El opositor Henrique Capriles, candidato a diputado en Venezuela, acusó este lunes al chavismo de buscar que la elección regional y legislativa del próximo...
- 21/11/2009 01:00
Cada dia más y más, me estoy convenciendo de que incurrí en un error al dejarme convencer por mi dilecto colega y amigo, Alfredo Franceschi, y asistí a un coloquio con la prensa deportiva, convocado por el entonces candidato a la presidencia, Ricardo Martinelli, y su vice-presidente, Juan Carlos Varela. Según me aseguró Alfredito, ahora sí vería cambios profundos en la estructura deportiva. Mi escepticismo era porque en materia deportiva, los políticos pregonan un cosa, en cuanto a la institución que regenta el deporte, y luego del triunfo la “oración” que rezan es idéntica a su antecesor. Es decir, que el INDE o PanDeportes, sigue siendo un pedazo de espacio político.
En mis escritos en forma consistente he señalado que si no se profesionaliza el INDE o PanDeportes, como tuvo que hacer Cuba a dos años del triunfo de la Revolución, o sea, en 1961, reemplazando el criterio de “espacio política” y “turismo deportivo”, por un concepto científico del deporte, bajo la dirección de personas con idoneidad comprobada, el deporte seguirá dando tumbos tras tumbos, y los mismos resultados mediocres, y lo peor, el regocijo y conformismo con medallas de bronce, como se observan en muchos atletas en los incipientes y decadentes Juegos Bolivarianos. Mi consejo sano y desinteresado al entonces candidato presidencial Martinelli, era que debía dotarse de un asesor deportivo independiente, para no cometer los mismos errores de su antecesor Martín Torrijos, de escuchar “cantos melódicos” de bonaza deportiva, creyendo y confiando en que mientras más canchas sintéticas de fútbol, coliseos de béisbol, y algunas piscinas no reglamentarias, son sinónimo de bonanza deportivo.
Caso error,se ignoró la masificación deportiva, y que no son los coliseos los que ganan medallas de oro, sino atletas bien entrenados. Además, son los deportes individuales los que ganan la mayoría de medallas de oro. Pues bien, pese a que Víctor Córdoba y otros se publicitaban como fijos para ser nombrados DG de PanDeportes, al parecer sus nombres no estaban en el ánfora de la “dedocracia política”, y “poof”, surgió la figura del Sr. Omar Moreno, elogiado como el “mesías”, que transformaría el deporte panameño. Como no fue por concurso, lo lógico era que alguien tuvo que recomendarlo. Sin haber cumplido siquiera 60 días en el cargo, ya había un “grito” para su remoción de la Ministra de Educación, Lic. Lucy Molinar, que al parecer lo recomendó. De allí en adelante, y sin contar con el apoyo de un partido político, comenzó y fue recrudeciendo cada vez más, ese deseo de removerlo de DG de Pandeportes. Al parecer, ahora la presión es tal, que da la impresión de que ese objetivo se logrará. Su cambio ya sea por Eduardo De Bello, Víctor Córdoba, Tiniacos, Mario Gálvez, etc., resolverá el problema el problema del deporte, claro que no.
Todos son miembros de partidos políticos, y su misma designación de a dedo, los obligará a un manejo partidario. Si Ramón Cardoze duró los cinco años, no fue por eficiencia, no, y mil veces no. Más bien fue por la protección personal que tenía del Presidente Torrijos. Es más, era “vox-poluli” que parte del acuerdo de Martín con “MVR” para la participación de Panamá en los XV JP; Río 2007, era la de cambiar a Ramón, que nunca ocurrió. Lo llamativo es que miembros del Consejo Consultivo de PanDeportes, que deberían brindar su apoyo solidario a Moreno como Director General, son los que más codician ser ahora el “cacique”. De destituir a Omar Moreno que nunca contó con mucha simpatía de la prensa como su antecesor Cardoze, por muchas razones, y entre ellos podría mirar el sitio web de PanamaCompra en su reinado, para ver los colegas que fueron agraciados con viajes pagados por dicha institución etc. El DG de menos duración fue Paulino Romero, (4 meses) de Sep. 1989 a enero 1999. Publio Toala, Eric Ucrós y Víctor “Baby D”Anello en su 1ª gestión, duraron 5 meses. Es pues, triste que en vez de fortalecer la administración de turno, está en juego el “quítate tú para ponerme yo”.