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- 04/05/2016 02:00
La antorcha olímpica que iluminará los Juegos de Río de Janeiro 2016 aterrizó este martes en Brasilia, la capital soñada por el arquitecto Oscar Niemeyer, pero su llama quedó ensombrecida por la crisis política que atormenta al país.
DILMA ROUSSEFF
‘Los juegos serán históricos, mejores que todos los anteriormente celebrados'
Presidenta de Brasil
El símbolo olímpico llegó a suelo brasileño a primera hora de la mañana dispuesto a sumergir a Brasil en el clima deportivo, pero la política se coló en el trayecto de la antorcha por la joven ciudad brasileña, inaugurada hace 56 años.
Al grito de ‘No pasarán' y ‘No va a haber golpe', y mezclado entre cientos de personas, un grupo acompañó la llama por la Explanada de los Ministerios, una amplia avenida que reune los principales edificios del poder público brasileño, incluido el Senado.
En ese edificio, diseñado por el maestro brasileño de las curvas, los legisladores debaten si existen méritos jurídicos para la apertura de un juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, quien fue la encargada de encender la antorcha con la llama olímpica que llegó procedente de Ginebra.
La jefa de Estado, que podría estar apartada de su cargo durante la inauguración de los Juegos, fue aupada con cánticos por un grupo de simpatizantes que se concentraron a las puertas del Palacio presidencial del Planalto bajo el sol abrasador que caracteriza a Brasilia.
Rousseff le entregó la antorcha a Fabiana Claudino, quien ganó el oro olímpico en voleibol en Pekín 2008 y Londres 2012, y fue la primera portadora de una llama perseguida por los manifestantes.
Conscientes de la gran cantidad de periodistas extranjeros que llegaron hasta Brasilia para acompañar el evento, los manifestantes gritaron en varios idiomas contra el ‘golpe', como los grupos de izquierda califican el proceso legislativo que amenaza con recortar el mandato de Rousseff. ‘Contra il colpo di stato', 'no coup in Brasil', 'o tendrás golpe', citaban los carteles de los participantes de la marcha, quienes advirtieron de que no habrá sosiego si avanza el ‘impechment' contra la presidenta.
Pero no todo fueron protestas. También llegaron hasta el corazón político de Brasilia familias expectantes por ver el símbolo de los Juegos Olímpicos, la segunda gran cita deportiva que alberga Brasil después del Mundial de fútbol de 2014.
‘Es un momento único que no podemos dejar pasar', dijo Daniel Nazario, quien fue hasta la Explanada acompañado por su hijo de 6 años.