El síndrome de la excitación genital persistente, un problema poco conocido

  • 19/05/2022 00:00
Se trata de una excitación genital no deseada, intensa y espontánea sin ningún deseo sexual o excitación subjetiva. Expertos recomiendan a las afectadas, primero aceptar el padecimiento y visitar a un especialista para obtener un tratamiento oportuno
Cuando este trastorno se presenta en las mujeres suele ser desagradable, porque lo pueden experimentar en lugares no aptos.

¿Alguna vez has tenido orgasmos sin que se pueda hacer nada por evitarlo? A esta respuesta sexual del cuerpo, que ocurre principalmente en las mujeres, se le denomina trastorno de excitación genital persistente/disestesia genitopélvica, originalmente descrito como síndrome de excitación sexual persistente, según explican los expertos.

De acuerdo con la Sexual Medicine Society of North America (Smsna), una organización comprometida con el avance del campo de la medicina sexual, este trastorno hace que las personas tengan sentimientos no deseados o perturbadores de excitación genital (congestión, hormigueo o palpitaciones en los genitales) o estar al borde del orgasmo durante largos períodos cuando no están sexualmente excitados o sintiendo deseo.

De hecho, la Sociedad Internacional para el Estudio de la Salud Sexual de la Mujer (Isswsh) lo describe como un trastorno que puede incluir otros tipos de sensaciones como zumbidos, ardor, espasmos, picazón o dolor, que pueden ocurrir en los genitales u otras partes el cuerpo. A menudo es difícil encontrar la causa de los síntomas del trastorno de excitación genital persistente, lo que hace que sea complicado de tratar y poco comprendido, incluso entre los médicos y expertos en temas relacionados con la sexualidad.

Eliécer Pérez Rivera, psicólogo y psicoterapeuta de familia y parejas, afirmó a este medio que ese trastorno es uno de los pocos casos en ámbitos de sexualidad cuyas causas se desconocen, pero lo que sí está claro es que las mujeres son las afectadas con este trastorno.

Es importante que las parejas se apoyen una a la otra cuando experimentan cualquier situación relacionada con la sexualidad.

Igualmente añadió que diversos estudios publicados en la revista “Journal of Sexual Medicine” relacionan este padecimiento con ciertas condiciones neurológicas y del sistema nervioso, como la epilesia, o bien el fenómeno del nervio pudendo (la neurona sensorial que provoca la excitación).

Según Pérez, cuando esta sensación se presenta en las mujeres suele ser desagradable y molesta, porque lo experimentan en lugares no aptos como oficinas, auto, lugares públicos y hasta con la vibración de un teléfono celular.

“Es un trastorno o disestesia debilitante y hasta incapacitante para muchas mujeres, ya que afecta desde la autoestima hasta el ámbito profesional o afectivo de la mujer; por ejemplo, daños psicológicos, pérdida de trabajo, de amistades e incluso miedo a tener una relación sentimental”, anotó el psicólogo.

Otro experto como Pablo Wizenberg, médico psiquiatra especialista en trastornos de ansiedad y calidad de vida, explicó al diario El Clarín que “no hay que confundirlo con alguien que vive excitado y busca la manera de complacerse y lo logra. En este tipo de patologías por más que tenga relaciones, nada es suficiente, enseguida necesita otra y no pasa por satisfacer. Por más que una persona se masturbe o mantenga relaciones, nada alcanza... y es una situación angustiosa. El límite es ese, la angustia permanente con la que se vive el tema”.

Hasta el 2013 existían entre 400 y 500 casos documentados de pacientes con PSS en el mundo.

Por su parte, Francisca Molero, vicepresidenta de la Federación Española de Asociaciones de Sexología y autora de la ponencia “El síndrome de la excitación sexual persistente (PSAS) o trastorno de la excitación genital persistente (TEGP)”, reconoció en una entrevista con BBC Mundo que no conoce ningún caso documentado del trastorno en hombres.

“Aunque esto no quiere decir que no les afecte también, ya que hay una gran laguna de conocimiento sobre la conexión entre el cerebro y la respuesta genital”, explicó a BBC Mundo la experta.

Más allá, la experta detalló que hasta 2013 había entre 400 y 500 casos documentados de pacientes con PSAS en el mundo, pero está segura de que 'la incidencia real es muchísimo mayor'.

El PSAS en la mujer fue descrito en 2001 por las investigadoras Sandra Leiblum y Sharon Nathan como una “sensación de excitación genital sin un desencadenante sexual previo, que persiste durante períodos prolongados, y no desaparece a pesar de tener uno o varios orgasmos”, explicó en su sitio oficial el diario británico.

Pero, en 2003 se redefinió como “excitación genital espontánea intrusiva y no deseada en ausencia de interés sexual y deseo” y fue catalogada como disfunción sexual en la II Consulta Internacional sobre Medicina Sexual, en París.

No se conocen las causas, pero las investigaciones apuntan a un amplio abanico de posibilidades: factores neurológicos, vasculares, hormonales o por efectos secundarios de medicamentos, mencionó el diario.

Abordaje médico

Para el psicólogo Pérez, en casos como este lo más importante es que la persona aprenda a aceptar lo que le sucede y, a partir de ahí, tratarse con un experto ya sea su médico de cabecera o un psicólogo en salud sexual.

“Es fundamental tratar su ansiedad y así poder construir una visión de sexualidad positiva, para que pueda tener una vida sexual sana y placentera. El objetivo es que el trastorno persistente de excitación genital le afecte lo menos posible en su vida en general y en los diferentes ámbitos en particular (personal, social y laboral); y que, fundamentalmente, aprenda a desarrollar habilidades para las diferentes situaciones de la vida cotidiana”, resaltó Pérez.

“Pero esto no se resuelve de la noche a la mañana, por lo que hay que acompañar a las afectadas en varias sesiones facilitándoles ayuda para que aprendan a controlar esos estímulos no tan agradables durante su día a día”, dijo.

Por otra parte, el psicólogo recomendó a las mujeres comprobar y hacer la diferencia entre la respuesta orgásmica involuntaria que le hace padecer el trastorno y la vivencia de su sexualidad en la que focaliza la atención a los estímulos que ella misma selecciona y disfruta.

Excitación y respuesta sexual

En una publicación del diario El Mundo, Lola Pérez Jaraíz, ginecóloga del hospital San José de Madrid, España, lamentó que pese a todo lo que se ha hablado de sexualidad, aún en pleno siglo XXI cuesta hablar de sexualidad y mucho más de la femenina. “A pesar de que la ciencia haya avanzado en este terreno y los tiempos estén cambiando, se necesitan más estudios, especialmente de la respuesta sexual femenina”, acotó.

Según la publicación, los trabajos de Chivers y Bailey (2005) demuestran que las mujeres responden a una gama mucho más amplia de estímulos sexuales que los hombres y que además su respuesta de excitación es más sensible a las señales de actividad sexual que la masculina.

“La investigación actual sugiere que las mujeres son capaces de una mayor capacidad de respuesta sexual de lo que se pensaba”, apuntó la ginecóloga Pérez.

Además, la experta destacó que “todos los estudios de sexología coinciden en señalar que las mujeres responden a una mayor gama de estímulos sexuales, miradas, olores, etc. Todo influye, y todo puede agudizar “nuestro disfrute”.

Los expertos coinciden en que toda mujer cuando experimente una situación como esta, no deje de ir al médico para que reciba la ayuda necesaria, porque se trata de un trastorno que se puede controlar si se acude con los expertos, pero sobre todo es importante que la persona acepte que padece el trastorno.

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