Estudio alerta sobre el uso de la pornografía como 'educadora sexual' en la adolescencia

Actualizado
  • 08/10/2020 00:00
Creado
  • 08/10/2020 00:00
De acuerdo con un reciente informe de Save the Children, la edad en la que los adolescentes comienzan a consumir pornografía ha disminuido hasta los 12 años. Ahora, 7 de cada 10 jóvenes suelen ver este tipo de contenidos frecuentemente, y para el 30% el porno es su única fuente de información sobre sexualidad

La pornografía es el uso de imágenes de contenido sexual para generar la excitación de sus consumidores. Internet es el medio más utilizado para promover este tipo de acción, principalmente en la juventud, según señalan algunos estudios.

Según el organismo, el hecho de vivir en un mundo completamente tecnológico en el que la educación afectivo-sexual no siempre está a la orden del día, genera que la internet se convierta en docente y consultorio sobre sexualidad.

De acuerdo con el informe 'Desinformación sexual: pornografía y adolescencia', elaborado en septiembre de 2020 por Save the Children, la edad en la que los adolescentes comienzan a consumir pornografía ha disminuido hasta los 12 años. Ahora, 7 de cada 10 jóvenes suelen ver este tipo de contenidos frecuentemente, y para el 30% el porno es su única fuente de información sobre sexualidad.

Para este estudio se entrevistaron 1,753 adolescentes de entre 13 y 17 años. Con ello se determinó, no solo el consumo de estos contenidos entre jóvenes, sino también el impacto en las relaciones y su desarrollo.

Para Save the Children, el hecho de vivir en un mundo completamente tecnológico marcado todavía por la desigualdad, la violencia de género y en el que la educación afectivo-sexual no siempre está a la orden del día dentro del hogar y de las familias, ni está incluida en el currículo, facilita que la internet se convierta en docente y consultorio sobre sexualidad, y con él, la pornografía.

“La adolescencia es una etapa compleja de la vida, en la que culmina la construcción de la identidad propia, incluida la sexualidad. Y en la que el entorno digital es un espacio más de la realidad que viven quienes están en esta etapa. La tecnología no ha generado la pornografía, pero sí la ha hecho más accesible. El auge de la nueva pornografía accesible, ilimitada (tanto en contenido como en tipo de prácticas), anónima e interactiva, se ha convertido en una pieza más de la sexualidad adolescente, que afecta su forma de relacionarse y puede derivar en conductas de riesgo o nocivas”, menciona el organismo en su portal oficial.

La predisposición se eleva

La crisis sanitaria y el confinamiento causados por la covid-19 han tenido y tienen grandes efectos, y los seguirán teniendo a largo plazo. Entre ellos, el aumento del uso de internet y las redes sociales y, por tanto, del número de horas con dispositivos conectados que puede traducirse en un mayor consumo de materiales pornográficos, tanto por parte de adolescentes como de personas adultas. Además, la crisis sanitaria no ha terminado, por lo que esta situación podría alargarse durante los próximos meses, explica el organismo.

El estudio de Save the Children alerta de que la pornografía disponible de forma gratuita en internet influye negativamente en el desarrollo personal de los jóvenes y refuerza las conductas de riesgo basadas en la sumisión de la mujer frente al hombre.

El texto considera “urgente” hacer obligatoria la educación afectivo-sexual en los colegios, para que los jóvenes puedan tomar decisiones en relación con su vida sexual, basadas en la información fiable y en los hechos.

En ese sentido, expertos en sexualidad concuerdan en que esta forma de expresión tiene consecuencias tremendamente negativas en la salud emocional de los adolescentes, ya que deforma la realidad, porque en la mayoría de las escenas aparecen expresiones no aptas para una juventud que apenas pasa por la etapa de crecimiento y desarrollo humano antes de llegar a la adultez.

El impacto

“En mentes aún no formadas sobre relaciones afectivas y sexuales, el consumo de pornografía puede generar confusión en cuanto a los roles de género que suelen estar determinados por la desigualdad de poder, algo que puede afectar la comprensión de las relaciones personales”, describió el psicólogo y psicoterapeuta clínico de parejas Eliécer Pérez.

Según el especialista, la pornografía a temprana edad lleva consigo secuelas a largo plazo. “Se trata de una acción que puede provocar disfunciones sexuales, como la incapacidad para conseguir erecciones o para alcanzar el orgasmo al mantener relaciones con otra persona”.

El psicólogo añadió que también puede verse afectado el grado de satisfacción con la relación y el compromiso con la pareja. Por lo que invita a los padres a prestar más atención a los adolescentes cuando utilicen los dispositivos electrónicos, ya sea un computador o el smartphone.

Reconoció que el cerebro responde a la estimulación sexual al liberar la dopamina, un neurotransmisor asociado principalmente a la anticipación de recompensas, que actúa también en la programación de recuerdos e información en el cerebro.

Debido al cierre de las escuelas, y la precariedad en la que viven millones de estudiantes, las horas en que niños y adolescentes están sin supervisión se convierten en terreno fértil para la seducción de anuncios no solicitados en la internet.

En los últimos años, estudios de vigilancia registraban un aumento de violaciones cometidas por menores entre los 13 y 15 años contra infantes y bebés. Este fenómeno se atribuye al fácil acceso tanto a la pornografía como a pornografía infantil, a la que se puede ingresar a través de cualquier celular, tableta, consola de videojuegos, etc.

De hecho, toma un promedio de tan solo ocho segundos acceder a este tipo de contenidos, redacta Radio Latinamerika.

Diversos estudios en Estados Unidos dirigidos a adolescentes varones mostraron que, después de ver cinco vídeos, uno tras otro, clasificados como porno triple X, modificaron su opinión acerca de las mujeres. Al contestar los tests posteriores, aseguraron que las mujeres observadas merecían la violencia a la que fueron sometidas. Ninguno de ellos se cuestionó si alguna de ellas consistió su participación en la filmación, si fueron extorsionadas, drogadas o si fueron víctimas de la trata.

Lo que se aprende a través de la “escuela” del porno es que las mujeres son objetos sexuales al servicio del deseo “incontrolable” del varón. Con ello aprenden también que las mujeres disfrutan al ser violentadas, lo que realmente es una mentira, sintetizan expertos.

Los estudios demuestran que los consumidores de pornografía manifiestan más síntomas depresivos, una menor calidad de vida, y una salud mental más pobre que aquellos que no ven porno.

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