La educación como pilar para la competitividad

Actualizado
  • 06/02/2016 01:00
Creado
  • 06/02/2016 01:00
El crecimiento económico está íntimamente ligado con la educación, que requiere de una especial atención del sector público y privado

Las estimaciones del Ministerio de Economía y Finanzas ubican el crecimiento económico de Panamá en 6% para el 2015; desempeño que se espera superar en 2016 de acuerdo a las proyecciones. Lo anterior refleja una desaceleración en la economía, no obstante, sigue siendo uno de los resultados más altos a nivel latinoamericano. Este comportamiento ejerce una importante atracción de inversión directa extranjera, alcanzando $3,700 millones, es decir, 19.5% más que enero-septiembre del año anterior.

El entorno anteriormente descrito, impacta el empleo el cual creció en 2.3% creándose unos 38 mil nuevos puestos de trabajo, pero ha presentado una tasa de desempleo total de 5.1% reflejando la influencia de la desaceleración económica. La coyuntura actual muestra que, ante el cambio cíclico natural de las economías se debe estar preparado para afrontar las mismas, siendo la mejor opción el ser competitivos.

Es indiscutible que el crecimiento económico se encuentra íntimamente ligado con la educación. Un sistema educativo de calidad es pilar fundamental para la formación de capital humano, entendiéndose esta como las capacidades que un individuo adquiere por acumulación de conocimientos, es por ello que la educación es la única forma de aumentar las capacidades de las personas con lo cual se mejora la generación de ingresos, se combate la pobreza y por ende se mejora la calidad de vida de la población.

Por lo anterior, la educación requiere de especial atención, no solo por parte del Estado sino del también del sector privado ya que la acción mancomunada de ambos actores permitirá mayor calidad y pertinencia de la misma -sin obviar la cobertura-, para obtener el capital humano que pueda acceder al mercado laboral o emprender un negocio. Por un lado, alcanzar la calidad educativa requiere que se logre excelencia académica desde el nivel preescolar, primario, secundario y terciario, complementadas con las habilidades blandas, conjugación que permitirá mejores resultados - quizás no inmediatos - a mediano y a largo plazo. En adición, el que la formación responda a los requerimientos del mercado o sea pertinente, es otro reto que se debe asumir para obtener un sistema educativo competitivo.

Los resultados de Panamá en esta materia de acuerdo al Foro Económico Mundial, deja cierto grado de preocupación, en indicadores como calidad de la educación primaria, calidad de la educación en ciencias y matemáticas; y la calidad del sistema educativo; se obtuvo la posición 97, 114 y 94 respectivamente de 144 economías. Estos resultados requieren de una gran tarea nacional que busque mayor productividad posible del gasto público en educación y que la inversión que se realice sea eficiente y efectiva con el objetivo de ampliar el nivel de conocimiento y destreza, lo que permitirá aumentar la productividad del país.

El caso de Singapur es interesante, su sistema educativo -de las mejores del mundo- se caracteriza por una búsqueda constante de la calidad, de la flexibilización y de la diversidad. En esa estructura se brinda una formación que profundiza tanto en el aspecto académico como en el no académico, donde se da cabida a actividades extracurriculares y se promueve la innovación de los estudiantes y de los profesores. Los niños ingresan en edades tempranas al sistema y aplican pruebas que orientan a los estudiantes para seleccionar el tipo de programa que cursarán en la educación secundaria; todo esto con el objetivo de ganar flexibilidad y un currículum diverso y adecuado a las necesidades de cada alumno.

Definitivamente Panamá requiere de un cambio estructural en su sistema educativo, en donde los padres de familia, los docentes, la empresa privada, y el Estado; actúen coordinadamente para alcanzar una calidad de educación de clase mundial.

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