. Así que usualmente no buscan ayuda por este patrón, sino por otros indicadores que pueden ser secundarios a un cuadro depresivo', expone.

La doctora Herrera recuerda que la depresión es uno de los trastornos que produce mayor discapacidad en el área laboral y escolar cuando no se detecta. El mayor paradigma de hoy día es que ‘el individuo cree que al aceptar que padece trastorno depresivo, es débil o está loco si acude a un psicólogo o psiquiatra'.

Según la clasificación internacional de enfermedades, la depresión se clasifica como leve, moderada o grave. Esta última puede resultar en síntomas psicóticos como alucinaciones, ideas de referencia y creer que todos en el entorno quieren hacer daño, lo que debe ser atendido como una urgencia, mientras que el trastorno depresivo leve puede ser manejado con psicoterapia y sin medicación. Si el cuadro compromete las responsabilidades laborales, las relaciones personales y ocasiona trastorno del sueño, el paciente debe ser atendido.

‘Por ello vemos suicidios y hospitalizaciones. El estrés y otras circunstancias han intensificado los trastornos psicológicos que llevan a estados depresivos, muchas veces graves',

YASMICELIS GONZÁLEZ

PSICÓLOGA CLÍNICA

‘Un paciente con depresión no desea levantarse ni molestar a nadie, siente que le resta tiempo y espacio a otros, que él no es importante y prefiere aislarse', comenta.

‘Tenemos que borrar esa palabra de nuestro diccionario. Este padecimiento es como una diabetes o una hipertensión o cualquier patología. Es una enfermedad frecuente que bien abordada permite volver a la normalidad con una vida feliz', acota.

El impacto social de la enfermedad se traduce en ‘la discapacidad que produce. Es el trastorno mental que genera la mayor cantidad de años perdidos en funcionamiento, porque la gente va a trabajar, pero no rinde igual'.

Ricardo Goti, jefe del Programa de Salud Mental del Minsa, coincide en que en las estadísticas de la entidad la depresión se mantiene entre las tres primeras causas de morbilidad en consulta en los servicios de salud mental.

‘Una depresión sin tratamiento reduce la capacidad de la persona para enfrentar las actividades de la vida diaria, la productividad laboral y académica se ve comprometida, se incrementa el riesgo de padecer otras enfermedades y puede haber riesgo de suicidio, por ello debe intervenirse a tiempo', subraya.

Escenario local Herrera puntualiza que actualmente desde la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá se trabaja la cátedra de Salud Mental y Psiquiatría. Siento que desde la década de los 90 se ha trabajado para eliminar el estigma de los trastornos mentales y promover los derechos de estos pacientes, lo que ha permitido que aumente el conocimiento y la disposición de nuestro personal de atención primaria. Sin embargo, debemos reforzar porque aún tenemos pérdida de vidas'. Al igual que para otras patologías, Panamá debe reforzar la dotación de medicamentos y ampliar la capacitación del recurso humano. ‘También requerimos reforzar los vínculos con los medios de comunicación para aclarar dudas, haciendo una sinergia', indica. ‘Tenemos servicios de salud mental en centros de salud y policentros; lo mismo sucede en las policlínicas de la CSS, donde también hacen un trabajo importante. El Minsa capacita a profesionales básicos, no especializados en salud mental, para atender padecimientos de alta prevalencia como la depresión', añade Goti. La Organización Mundial de la Salud (OMS) desarrolló como estrategia una guía de intervención denominada Mental Health Global Action Program (MHGAP), que busca proporcionar una guía a quienes no son especialistas, para identificar los trastornos, ‘y poder intervenirlos de manera adecuada. Esto se viene haciendo en Panamá desde 2010; siempre se está capacitando al personal no especializado para esto y hay un módulo de la guía dedicado específicamente a la depresión'. ‘La depresión muchas veces está vinculada a otros problemas de salud física y mental. Una persona con diabetes o enfermedades cardiovasculares tiene más riesgos de padecer depresión que una persona sana. Podrían estar consultando siempre los servicios de salud por algo que no parece depresión, como un dolor crónico en la espalda, así que si no se aborda el elemento depresivo, se mantendrá el problema base', asegura. ‘Siempre pedimos a los equipos de salud que tengan presente la depresión como una causa frecuente de morbilidad en Panamá y en el mundo. Es la primera causa de discapacidad, tiene altísima prevalencia en todos los países y puede pasar frente a nosotros sin habernos dado cuenta', enfatiza. Para Goti, esta enfermedad ha estado presente históricamente, aunque el estigma en torno a esta se ha modificado y reducido con el tiempo. ‘Cada día hay más personas jóvenes que sin estar forzadas buscan atención en servicios de salud mental, algo positivo, aunque sí existe un grupo importante que no considera que atenderse con un psicólogo o psiquiatra sea algo que cualquiera puede hacer'. Insiste en que en ningún lugar del mundo hay suficientes equipos de salud mental para hacer frente a la demanda de toda la morbilidad que hay. Sin embargo en Panamá, ‘considero que la posibilidad de atención y hospitalización es buena, comparada con la de otros países. Tenemos camas de psiquiatría en casi todos los hospitales generales del país, contamos con hospitales especializados, salas especializadas. En cada instalación de salud se buscan los mecanismos para resolver la situación que se presente'. Goti acota que el Minsa dispone de ‘una gama excelente de medicamentos de salud mental y psiquiatría, modernos, de segunda y tercera generación, muy útiles, y no podemos decirle a nadie que no hay alternativas de tratamientos porque en el cuadro básico y en asistencia hay más de cinco alternativas para el tratamiento de la depresión'.

¿Sin prevención?

Yasmicelis González, psicóloga clínica, indica que en los últimos cinco años se ha registrado un incremento en los casos de los pacientes que acuden a consulta con depresión. ‘Por ello vemos suicidios y hospitalizaciones. El estrés y otras circunstancias han intensificado los trastornos psicológicos que llevan a estados depresivos, muchas veces graves'.

‘Siempre pedimos a los equipos de salud que tengan presente la depresión como una causa frecuente de morbilidad en Panamá y en el mundo',

RICARDO GOTI

JEFE DEL PROGRAMA DE SALUD MENTAL DEL MINSA

Si bien situaciones como el duelo, una pérdida, el despido laboral o la frustración de no concretar proyectos pueden derivar en rasgos depresivos, al perdurar se traducen en una disfuncionalidad cognitiva. ‘Cuando el sujeto no logra adaptarse al cambio, requerirá otro tipo de intervención, terapéutica o psiquiátrica'.

Para la especialista, hablar de depresión sigue siendo un tabú en Panamá y no se le da una importancia real a la salud mental. ‘En otros países el psicólogo o psiquiatra es como un médico de cabecera; pero en nuestro país es algo prácticamente nulo, no somos vistos como aliados de carácter preventivo'.

‘Cuando los pacientes acuden al psicólogo, ciertas situaciones ya se han salido de control y se requiere la intervención profesional cuando se ha creado una disfuncionalidad', remarca.

González señala que ‘mientras no se adquiera la conciencia de que una mente sana es un cuerpo sano, estas situaciones seguirán en un hermetismo'. La OPS enuncia que los trastornos depresivos conllevan a un sentimiento de tristeza, pérdida de interés o de placer, sentimientos de culpa o autoestima baja, alteraciones del sueño o del apetito, fatiga y falta de concentración. ‘La depresión puede ser duradera o recurrente, de modo que deteriora sustancialmente la capacidad de la persona de desempeñar su trabajo o rendir en sus estudios, o de hacer frente a su vida cotidiana'.

El mismo reporte sustenta que el número total de individuos con depresión aumentó en 18.4% entre 2005 y 2015, un grito a voces de la avanzada de esta enfermedad en la población mundial.

En el mundo, se calcula que 4.4% de la población sufre un trastorno depresivo y 3.6%, un trastorno de ansiedad. Esta tasa mundial de prevalencia varía levemente entre las regiones de la OMS: con respecto a la depresión, las tasas varían de 3.6% en la región del Pacífico Occidental a 5.4% en la región de África, y en el caso de los trastornos de ansiedad, las tasas varían de 2.9% en la región del Pacífico Occidental a 5.8% en la región de las Américas.

Actualmente, el Minsa ofrece servicios de salud mental y psiquiatría en centros de salud y policentros.

Adiós a la depresión, un combate multifactorial

‘Muchas veces los pacientes buscan atención médica por un resfriado, dolor de cabeza, hipertensión, con una demanda continua por enfermedades físicas, pero en el fondo hay un cuadro depresivo',

JUANA HERRERA

PRESIDENTA DEL INSTITUTO NACIONAL DE SALUD MENTAL

Un artículo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard afirma que la ayuda para la depresión y la ansiedad puede venir en una variedad de formas, ‘como el tratamiento de afecciones subyacentes que pueden estar causando depresión, tomar medicamentos antidepresivos o participar en la terapia de conversación'. También hay diversos enfoques sin píldoras que pueden ayudar y en este escenario la actividad física es fundamental. ‘Una caminata diaria puede ayudar a mantener el estado de ánimo general, energía y positividad'.

‘El aumento del flujo de sangre al cerebro parece hacer que los nervios se vuelvan más sanos. Se hinchan y hacen conexiones más firmes', explica Michael Miller, uno de los especialistas e investigadores. Otra estrategia es mantenerse conectado socialmente. ‘Las conexiones sociales se asocian con una reducción del estrés, una mejor función del sistema inmunológico y una vida más larga'. Las personas con más conexiones sociales también tienen niveles más bajos de ansiedad y depresión, mayor autoestima y un mejor sentido general de bienestar, reza la publicación.

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