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- 26/12/2009 01:00
- 26/12/2009 01:00
CHILE. Con un nuevo gobierno que asumirá en 2010, Chile debate sobre las razones de su estancamiento relativo.
Un grupo de economistas y políticos cree que, debido a ello, el país ve peligrar su avance hacia el desarrollo.
Se arguye que la productividad total de los factores (PTF) no sólo no crece, sino que ha entrado en una serie negativa.
El economista Ricardo Ffrench Davis no lo ve así.
“Las cifras que andan circulando son intensas en errores de medición”, dice. De todas formas son más bajas que las de la edad dorada de los 90, “pero no tanto”.
Para Alejandro Fernández, de Gemines Consultores, “es un problema que tiene que ver con políticas que no se han hecho”.
Entre ellas, destaca la falta de eficacia del funcionamiento del Estado, mayores rigideces laborales, falta de políticas pro-crecimiento y la mala calidad de la educación masiva. Ffrench Davis pone el acento en otro lugar.
Por ejemplo, en cómo los rendimientos decrecientes de varios de los minerales complican a la industria minera.
Leyes que eran del 2%, han caído a 0.5, a 0.6%. ¿Resultado? “Tenemos que invertir más para mantener los niveles de producción”, dice.
Existe, además, una causa positiva que empuja hacia abajo la productividad: muchas empresas tienen costos ambientales más altos.
Se gasta dinero en no contaminar. Eso significa que se cuidan bienes públicos como el agua y el aire (es decir, que se internalizan los costos de lo que antes eran externalidades negativas).
Otra de las explicaciones sobre los problemas de los vaivenes del tipo de cambio que oscila bruscamente del 2000 para acá.
“Esta es una variante muy clave. A diferencia de lo que hicieron coreanos y taiwaneses que lo sostuvieron estable, acá se mueve mucho”.
¿Resultado? Se incentiva a que los empresarios se queden produciendo cosas tan rentables que no importe que el tipo de cambio fluctúe.
Luego, las exportaciones no tienen valor agregado alto.
Fernández reconoce la volatibilidad, pero discrepa en cómo resolverla. “La solución no es tratar de manipular el tipo de cambio. Eso es caro e ineficiente”. Prefiere políticas pro competitividad, generar mercados más profundos “y, eventualmente, dolarizar los costos”.
Hoy, nuevas promesas políticas hablan de que Chile podría llegar a ser un país desarrollado en 2020.
Es imposible. Con un ingreso correspondiente al 30% del de los países de G7, con diez años sumando un 6/7% no alcanza. “Se necesitan —arguye Ffrench Davis— 20 años de China al 12%”. Aun así, esforzarse vale la pena. Y mucho.
“Si crecemos al 6%, en 11 años más duplicaremos el producto. Eso es una gran diferencia. La continuidad es muy clave y, para ello, la macro es vital”.