Una semana desquiciada

Actualizado
  • 11/03/2020 06:00
Creado
  • 11/03/2020 06:00
La serie A italiana fue suspendida hasta nuevo aviso por el coronavirus. La Liga española sentenciada (por ahora) a jugar con estadios sin público, por la misma causa. Ronaldinho está preso en una cárcel paraguaya

Estos últimos días han sido caóticos y turbulentos para el fútbol. La serie A italiana, suspendida hasta nuevo aviso por el coronavirus. La Liga española sentenciada (por ahora) a jugar con estadios sin público, por la misma causa. Ronaldinho preso en una cárcel paraguaya. Andrea Agnelli envenenando al fútbol con sus tóxicas palabras. Aquí vamos.

Ronaldinho y su hermano fueron detenidos recientemente en Paraguay, tras portar documentación falsa.
Comenzamos con una sonrisa

Y ojo, no es cualquier sonrisa. Es tal vez una de las más fotografiadas y reconocidas del fútbol mundial. Nada menos que la exhibición de alegría y dientes del gran Ronaldinho Gaúcho. Hay que aprovechar su sonrisa, aunque sea en la memoria, pues en este momento está encerrada entre barrotes y difícilmente puede verse.

Hace pocos días, Ronaldinho viajó a Paraguay. La primera sonrisa de su ruta alumbraba un cartel promocional de la Fundación Fraternidad Angelical (con ese nombre, yo hubiera sospechado desde un principio) la cual lo había invitado. Ronaldinho y su hermano llegaron a Paraguay para participar en actos de dicha fundación.

Unas cuantas actividades infantiles, la presentación de un libro, la inauguración de un lujoso casino. Todo lo que Dinho tenía que hacer era obsequiar su radiante sonrisa al pueblo paraguayo. En principio, todo iba bien, hasta que presentó su pasaporte en migración. En lugar del documento brasileño con el que salió desde Sao Paulo, el exfutbolista ostentó un pasaporte paraguayo falsificado.

Dinho y su séquito aguardaron en un hotel de lujo, pero 12 horas después fueron detenidos y ahora están en prisión preventiva.

La Fundación Fraternidad Angelical fue la que contrató a Ronaldinho y la que le hizo llegar los pasaportes adulterados a través de un amigo en común. Pertenece a la empresaria paraguaya Dalia López Troche, sospechosa de cometer irregularidades financieras, pero libre hasta la fecha.

Lo curioso es que para acceder a Paraguay, un  brasileño solo necesita su cédula, no hacen falta mayores documentos ni visados. Ronaldinho y su hermano llevaban consigo sus papeles brasileños. ¿Entonces por qué optaron por usar documentos falsos? Ni ellos han abierto la boca, ni la situación logra comprenderse con facilidad. Se habla de beneficios fiscales a mediano y largo plazo, de los que Dinho podría disfrutar de estabilizarse su situación como “paraguayo”. Toda la confusión huele a un esquema de lavado de dinero y evasión fiscal. Con un poquito de suerte lo sabremos. Mientras tanto, no te preocupes en exceso por el bienestar del crack. Por ahora Ronaldinho recibe la visita de antiguos jugadores que residen en Paraguay y duerme en una celda para presos VIP, rodeado de políticos corruptos, algunos narcos poderosos y diversos criminales de guante blanco.

Hasta que nos infectamos

El deporte español es la víctima colectiva más reciente del coronavirus. A partir de ya, cada enfrentamiento deportivo, con un número más o menos masivo de seguidores, deberá realizarse a puertas cerradas. Más de mil personas, significará cero público. El domingo pasado tuvimos unos cuantos ejemplos de partidos sin público en Italia. Fue un ejercicio angustiante y distópico, que sirvió para darnos cuenta de que el fútbol sin su masa social correspondiente, es muy poco o casi nada. En el clásico de Italia, la Juve venció al Inter en un duelo de silencios, apenas interrumpido por los gritos instructivos de Antonio Conte, que resonaban perturbadoramente en medio del gran vacío sonoro.

Y ahora, creo que todos nuestros pensamientos deportivos se dirigen a la Eurocopa, prevista para arrancar el 12 de junio, y nada menos que en 12 ciudades diferentes. ¿Acaso será posible realizarla? Mientras tanto, en Italia el fútbol ha sido suspendido, con la gran posibilidad de que el campeonato no pueda finalizarse ni resolverse por la falta de fechas disponibles en el calendario. Pero lo primero es primero, como nos lo recordó el controvertido Mario Balotelli en su cuenta de Instagram.

“Paremos, la salud es lo primero. No quiero arriesgarme a enfermar. ¿Para qué? ¿Para entretener a alguien? ¿Para no perder dinero? No juegues con la salud”.

¿Cuál es más tóxico? ¿El coronavirus o Agnelli?

La toxicidad del coronavirus se ha mostrado como un poderoso peligro para la salud mental y física; y también para el fútbol. Pero un conspicuo personaje del calcio, se presentó en estos días como un serio retador a los niveles tóxicos del virus.

El diario deportivo Goal.com se preguntaba en un editorial si el presidente de la Juve sería el “Hombre más peligroso del fútbol”. ¿Quién es más tóxico, el coronavirus o Agnelli? Las terribles declaraciones de Agnelli en estos días, cuestionando los méritos del Atalanta para estar en Champions League, son un claro indicador no solo de su pensamiento recalcitrante, sino de los intentos por restarle deportividad al fútbol europeo, mientras intentan convertirlo en una competición más elitista, en un club de socios exclusivos.

Agnelli es el presidente de la ECA (European Club Association), organismo que lleva años luchando por abolir la Champions League para promover un torneo con la exclusiva participación de los clubes que pertenecen a la ECA. Agnelli preside a la Juve, uno de los diez clubes más ricos de Europa (y del mundo). Pero ganar la serie A una y otra vez, no garantiza aumentar sus millones.

Los derechos televisivos de la liga italiana no se asoman a los de la Premier League o a los del Barça y Madrid en la Liga española. Entonces, ¿cómo hacerse un poco más rico? Italia se le quedó chica.

Por eso apunta a la Champions League, aunque su club no ha sido muy exitoso últimamente. Pero defiende la idea de que si los clubes más poderosos de Europa se enfrentan entre sí una y otra vez en una liga exclusivista, el dinero va a fluir a raudales. Por eso le encantaría eliminar a clubes con sobrados méritos deportivos (como el Atalanta, tercero en la pasada liga italiana) para reemplazarlos por clubes con mayor base social, riqueza histórica y la posibilidad de atraer más espectadores. Y por si no te queda claro, Agnelli finalizó su perorata con estos conceptos: “¿Es justo lo de Atalanta? No lo sé. Solo sé que debemos proteger nuestros costos e inversiones”.

Las respuestas a la sordidez de Agnelli fueron inmediatas e incendiarias. No solo en redes. Diarios deportivos de prestigio como Tuttosport o Goal cuestionaron con severidad las palabras del jefe máximo juventino. Algunos llegaron a decir que Agnelli simplemente estaba celoso del buen juego del Atalanta y de la catarata de goles que suele anotar en sus partidos, a diferencia de su tiesa y estreñida Vechia Signora.

Permitido insultar millonarios

Qué rápido cambian las cosas. Apenas una semana y la feroz prohibición contra las hinchadas alemanas que insultaban públicamente al dueño del Hoffenheim (ver Cartas a Diego de la semana pasada) fue revertida, sin apenas un comentario. No es que se revirtió la norma en contra de las protestas. Simplemente los árbitros y oficiales del fútbol alemán decidieron hacerse los sordos y permitir que los hinchas berreasen a sus anchas en contra de Hopp, dueño multitudinario del Hoffenheim y rico patrocinador de la Bundesliga; y también en contra de la propia Bundesliga a la que lo más amable que le dijeron fue “mafia”.

En 2015 la federación hizo una excepción a la regla del 50+1, que señala que la propiedad de los clubes debe repartirse entre sus socios, y permitió que Hopp adquiriese más del 90% de las acciones del Hoffenheim. Los hinchas entendieron que esta excepción agredía la esencia comunitaria, propia del fútbol alemán. Desde entonces, los bandos se establecieron con claridad: por una parte la Federación y su socio Hopp; por el otro lado, todos los demás. La semana pasada los árbitros recibieron órdenes de la federación alemana de interrumpir los partidos si se registraban insultos contra Hopp. Hubo respuesta arbitral en el Hofffenheim-Bayern, pero esto no cambió nada. Las injurias continuaron, enriquecidas con ingeniosos epítetos. Alguien tenía que ceder. Este fin de semana, el cambio estuvo en los árbitros. Ninguno hizo el menor intento de detener un partido, pese a enfrentar pancartas imaginativas y feroces como la de los hinchas del Schalke, que rezaba: “Pedimos perdón a todas las putas por haberlas relacionado con el señor Hopp”.

Ante el intenso despliegue de las hinchadas, los clubes y la federación llegaron a la conclusión de que no se puede detener el fútbol objetando el ejercicio de la libertad de expresión. Ya lo sabes, podemos seguirlos insultando. Aunque parezcan intocables. Aunque sean millonarios.

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