Contabilidad mental, un sesgo del escenario financiero

Actualizado
  • 04/04/2020 00:00
Creado
  • 04/04/2020 00:00
El comportamiento económico de los individuos influye significativamente en la determinación de la oferta y la demanda. La prosperidad de una economía se ve condicionada a las conductas de consumo

La contabilidad mental, también conocida como la teoría de los bolsillos, tiene fuertes implicaciones en la estabilidad financiera del individuo, llegando a determinar el éxito de sus metas y objetivos financieros y personales.

La contabilidad mental es perniciosa para el individuo, porque lo desenfoca completamente de objetivos reales y medibles.

Este es un tema que preocupa por su posible impacto en el desarrollo sostenible de una economía, principalmente porque es a partir del comportamiento económico que se determinan las tendencias clave de la oferta y la demanda.

De acuerdo con las estadísticas, el 90% de las decisiones de consumo están condicionadas a la práctica de la contabilidad mental. Es una conducta que escapa de la educación financiera, incluso en las naciones con alto nivel académico en temas de planeación, las personas reportan una fuerte inclinación a esta práctica.

En países desarrollados, aproximadamente el 52% de la población consume más de lo que le permite su poder adquisitivo. En contraste con los países en desarrollo, donde la población no está orientada en estos temas, se deduciría que la gran mayoría gasta lo que no tiene realmente disponible. Todo como resultado de una falta de objetividad del ingreso y las obligaciones.

Para María Eugenia Caballero, experta en banca y finanzas, y cofundadora de Bolsillo y Sencillo Panamá, la contabilidad mental es muy frecuente.

Según Caballero, las personas asumen que un buen manejo del dinero solo depende de realizar algunas cuentas y dejarle la tarea a la memoria. Así lo ilustra su experiencia, “cuando se le consulta al individuo sobre las cinco últimas cosas que adquirió, se le hace difícil responder inmediatamente. Nos percatamos de que es el resultado de un conteo mental, que empaña la claridad de las decisiones llevadas a cabo”.

La inestabilidad que estas conductas puedan tener en el individuo y, por ende, en el desarrollo sostenible, se traduce en que las personas –sin importar la edad o la formación académica– deben conocer el concepto del comportamiento económico, la contabilidad mental y sus consecuencias, las causas de esta conducta y cómo es posible modificar este mal hábito.

Ante todo, el comportamiento económico se enfoca en el análisis de las tendencias sobre el uso de los recursos financieros por parte del individuo. En estas decisiones, la forma en que se obtienen los recursos juega un papel muy importante. Aquí es donde el concepto de la contabilidad mental, definido por el premio Nobel, Richard Thaler (1999), tiene una significativa colaboración en la definición de las decisiones financieras.

De acuerdo con la conceptualización general, los individuos tendemos a realizar una contabilidad o segregación mental de nuestras riquezas, una conducta regida primordialmente por la forma en que la persona obtiene el dinero.

La ilustración directa la tenemos entre $1,000 que devengue un individuo en concepto de salario versus $1,000 que se gane en una lotería. En ambos casos, la persona cuenta con los mismos $1,000 que podrían utilizarse en el servicio de una obligación financiera como es el pago de una hipoteca o tarjeta de crédito, sin embargo, el hecho de haber obtenido los $1,000 con la mínima inversión de $1 en un billete de lotería, da la sensación de que fue fácil obtenerlo y, por tanto, se consume de manera irracional.

La contabilidad mental es perniciosa para el individuo, porque lo desenfoca completamente de objetivos reales y medibles, causando severas consecuencias en otros temas de planificación financiera que escapan de los flujos de efectivo o el denominado presupuesto.

Si pensamos en la composición de la planeación financiera integral, podemos deducir el efecto dominó que la irracionalidad de nuestras decisiones puede tener en otras áreas que son importantes para un perfil financiero sólido. Entre estas, la planeación fiscal, patrimonial y de retiro o jubilación.

Desde la perspectiva fiscal, si usted no es objetivo con la clasificación de sus ingresos, usted es sujeto a no hacer uso de los beneficios que la ley de tributación de su jurisdicción le proporciona, perdiendo incluso oportunidades de relocalización de capital a otros objetivos.

En lo que respecta al patrimonio, se obvia la verdadera capacidad de acumulación. Por ejemplo, cuando usted acude a una institución financiera a solicitar una hipoteca para la adquisición de un inmueble, lo primero que le solicitan son sus evidencias de ingresos. Puede que usted cuente con documentación que presentar, pero no lo suficiente. Por ejemplo, la contabilidad imaginaria que usted ha estado aplicando podría estar obviando otros componentes significativos de su poder adquisitivo, o aún más grave, la contabilidad mental podría haber afectado su capacidad de pago porque redirigió los recursos a otras decisiones de consumo irracionales.

De esta falta de organización, la planificación al retiro o la jubilación es la que se ve mayormente impactada. En un contexto sencillo, si el individuo no es objetivo sobre sus obligaciones y consumo, menos estará en la capacidad de determinar las sumas de dinero requeridas para la calidad de vida que anhela tener en el futuro.

De acuerdo con la experiencia de Caballero, esta conducta de conteo mental se genera porque las personas toman decisiones financieras sin previo análisis, además, considera que la educación sobre finanzas personales no es vasta para los estándares de una economía como la de Panamá.

“En la parte cultural vivimos del consumo del día a día, convirtiéndose en algo normal. En cuanto a la educación financiera, no se nos educa a temprana edad, sino cuando llegamos a la vida adulta, y la realidad nos encamina a la adaptación. A pesar de los tropiezos, muchos no terminan de aprender”, comenta.

Como podemos deducir de estos escenarios, no exhaustivos, la contabilidad mental es una limitante para el éxito financiero y una amenaza al sistema económico; por ello es que se torna imperativo que se tomen las medidas necesarias para su prevención.

Primero, es importante establecer la organización financiera personal por medio de la determinación objetiva de sus ingresos y gastos. Una acción que usted puede controlar implementando un presupuesto sujeto a una revisión con frecuencia continua.

Así lo corrobora Caballero, indicando que un ejercicio práctico es darse a la tarea de anotar los gastos durante un mes, ya sea utilizando una app, Excel o hasta la herramienta más sencilla como un cuaderno de anotaciones.

“Es un ejercicio muy revelador, y nos hace darnos de cuenta de que a veces gastamos dinero sin percatarnos, e incluso llega a escaparse de la contabilidad mental”, dice.

Otro medio para la reducción paulatina de esta conducta es buscar orientación profesional y académica en el tema. Uno de los mayores retos en la lucha contra este conteo mental es engañarnos al pensar que estamos siendo objetivos. Aquí aplica el dicho “no existe peor ciego que el que no quiere ver”.

¿Dinero que importa y dinero que no importa? La realidad es que no existe tal distinción. El dinero, independientemente de cómo se obtenga, es y continuará siendo la primera fuente para satisfacer nuestras necesidades básicas y obligaciones; es por ello que todo el dinero es importante. Aquella frase que reza: “El dinero que puedo permitirme perder” es puramente una inclinación mental al fracaso, según los expertos en la materia de comportamiento económico.

Recuerde que el secreto de su estabilidad financiera no se basa solamente en la cantidad del ingreso percibido, sino en nuestra disponibilidad para organizarnos formalmente sobre su uso, y en las habilidades que se refuerzan con asesoría de profesionales y académicos del medio.

La ilustración perfecta la tenemos en dos individuos con ingresos dispares, donde uno puede generar al año $1 millón y el otro solo $100 mil, y puede que este último, a pesar de contar con un ingreso en un 90% menor, reporte un perfil financiero más sólido.

Cuando una persona no tiene clara una acción, es como andar en un camino sin rumbo, redirigiendo esfuerzos hacia algo sin sentido. Para los académicos, se debe trabajar en campañas que eduquen sobre los efectos de la contabilidad mental y promuevan un espacio a la planificación objetiva. No procrastine más, y tome el control de sus finanzas.

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