‘Saber’, como modelo de negocio

Actualizado
  • 28/09/2014 02:00
Creado
  • 28/09/2014 02:00
La educación está cambiando. Ésta, es otra área impactada por el desarrollo de nuevas tecnologías en pro del conocimiento

En nuestro esquema económico actual, que una cosa funcione quiere decir que tiene mercado, pero no necesariamente que sea correcta o que sea ‘buena’. Este fenómeno genera algunas distorsiones que pueden afectar a muchos de los modelos de negocio que se basan en el ‘know how’.

El negocio de ‘saber’ es muy antiguo y ha ido cambiando con los siglos. En la edad media, los maestros que sabían un oficio tomaban alumnos que vivían con ellos y aprendían todo lo relacionado con el mismo. Después de un buen número de años y con la anuencia de su maestro o ‘mentor’ —quien les daba una carta certificando su ‘conocimiento’— los alumnos partían para crear su propio espacio profesional.

A medida que el mundo se hizo más complejo y las instituciones se crearon y volvieron más serias, ese espacio fue llenado con universidades, que son ahora las que emiten esta ‘carta’ certificando que quien la posee es ‘suficiente’ en un tema específico.

Por curioso que parezca —y gracias a la nueva economía digital del conocimiento—, estamos volviendo de alguna forma a darle importancia a la figura del mentor, pues la velocidad a la que cambian los requerimientos de hoy, el profesional que no logre encontrar una forma de estarse actualizando de manera continua, quedará rápidamente superado por el entorno.

Las instituciones educativas tradicionales están revaluando su posición en el ecosistema educativo. Graduarse ya no es símbolo de saber. El hecho de que las empresas líderes de la tecnología no le den importancia a los diplomas y, en cambio, sí se fijen en los proyectos realizados, la pertenencia a ‘think-tanks’ o grupos de trabajo e investigación, presiona a las instituciones para que piensen nuevas formas de generarle valor a quienes acuden a sus aulas.

Así como ‘la licencia de conducir no es la que maneja’, un diploma no necesariamente prueba la solvencia de alguien en un tema, además muchas universidades han comenzado a ver al estudiante como ‘el cliente’, sin darse cuenta que el verdadero cliente de una entidad educativa es la sociedad completa, que es al final la que sufre cuando sus instituciones educativas le entregan personas incapaces de encargarse de forma efectiva de su destino.

En una encuesta del 2013 le preguntaron a los alumnos universitarios en Estados Unidos sobre lo que les parecía más importante de su experiencia universitaria, la mayoría contestó que ‘el networking y las relaciones’, lo que nos muestra claramente la razón por la cual muchas personas que desean realmente aprender sobre un tema están buscando otro tipo de opciones.

Hoy día puedo conseguir casi cualquier programa de forma digital en línea en instituciones como el MIT OpenCourseWare (Ocw.mit.edu), Digital Innovation Institute (D2ipanama.co) o Coursera (Coursera.org), que me permiten aprender y hasta certificarme en temas desde tradicionales hasta lo último que el mercado demande.

Las empresas de hoy necesitan colaboradores que puedan sumarles valor, experiencia y eficacia. Los emprendedores, por su parte, quieren adquirir una capacidad nueva para poder usarla, y a ninguno de los dos les sirve un certificado escrito con ‘letra muerta’. Hoy quien avala a un profesional es la comunidad a la que le sirve, son ellos quienes de una forma efectiva contextualizan en su justa medida las capacidades del profesional de hoy.

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