La 'fábrica' de boxeadores paró en el tiempo y afronta muchas dificultades

Actualizado
  • 22/02/2022 10:44
Creado
  • 22/02/2022 10:44
Varias generaciones han crecido sabiendo que en el país nació, ya hace 70 años, Roberto 'Manos de Piedra' Durán, uno de los mejores púgiles del mundo

En las calles se dice que el boxeo en Panamá no es un deporte. Es una religión.

Varias generaciones han crecido sabiendo que en el país nació, ya hace 70 años, Roberto 'Manos de Piedra' Durán, uno de los mejores púgiles del mundo.

Y es posible que cualquier joven conozca o tenga a algún familiar que gozó y hasta lloró con las victorias y derrotas de Durán.

Pero no ha vuelto a repetirse esa época dorada, la década de los años 70 del siglo pasado en la que Panamá llegó a tener por dos veces cuatro campeones mundiales al mismo tiempo.

La fábrica de campeones paró y está llena de necesidades.

El gimnasio Pedro 'Rockero' Alcázar, llamado así en honor al excampeón Supermosca de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), está en la populosa barriada capitalina de Curundú.

Aún sigue siendo el epicentro del boxeo en el país.

En ese gimnasio, con el calor y la alta humedad típica del territorio panameño, se cocinan los sueños de más de 50 boxeadores, entre aficionados y profesionales.

Ellos quieren entrar en el club exclusivo de ídolos que tuvieron vigencia corta o larga, pero muy venerada.

El club de 'Panama Al Brown' (1922-1942), Enrique 'Maravilla' Pinder, cuyo apogeo se dio entre 1966 y 1973, Ernesto 'Ñato' Marcel de 1966 a 1974, Alfonso 'Peppermint' Frazer, que destacó desde 1965 y se retiró en 1981; y Roberto Durán, cuya vigencia fue de 1968 a 2001.

La fábrica de sueños, que ya no es fáciles hacer realidad, apenas cuenta con las condiciones básicas.

Entre la música estridente, el fuerte olor a sudor, y los brutales golpes a los sacos y las guanteletas, flota el entrenador Rigoberto Garibaldi, más interesado en sacar a flote a alguno de sus entusiastas peleadores.

"Aquí es bastante difícil. Estos chicos son de bajos recursos y no tienen una ayuda económica, principalmente entre los aficionados", resumió el expugilista.

El gimnasio de piso rústico cuenta con equipos razonables para ejercitar los músculos, pero sufre con las consecuencias propias del paso del tiempo y la falta de buen mantenimiento en su estructura.

"Tenemos implementos y una buena instalación, pero cuando llueve uno no puede salir. Tenemos que esperar hasta dos horas para que la marea baje fuera del gimnasio", explicó.

Aún así, es el hogar de figuras, como el excampeón de peso gallo Anselmo 'Chemito' Moreno, el último peleador panameño que domina la técnica del "pai, pai y no estoy", típico estilo de ataque y repliegue que caracterizó al otrora campeón minimosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) Hilario 'Bujía' Zapata (1977-1993).

El entrenador cree que la práctica del boxeo requiere mejores instalaciones y academias de más céntrica ubicación para acoger a más aspirantes.

El gimnasio Jesús 'Máster' Gómez, también en la capital panameña, está en malas condiciones. De las dos alas que tiene, solo una está habilitada. Pero es compartida con practicantes de lucha olímpica.

"Nuestro mayor problema es que no contamos con un ring propio", dijo a Efe el presidente Federación de Boxeo Olímpico de Panamá (Fedebop), Tomás Cianca, al hacer un análisis de la actualidad de boxeo aficionado.

En el caso del boxeo olímpico, donde la mayor figura es Atheyna Bylon, se calcula que sería ideal una inversión inicial de 800.000 dólares para la compra de nueva equipación (500.000 dólares) y la organización de torneos (otros 300.000 dólares).

Según cálculos de la Fedebop, en Panamá hay unos 300 boxeadores aficionados, que luchan por llegar un día a pasar a la rama profesional.

Y el sueño de título parece más cercano para Jaime 'Little'James Arboleda. Tiene 27 años, ha ganado 18 peleas, 14 por la vía rápida, y perdió dos veces.

Contra viento y marea, sin los recursos necesarios, Panamá espera la vuelta de los días de gloria para gozar y llorar de nuevo con las figuras de un deporte definido por narices chatas y orejas de coliflor.

Por: Rogelio Adonican Osorio

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