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- 16/10/2008 02:00
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PANAMA. En el concierto de las naciones boxísticas del orbe, Panamá ocupa un lugar especial.
Fue en este país donde nació el primer latino en consagrarse campeón mundial de boxeo, hazaña que, a la fecha, otros 27 istmeños han igualado. Y esta fue la tierra que vio nacer a Roberto Durán, el indiscutible más grande peleador latino de todos los tiempos.
Pero, hay un nombre que es determinante en la historia del boxeo panameño. Un púgil cuya influencia orientó las carreras de quienes luego serían los campeones mundiales panameños.
Y como el tiempo tiende a borrar los recuerdos y a deslegitimar la grandeza de los hombres, hoy queremos referirnos a don Ismael Laguna.
Desde sus años de infancia y adolescencia en Colón, Laguna mostró que estaba predestinado a ser una luminaria en el boxeo.
Debutó a los diecisiete años y desde el inicio enfrentó a los mejores. Cuando derrotó al cubano Enrique Hitchman en 1961, no sólo entró a las clasificaciones mundiales del peso gallo, sino que hizo soñar a los panameños con tener un campeón mundial, algo que no tenían desde que Al Brown perdió su corona en España en 1935.
Para Aurelio Fiengo, el actual presidente de la Comisión de Boxeo de Colón, Ismael Laguna es el boxeador más elegante que ha existido. “Tenía una precisión matemática para eludir golpes, por apenas unos centímetros. Un contragolpe espectacular y una velocidad formidable”, añade.
Tal como lo señala Fiengo, Laguna tenía una facilidad para colocar sus golpes. Fue él quien le abrió el camino a los grandes campeones que vinieron después.
Harmodio Cedeño, considerado el mejor juez de boxeo que ha tenido nuestro país, siempre ha dicho que Ismael Laguna fue el hombre que hizo renacer el boxeo en Panamá, que a inicios de los años sesenta, estaba de “capa caída”.
Cedeño nos cuenta que no sólo los aficionados al boxeo, sino las abuelas, las mamás, los chiquillos, todo el mundo preguntaba por él. “Sus triunfos provocaron euforia en Panamá. Fue un fenómeno. Un esgrimista, no era un noqueador, sino que sus victorias las lograba a base de su habilidad y destreza”, relata Harmodio.
Laguna nunca perdió en Panamá. Nunca fue noqueado, ni siquiera cortado. Sin ser un noqueador, obtuvo 37 triunfos antes del límite. Les ganó a los mejores.
Una vez en el Luna Park de Buenos Aires, luego de una gran pelea con Nicolino Loche, que marcó el único empate de su carrera, el ya desaparecido púgil gaucho le dijo al oído...”Che, vos sos el verdadero intocable”.
“Manos rápidas, pies rápidos, un hombre en movimiento que podía llegar a ti desde cualquier ángulo” así lo definió Gil Clancy, el gran manager, entrenador y comentarista de boxeo. Ese es Ismael Laguna.