Copa menstrual, un dispositivo que se abre paso en el mercado femenino

Actualizado
  • 09/04/2020 00:00
Creado
  • 09/04/2020 00:00
Una publicación de la revista 'Lancet Public Health' sostiene que aproximadamente el 70% de las mujeres decide continuar usando copas menstruales una vez que se familiarizan con el dispositivo
La copa es capaz de retener volúmenes de sangrado menstrual de 5 a 6 veces mayores que el promedio absorbido por un tampón.

“Decidí usar la copa menstrual por salud, ya que estaba sintiendo molestias con los tampones, y las toallas sanitarias me estaban produciendo alergia. Cuando me la coloqué por primera vez, no sentí incomodidad alguna, incluso es más confortable que los tampones. Para ponérmela iba a la ducha, me agachaba, solo la doblaba a la mitad y luego la introducía. La copa tiene dos pequeños orificios que permiten que haga succión y no se mueva ni se salga el flujo, por lo que no hay que estar preocupándose por los derrames”, cuenta Tatiana González que ha utilizado el dispositivo durante un año.

“Desde que la compré, me he ahorrado mucho dinero. Puedo dar fe de que es cómoda, reutilizable y dura varios años, siempre y cuando se cuide correctamente. Es importante mantener la higiene y hervirla el tiempo que requiera. He ido a la playa con ella, duermo, bailo, hago deportes y no pasa nada. Si la va a usar por primera vez, solo debe asegurarse de escoger el tamaño adecuado para su vagina”, aconseja.

Aunque este producto ha circulado desde el año 1867, la copa se comenzó a producir industrialmente desde la década de 1930.

En 1950, poco después de finalizar la Segunda Guerra Mundial, las copas se volvieron a fabricar en Estados Unidos, lo que se interrumpió en 1963 por falta de rentabilidad y por la escasez de látex.

En 1987, el país estadounidense retomó su elaboración con material de látex, en dos tamaños: grande y pequeño.

La copa puede tener un uso hasta de 12 horas.

En la actualidad, las copas menstruales se han hecho de materiales alternativos, con el fin de evitar reacciones alérgicas. Numerosas marcas las comercializan en una variada elección de colores, modelos y precios.

Estudios

De acuerdo con una publicación de la revista Lancet Public Health, unas 43 pruebas con 3,300 mujeres y niñas que viven en países ricos y pobres, fueron analizadas, según reseñó la BBC.

“Las preocupaciones más habituales a la hora de probar una copa menstrual iban desde el dolor y la dificultad para ajustarla bien o retirarla, así como otras inquietudes relativas a fugas y roces. Pero la revisión encontró que las complicaciones se daban poco”, apunta la cadena británica.

Los resultados de 13 de los estudios mostraron que aproximadamente el 70% de las mujeres desea continuar usando copas menstruales una vez que se familiarizan con el dispositivo.

La copa es un dispositivo reutilizable con funcionalidad por 10 años.

Otros cuatro estudios, en los que participaron casi 300 mujeres en total, compararon las pérdidas que se daban mientras se usa una copa menstrual y las que ocurren con compresas desechables o tampones. El nivel de fugas fue similar en tres de los análisis y significativamente menor entre las copas menstruales.

“A pesar de que existen 1,900 millones de mujeres en todo el mundo en edad de menstruar, hay pocos estudios que comparen productos sanitarios”, explican a la BBC la profesora Penelope Phillips-Howard, de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, y autora principal de la investigación.

¿Qué dicen los expertos?

Osvaldo Reyes, ginecólogo, señala que para la fabricación de las copas menstruales “se usan el látex, la silicona y algunos polímeros de uso quirúrgico. Si la persona sabe que es alérgica al látex, por ejemplo, tiene otras opciones en el mercado”.

Una duda persistente de muchas se sitúa en la posibilidad de desarrollar infecciones vaginales. Reyes asegura que las copas de látex pueden portar bacterias en la superficie, por lo que el riesgo puede existir al no cambiarla cuando corresponde, una situación distinta con las de silicona.

Por otra parte, con estos dispositivos no se genera humedad, algo que sí pueden producir las toallas sanitarias, aumentando el riesgo de infecciones por hongos (candidiasis) o cistitis. “Uno de los riesgos de los tampones, por ejemplo, es que hay que cambiarlos con cierta frecuencia, ya que son absorbentes de la sangre. De no hacerlo, se aumenta el riesgo de una condición conocida como 'síndrome de shock tóxico', que es potencialmente mortal”.

En cuanto a su uso, el ginecólogo recomienda mojar el borde de la copa o utilizar algún lubricante estéril antes de colocarla, para evitar molestia. “Una vez colocada de manera correcta, se forma un vacío que la mantiene en su lugar. Para liberarlo, solo es necesario mover un borde para que se rompa el vacío y saldrá con facilidad. No se va a quedar atrapada”.

Reyes puntualiza que uno de los aspectos a considerar antes de adquirir este producto, es la búsqueda de asesoría médica. “Saber las ventajas y desventajas es importante. Lo principal es conocer qué es y que puede ser un poco incómodo al retirarlo, por las posibilidades de derrames del contenido al manipularlo y terminar manchándose los dedos de sangre. Si no es algo que le moleste demasiado (que se resuelve lavándose las manos después), es una opción válida”.

¿Puede haber fugas de flujo menstrual? Sobre esta inquietud, el especialista sostiene que si la copa fue bien colocada y escogida de acuerdo con el tamaño de la vagina, no deben darse derrames. “Las copas vienen de varios tamaños y ciertos criterios son usados para elegir la talla más apropiada para cada mujer (número de hijos paridos vía vaginal, edad, el tamaño del cuello del útero, la musculatura pélvica y el volumen habitual de sangrado). En condiciones normales, la copa es capaz de retener volúmenes de sangrado menstrual de cinco a seis veces mayores que el promedio absorbido por un tampón, por ejemplo”.

El ginecólogo comenta que el tiempo para cambiar la copa depende del tamaño. “Siempre se deben seguir las indicaciones del fabricante, pero por lo general, son capaces de retener volúmenes de sangre menstrual, sin pasarse de su capacidad, cuando se dejan en su lugar hasta por 12 horas”.

Expone que las ventajas de utilizar la copa son diversas. “Es más amigable con el medio ambiente, ya que una sola copa puede ser usada muchas veces y, de cuidarse bien, puede rendir hasta 10 años. Si comparamos eso con el uso diario de tampones o toallas, eso la hace más económica. Además, se puede dejar puesta de noche y algunos modelos permiten tener relaciones sexuales aun con la menstruación, ya que no hay manchado ni se mueven con el acto sexual”. Por otra parte, agrega que con el uso de la copa menstrual, puede haber sangrados por escurrimiento, cuando no se elige el tamaño correcto.

Si ha pensado utilizarla o es la primera vez que lo hará, Reyes asegura que “si le parece un método apropiado, si está pensando en el medio ambiente o simplemente si leyó o le comentaron, busque asesoría y pruebe. No es para todas, pero no lo sabrá hasta intentarlo”.

Compra y ahorro

“Empecé vendiendo este producto en Panamá en 2011. En ese momento muy pocas mujeres tenían conocimiento sobre esta alternativa, por eso decidí dar charlas en los diferentes medios para hacer docencia. En este 2020, la demanda incrementó”, sostiene Miriam Pérez, propietaria de Luna Nueva Panamá, una tienda virtual dedicada a la venta de productos de higiene íntima.

Los precios varían de acuerdo con el fabricante. “Hay marcas que han invertido en múltiples estudios para asegurar que el producto sea de calidad y esto aumenta su valor, en cambio otras se dedican a plagiar el diseño y la fabrican en países donde la mano de obra es más barata. A eso le llamamos copa menstrual pirata, y evidentemente usarla puede afectar la salud”.

“Me Luna es una marca de copa menstrual elaborada en Alemania y está hecha de elastómero termoplástico, la Lunette está hecha de silicón médico y viene de Finlandia. Además, está registrada en la FDA”, explica.

En términos económicos, Pérez hace un balance de los gastos que se hacen con la compra de toallas sanitarias y tampones, en comparación con la copa menstrual. “Si son 25 toallas por menstruación y la mujer menstrúa cada 28 días, serían 13 periodos al año, entonces en ese lapso se consumen de 25 a 30 toallas sanitarias desechables y se podría estar gastando más de $300 por año. En cambio, la copa dura 10 años y su precio oscila entre $25 y $45”.

“No es necesario tener dos copas, una es suficiente. Si el flujo es abundante y se está más de 12 horas fuera de casa, puede complementar la copa con el uso del panti menstrual que tiene una fibra que absorbe la menstruación o la toalla reutilizable que prolonga el uso de la copa cuando está llena y ambos se pueden lavar en la lavadora”, expresa.

Para detectar si una copa es original o no, advierte de que es esencial fijarse en el precio. “Su precio puede llegar hasta $45. Igualmente, se debe verificar si está aprobada por la FDA. Es importante consultar las reseñas de cada marca en la web para no adquirir productos de dudosa procedencia”.

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