Los capturados fueron ubicados en la comarca Ngäbe-Buglé, las provincias de Veraguas, Los Santos y Panamá
FAO advierte que en América Latina persiste el aumento de los precios en alimentos
- 11/04/2023 12:43
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por siglas en inglés) advirtió este martes 11 de abril que en América Latina y el Caribe se registran los precios más altos en los alimentos, la tasa de inflación en la región aumentó un 43.9% en septiembre de 2022, lo que representa un incremento adicional del 44% en comparación con marzo de 2022.
El organismo reconoce que la inflación en el precio de los alimentos ha aumentado en todo el mundo, sin embargo la magnitud del aumento en América Latina y el Caribe es mucho mayor que en otras regiones. Cabe señalar que desde 2018 en algunos países de América Latina, como Argentina y Venezuela los precios de los alimentos se han disparado debido a la alta inflación y la depreciación de la moneda local, lo que ha influido en el promedio regional, informó la FAO en un comunicado de prensa.
"Aunque los incrementos no afectan a todos los hogares de la misma manera. Las poblaciones más vulnerables, incluidos los hogares de menores ingresos, se ven afectados de manera desproporcionada por la inflación de los alimentos debido a su mayor asignación de presupuesto hacia los gastos en alimentos", destaca la FAO en su escrito.
El organismo que tomó como referencia el Panorama Regional de 2023, usando datos de los bancos centrales nacionales para países seleccionados en América Latina y el Caribe, indicó que los grupos de ingresos más bajos gastan entre el 22% y el 50% de su presupuesto en alimentos, mientras que los de ingresos más altos, excepto México, gastan menos del 17%. Las altas tasas de inflación reducen el poder adquisitivo de los hogares, particularmente en grupos de ingresos más bajos donde una parte significativa del presupuesto se destina a alimentos, lo que pone en peligro la seguridad alimentaria y la capacidad de pagar alimentos nutritivos.
Los gobiernos de América Latina y el Caribe han implementado nuevas políticas de gasto e impuestos para abordar el aumento de los precios de la energía y los alimentos, incluidos los fondos de estabilidad de precios. Sin embargo, la evidencia ha demostrado que esos subsidios energéticos tienden a beneficiar desproporcionadamente a los grupos de ingresos más altos. En algunos países esos aumentos de precios son uno de los factores que desencadenaron protestas de diversos sectores y organizaciones políticas, obligando a los gobiernos a tomar medidas.
Con crisis superpuestas y las secuelas de la pandemia es crucial que los países aborden las profundas vulnerabilidades en sus sistemas alimentarios para garantizar la seguridad alimentaria. Según la FAO, se proyecta que el número de personas que padecen hambre en el mundo en 2022 aumentará de 7.6 a 13 millones, con un aumento estimado de 350,000 a 640,000 individuos en la región. Durante el período de 2019 a 2021, que también vio los impactos sociales y económicos de la pandemia de covid-19, el hambre en la región aumentó en 13.2 millones de personas.
Para abordar una posible crisis de seguridad alimentaria y hambre en América Latina y el Caribe, los países pueden implementar una serie de respuestas políticas integradas. Los programas de apoyo agrícola, como proporcionar a los agricultores semillas, fertilizantes y herramientas, así como capacitación e infraestructura, como sistemas de riego, pueden ayudar a mejorar la producción de alimentos.
Las políticas de protección social, como los programas de alimentación escolar y las transferencias monetarias, pueden ayudar a la población de bajos ingresos a acceder a alimentos nutritivos. Las políticas de regulación de precios pueden garantizar que los alimentos estén disponibles y accesibles a precios asequibles.
Finalmente, los países pueden establecer estrategias a largo plazo para transformar los sistemas agrícolas y alimentarios, centrándose en abordar las altas tasas de inflación de los alimentos que pueden reducir el poder adquisitivo de los hogares y amenazar la seguridad alimentaria. Al tomar medidas para abordar la inseguridad alimentaria de manera integral, multidimensional y sostenible, los países pueden avanzar para garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a alimentos nutritivos y asequibles.