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- 10/08/2021 00:00

La enfermedad renal crónica no tradicional o nefropatía endémica mesoamericana es un tipo de enfermedad renal crónica de origen desconocido, presente en focos de alta prevalencia a lo largo de la costa del océano Pacífico de la región mesoamericana, desde el suroeste de México hasta Panamá.
La condición también es conocida como enfermedad renal no tradicional, ya que no está relacionada con los factores de riesgo de la enfermedad renal crónica, lo que quiere decir que los sujetos que padecen la nefropatía mesoamericana no necesariamente desarrollan hipertensión o poseen un diagnóstico de diabetes.
Afecta principalmente a los trabajadores agrícolas jóvenes de sexo masculino, sin embargo, la enfermedad renal crónica no tradicional también afecta a las mujeres y a los trabajadores no agrícolas que viven en comunidades agrícolas.

Aunque la prevalencia reportada es más alta entre los trabajadores de la caña de azúcar, la enfermedad también se desarrolla en otros miembros de las comunidades agrícolas, incluyendo a los trabajadores del algodón, el maíz y los trabajadores de las granjas de camarones, así como los trabajadores en entornos industriales, como las obras de construcción y las minas.
La enfermedad renal crónica en los trabajadores agrícolas es más probable que se desarrolle en aquellos que trabajan al nivel del mar, en comparación con los que trabajan en campos a una mayor altitud, ya que los campos a baja altitud presentan un calor ambiental más elevado.
La enfermedad renal crónica no tradicional es un problema médico que de forma común se asocia a la exposición severa a altas temperaturas y puede resultar en hipotensión e insuficiencia de múltiples órganos, siendo el riñón el que se ve particularmente afectado.
A este factor se asocia que la nefropatía afecte principalmente a los hombres, a los trabajadores rurales y agrícolas, que ejercen labores en un entorno extremadamente caluroso y seco.
Además de la exposición al calor extremo y la consecuente deshidratación, otras condiciones como el consumo de agua contaminada con metales pesados o plaguicidas, el abuso en el empleo de ciertos medicamentos, como algunos antibióticos y analgésicos, son considerados factores de riesgo para el desarrollo de esta patología.
Esta enfermedad posee una mortalidad elevada, y la hipocalemia y la hiperuricemia son características clínicas frecuentes. Sin embargo, la biopsia que demuestra la atrofia y fibrosis renal es el patrón de oro para el diagnóstico de la enfermedad.
El problema es que la condición puede avanzar durante años sin que exista ningún cambio que haga sospechar del padecimiento, y es por lo que, para la mayoría de los pacientes, el diagnóstico se realiza cuando la enfermedad está en un estado avanzado.
El diagnóstico precoz es clave para iniciar un tratamiento oportuno y ralentizar la progresión hacia la enfermedad renal terminal. Medidas preventivas a considerar:
• Hidratación adecuada.
• Buen descanso y mayor acceso a sombra para los trabajadores en riesgo.
• Reducir la exposición a las toxinas (metales pesados, plaguicidas).
• Evitar el consumo de agua de pozos.
En varias regiones se está produciendo una avalancha de enfermedades renales crónicas, que afecta a los trabajadores manuales en comunidades agrícolas y calurosas.
Las causas siguen sin estar claras, pero es posible que se deba a una compleja interacción de exposiciones ambientales, infecciones, factores genéticos y calor.
Hoy las medidas preventivas se centran en minimizar la exposición de los trabajadores al estrés térmico y favorecer la correcta hidratación.
La enfermedad renal crónica de origen desconocido es sin duda un importante problema social y económico, y un reto en el campo del diagnóstico, la terapia y la prevención, por lo que debe ser abordada por todos los actores de la salud, en especial la medicina comunitaria.
Karen Yangüez Piedra es docente de fisiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá y Estela Guerrero De León es docente de farmacología y directora del Centro de Investigaciones Psicofarmacológicas en la Facultad de Medicina, de la Universidad de Panamá