'La obesidad, el rostro del hambre en América Latina'

Actualizado
  • 02/10/2019 17:34
Creado
  • 02/10/2019 17:34
En Panamá, unas 400 mil personas no disponen de acceso suficiente a una alimentación saludable. Mientras tanto, el sobrepeso y la obesidad aumentan en todos los grupos de edad

Acabar con el hambre, lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible son algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Programa de las Naciones Unidas (ONU) que busca dar fin a todas las formas de desnutrición para 2030 y velar por el acceso de las personas, en especial los niños, a una alimentación nutritiva durante todo el año. Se trata de una tarea que implica promover prácticas agrícolas sostenibles a través del apoyo a los pequeños agricultores y el acceso igualitario a la tierra, la tecnología y los mercados.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) añade que durante décadas el mundo progresó en la lucha contra el hambre; sin embargo, hoy el número de personas subalimentadas (alimentación insuficiente y con escasez de nutrientes) está aumentando nuevamente. Y es que una de cada nueve personas en el mundo padece hambre.

Pero en contraste con esta realidad, hoy día hay más personas en el mundo que padecen sobrepeso u obesidad que desnutrición.

El coordinador subregional para Mesoamérica de la FAO, Adoniram Sanches Peraci, afirma que la seguridad alimentaria no es solo una cuestión de cantidad sino también de calidad, ya que las dietas poco saludables se han convertido en el principal factor de riesgo de enfermedades (obesidad y diabetes) y muerte en todo el mundo. “Urge que la región fomente programas de alimentación saludable y sostenible, asequible para todos. El programa 'Hambre Cero' no consiste solo en alimentar a los hambrientos, sino en nutrir a la población”, destaca Sanches.

El coordinador de la FAO plantea que en los últimos diez años la población mundial ha cambiado drásticamente su forma de alimentarse. “Pasando de comer platillos ricos en fibras y vegetales a dietas hipercalóricas con altos contenidos de almidones, azúcares, grasas, sal, carnes, alimentos elaborados y que con frecuencia están marcados por el consumo excesivo de carne. Eso tiene que cambiar de manera urgente”, resalta.

¿Por qué está sucediendo esto? “Las personas dedican menos tiempo a preparar comidas en casa, y los consumidores, sobre todo en las zonas urbanas, dependen cada vez más de supermercados, establecimientos de comidas rápidas, vendedores de alimentos en la vía pública, por lo que en gran parte del mundo, garantizar la disponibilidad y el acceso a una alimentación sana sigue siendo un desafío enorme, pero no imposible”, reflexiona Sanches.

Es una realidad que el hambre está creciendo en América Latina y el Caribe, y en 2018 llegó a afectar a 42.5 millones de personas, el 6.5% de la población en la región, según un reciente informe presentado por la FAO junto al Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, la Unicef, el Programa Mundial de Alimentos y la Organización Mundial de la Salud, basado en los últimos cinco años (2014-2018).

El oficial regional de nutrición de la FAO, Israel Ríos Castillo, añade que el programa 'Hambre Cero' fue un compromiso que asumieron todos los gobiernos de más de 150 países, incluyendo el Istmo.

“En Panamá, durante la primera década de 2000, más del 20% de la población no tenía cómo acceder a suficientes alimentos para llevar una vida saludable. Hoy la historia nos muestra que eso ha cambiado considerablemente, ya que solo el 10% de los panameños (unas 400 mil personas) vive en estas condiciones”, asegura Ríos.

“El mundo se ha planteado el reto de alcanzar el 'Hambre cero' en 2030. Esto no solo implica producir alimentos en las cantidades correctas, sino sanos y diversos. Y los gobiernos no pueden hacerlo solos: todos tienen un papel que desempeñar”, reconoce Ríos.

En el caso de Panamá, la desaceleración económica de los últimos años también ha desacelerado el ritmo de reducción del hambre, manteniendo estable, en torno al 10%, la subalimentación en el país.

“En contraste, el sobrepeso y la obesidad siguen aumentando en todos los grupos de edad en Panamá. La obesidad en la población adulta pasó del 20.2% en 2012 al 22.5% en 2016, lo que implica que unos 600 mil panameños adultos son obesos”, detalla Ríos, y asegura que “la obesidad es el rostro del hambre, ya que, al no tener suficiente conocimiento sobre qué es una alimentación saludable, las personas optan por ofertas o alimentos más baratos y menos nutritivos (bebidas azucaradas, comida ultraprocesada y de la calle)”.

Dietas saludables y accesibles

Ríos plantea que la ingesta de alimentos nutritivos y diversos como lentejas, verduras, nueces y frutas reduce el riesgo de enfermedades.

“Siempre que puedas, intenta sustituir los alimentos refinados o blancos por sus equivalentes integrales, que son mucho más nutritivos (arroz, harina y pan integrales)”, recomienda.

La FAO utiliza competencias técnicas en diversas disciplinas para apoyar a los países en su compromiso de mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición.

Hambre cero en las escuelas

En agosto de este año, la FAO y el Ministerio de Educación iniciaron un plan de acción denominado 'Estudiar sin hambre' en unas 200 escuelas primarias del país, con el fin de atender a las 155 comunidades más pobres del país.

Para Sanches, este programa del Gobierno Nacional permite insertar de forma permanente el suministro de una alimentación nutritiva, saludable, balanceada y culturalmente adecuada, que apoya a la economía local a través de la compra de alimentos de agricultores familiares en las comunidades seleccionadas.

“La pobreza es el mayor obstáculo al disfrute del derecho a la educación, así como del derecho al desarrollo para casi mil millones de personas que todavía viven en esta condición; su eliminación es, realmente, una preocupación fundamental en materia de desarrollo”, reconoce Sanches.

Este 16 de octubre, la FAO celebra la edición 39 del Día Mundial de la Alimentación, enfocada en la necesidad de hacer que las dietas saludables y sostenibles sean asequibles a todos, bajo el lema 'Nuestras acciones son nuestro futuro: una alimentación sana para un mundo de hambre cero'.

¿Qué tiene que cambiar?
Desde la agricultura

Para la FAO es importante cambiar la forma en que se suministran y consumen los alimentos. Desde la granja hasta el plato, en la actualidad los alimentos favorecen la producción de cultivos básicos de rendimiento elevado. Además del efecto de nuestras dietas, la producción de alimentos intensificada combinada con el cambio climático, está causando una pérdida rápida de biodiversidad. Actualmente nueve especies de plantas representan el 66% de la producción total de cultivos, a pesar del hecho de que a lo largo de la historia, se han cultivado más de seis mil especies para obtener alimentos.

“Hoy contamos solamente con tres cultivos (trigo, maíz y arroz) para proporcionar casi el 50% del suministro de energía alimentaria mundial”, detalla la FAO, que respalda soluciones arraigadas en la producción de alimentos (agricultura, ganadería, silvicultura, pesca) para reducir la mal nutrición y aumentar la diversidad alimentaria para un futuro más sano y sostenible.

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