'Los criterios ESG son una estrategia de negocios diferente'

Actualizado
  • 10/08/2023 00:00
Creado
  • 10/08/2023 00:00
La gestión de los criterios de ambiente, sociedad y gobernanza tienen repercusiones directas en la capacidad de la compañía para recibir inversión, en su reputación y en la sostenibilidad del negocio, afirmó el especialista en responsabilidad social y empresarial, Luis Mastroeni
Luis Mastroeni, especialista en responsabilidad social y empresarial.

Los criterios ESG (las siglas en inglés de Environmental, Social and Governance) en la práctica se refieren a los factores que convierten a una empresa en sostenible a través de su compromiso social, ambiental y de buen gobierno, sin descuidar los aspectos financieros. El origen de este acrónimo se remonta al año 2000 y ha sido el resultado de la evolución de lo que se conocía como inversión socialmente responsable (ISR). La identificación, gestión y medición de los criterios ESG dentro de una organización tiene sus repercusiones directas en su capacidad para recibir inversión, en su reputación y en la sostenibilidad del negocio, afirmó el especialista en gestión de la responsabilidad social empresarial, Luis Mastroeni. “Los criterios ESG son una estrategia de negocios diferente”, dice Mastroeni, quien en su haber tiene experiencia como periodista, ejecutivo de empresas, consultor, director de oenegés, profesor universitario, gerente de sostenibilidad de BAC Credomatic en Costa Rica y actualmente es director de operaciones corporativas de Dos Pinos. ¿Para qué sirven los criterios ESG? ¿Por qué son importantes? ¿Cómo impactan? Son parte de las interrogantes que respondió el experto en este espacio.

¿Qué son los criterios ESG y qué promueven?

Los criterios ESG significan ambiente, sociedad y gobernanza. Hace poco más de 20 años los sistemas de responsabilidad social y sostenibilidad empiezan a darse con más profundidad en nuestra región latinoamericana. Luego de ello se dan cuenta de que hace falta conocer un poco más de lo que significa esto. Se le da un poco más de peso al tema de la sostenibilidad y gobernanza, que tiene que ver con cómo la empresa va a gestionarse en términos sociales, económicos y ambientales, pero una decisión no de unos cuántos dentro de la empresa, sino de la alta dirección. Esa es la gobernanza. La parte social es la que ya conocemos, los aspectos sociales, internos y externos de la empresa, su relación con los colaboradores, su relación con la comunidad, sus alianzas público-privadas, etc. Y la parte del ambiente, que es todo el contexto del cambio climático, ecosistema, medio ambiente, etc. Esos son los criterios ESG que vienen siendo cada vez más relevantes en bolsas y empresas públicas; y cada vez hay más inversionistas que quieren hacer inversión con esos criterios (ESG), que aseguran que ese dinero que están poniendo va a respetar el ambiente la sociedad y tiene lineamientos de gobernanza.

¿Cómo llevar esta economía a que impacte a las personas comunes?
Hace poco más de 20 años los sistemas de responsabilidad social y sostenibilidad empiezan a darse con más profundidad en la región latinoamericana.

Un poco de antecedentes. Tradicionalmente, las empresas se han preocupado por solamente hacer dinero, y no quiere decir que no lo sigan haciendo; para eso se hacen, para hacer dinero, para beneficiar a sus dueños, a sus accionistas, etc. Pero en el contexto en el que vivimos, la evolución de la sociedad le ha dicho a las economías y a las empresas que no es suficiente con que usted se preocupe solo por hacer dinero, porque el logro del dinero hoy ya no viene solamente porque usted ponga algo en el mercado. Es necesario que usted aporte como empresa al contexto en el que opera, para que ese contexto no se degrade, porque se está degradando, se está erosionando. Entonces, la propuesta allí es que la sostenibilidad tiene que ver con cómo la empresa pone en el mercado productos y servicios más integrales, pensando no solamente en el beneficio del accionista o del dueño, sino también en el beneficio para la sociedad y para el medio ambiente. Con esto claro, las empresas han evolucionado a un modelo en el que siguen generando valor económico, pero están conscientes de que también tienen que hacerlo desde el punto de vista social y ambiental para asegurar el contexto social en el que operan.

¿Cómo pasar de simplemente cumplir con un programa de ESG a la aplicación de valor?

Varios pasos, lo primero es que la empresa tome la decisión de que esta va a ser su nueva forma de operar. Cuando hablamos de ir hacia los indicadores de ESG y de generar valor económico, social y ambiental, es una decisión que tomó la junta directiva, la alta dirección de la empresa, y por eso es tan importante la G de gobernanza. Yo soy el presidente de esta empresa y con mi junta directiva tomamos una decisión en firme y a partir de ahora vamos a generar valor económico ¡sí!, pero tenemos que hacerlo también a nivel social y ambiental. ¿Cómo? Lo primero que se hace es entender cuáles son los impactos de la empresa. Todas las personas y todas las organizaciones generan impactos, en el contexto o en la sociedad donde operen: impactos sociales e impactos ambientales. Entender cuáles son esos impactos, cuáles son positivos, cuáles son negativos, cuáles le hacen bien a la sociedad y cuáles no le hacen tanto bien. Y una vez que tengo eso claro, empiezo a disminuir los impactos negativos y a potenciar los positivos con un plan de trabajo que tiene indicadores y que tiene presupuesto para llevarlo a cabo poco a poco. Y finalmente, este plan se distribuye a lo largo y ancho de toda la empresa. Por ejemplo, mercadeo en la empresa equis no solamente tiene que preocuparse por temas de estrategia de precios, de estrategia de mercado, publicidad, etc, sino que tiene indicadores sociales y ambientales que debe cumplir.

¿Se podrían considerar los criterios ESG como una nueva estrategia de negocios? ¿Cree que las empresas los estén considerando y migrando hacia allá?

¡Sí!, los criterios ESG son una estrategia de negocios diferente; y hay varias razones por las que las empresas ya están cambiando. La primera y que también esto le mete velocidad a la gestión de este tipo, es que el consumidor está empezando a tomar decisiones diferentes con respecto a qué elige en el mercado. ¿Qué quieren? Quieren productos y servicios que le hagan bien a la sociedad, que disminuyan su impacto ambiental. Ya no solamente impulsados por los temas de precios, sino otras razones que toman en cuenta a la hora de elegir un producto. La segunda razón: la legislación en Panamá. A finales de diciembre (2023) entrará la ley que prohíbe los carrizos pegados en los empaques de jugos, refrescos de cualquier producto líquido que se venda en esos empaques. Así como hay esa regulación en todas partes, en todo el mundo están sucediendo regulaciones en temas de plástico, derechos humanos, relacionamiento con proveedores, trato justo al colaborador regulado. Es ley, hay que cumplirlo. Entonces, esa es otra presión que le están poniendo los indicadores ESG a las empresas. La tercera razón por la que hay que empezar a matricularse en esta gestión es porque hay mucho dinero en las instituciones financieras dispuestas a invertir y financiar en empresas que sean guiadas o gestionadas por indicadores ESG. Hay una oportunidad que están perdiendo las empresas de conseguir créditos blandos, fondos no reembolsables, plazos más amplios, tasas más bajas que les permitan conseguir dinero para sus inversiones, gracias a una forma diferente de hacer negocios. Lo otro que es muy importante es la atracción y obtención de talento. Las personas quieren matricularse y entrar en empresas que se comporten de esta forma y quieren durar y hacer carrera, por lo tanto, los presupuestos y la inversión en preparación y capacitación de personal empiezan a reducirse y ahí hay ahorros importantes para las empresas. Todas estas características son las que están impulsando que más empresas gestionen sus indicadores ESG y se pasen a esta forma de operar. Y finalmente, un aumento en la reputación. Cada vez más las empresas, los clientes y los consumidores están decidiendo por temas de confianza y reputación. Según estudios mundiales, el 43% de la reputación positiva (del 100%) de las empresas viene dada por las prácticas ESG, porque la empresa se comporta bien social y ambientalmente. Entonces, otras de las razones por las cuales acelerar esto es porque mejora la reputación, mejora la confianza y la gente quiere mis productos o mis servicios por todas estas razones.

En comparación con la región, ¿cómo evalúa a Panamá en materia de implementación de los criterios ESG?

Gracias a las acciones de organizaciones como Sumarse que están trabajando ya desde hace muchos años con las empresas para mejorar, vienen en Centroamérica y el Caribe evolucionando el tema de la sostenibilidad y de los indicadores ESG. Creo que de uno a diez en general, en toda la región, debemos estar en un ocho en este momento. Ha mejorado bastante, pero viene dado por dos cosas muy importantes: 1) por la relación con los bancos y la presión que están poniendo para orientar créditos y para seleccionar empresas con las cuales están haciendo negocios; y 2) por los grandes clientes mayoristas que están aquí en Panamá y en el resto de la región le están pidiendo a las empresas, le están poniendo otras condiciones para comprar que vienen dadas por aspectos ESG. Y lo último que todavía no ha empezado a suceder, pero que estará a dos años, es un acontecimiento que se ocurrió el mes pasado (junio) en Londres. Desde hace muchos años, en instituciones y organismos que trabajan las normas internacionales de información financiera, las NIF, vienen buscando una manera, un denominador común para que dentro de los estados financieros se reporten aspectos ESG, aspectos de sostenibilidad y aspectos de cambio climático.

¿Desde qué punto de vista?

Desde el punto de vista de que la empresa pueda demostrar, como parte de sus estados financieros, cómo los temas de sostenibilidad y de cambio climático no van a afectar el estado financiero, no van a afectar las finanzas en el mediano y largo plazo. Eso no ha empezado a regir, pero empezará en 2025-2026 en todo el mundo.

¿Qué va a pasar cuando eso ocurra?

Una empresa se va a acercar a un banco con sus estados financieros, o un auditor se va a acercar a un auditor equis para decirle: 'audíteme mis estados financieros', y si estos no contemplan lo que hoy se llaman las normas S1 y S2 de las normas de información financiera, las NIF, ese estado financiero podría salir manchado como una declaración manchada por parte del auditor, y ningún banco, ningún cliente mayorista, ningún inversionista al ver un estado financiero que esté dudoso va a querer poner plata ahí. Eso es a lo que finalmente le va a meter velocidad y presión a todas las empresas los próximos dos años.

¿Los criterios ESG están alineados a los Objetivos 2030?

¡Sí!, sin duda alguna. Los aspectos ESG vienen a acelerar los compromisos de las empresas para que pongan más atención en los temas ambientales.

¿Cuál es el retorno sobre la inversión o cuál es la competitividad de las empresas ESG?

Lo primero que hay que decir es que Harvard en el año 2012, todavía estaba muy joven, comprobó en un estudio de diez años que las empresas con desempeño sostenible, con desempeño ESG, son empresas más rentables que las que no lo son. Segundo, la pregunta aquí no es cuánto más voy a vender por ser ESG, es ¿qué va a pasar si mi empresa no se empieza a transformar y en el futuro me dejen de comprar porque no me matriculé a tiempo en esta gestión? Lo otro es que las empresas que se comportan de forma ESG, que tienen ese tipo de indicadores, están más preparadas para enfrentar la legislación y las regulaciones que va a venir, los cambios en la conducta del consumidor van a demorar su reputación y van a lograr un mejor posicionamiento en el mercado.

¿Qué pasaría si las empresas no empiezan a trabajar en estos temas?

Las empresas que no están trabajando en esos temas ya están empezando a quedarse rezagadas. Y pongo ejemplos, hay empresas multinacionales que están pidiéndoles a sus proveedores –pyme o micropymes o emprendedores– hacer negocios con este tipo de indicadores, y si no los tienen, no puedo hacer negocios con usted. Podríamos estar desaprovechando oportunidades de mercado, desaprovechando encadenamientos productivos porque no lo estamos haciendo. Los bancos desde hace algunos años empezaron a pedir para analizar los créditos un formulario que se llama Saras (Sistema de análisis de riesgos ambientales y sociales). Entonces, además del estado financiero, los bancos están pidiendo la respuesta de este formulario y cada vez más la presión está llegando a las empresas, porque si no llenan satisfactoriamente este formulario y si no le demuestran al banco que se están preparando en estos temas, el banco podría no hacer tan blandas las tasas de crédito, al contrario, podrían ser más elevadas, y podría prestar a menos plazo. Es decir, las facilidades crediticias se le complicarían a estas empresas. Y por último, las empresas que no están trabajando en eso, ya empiezan a ver que sus colaboradores, que su talento, empieza a migrar hacia las empresas que sí tienen esas prácticas y podría haber fuga de talento, falta de retención, podría aumentar la rotación y eso a ninguna empresa le gusta.

¿Hay algún organismo o norma que rija el cumplimiento de la ESG?

La norma mundial para empezar el trabajo de este tipo de gestión empresarial es la ISO 26000 publicada en el año 2010 por acuerdo mundial y ese es el marco normativo por el cual las empresas empiezan a trabajar en estos asuntos. En ambiente está la ISO 14001, que también le ayuda a las empresas a gestionarse ambientalmente. Desde el punto de vista de indicadores de gestión y de reportes de esto está el Global Reporter Inicial, que es también una norma mundial acordada universalmente para reportar indicadores de este tipo. Pero la cereza del pastel en la regulación y en como dice usted, los organismos que van a legislar esto o a regular esto van a ser las NIF S1 y las NIF S2 porque ya va a ser de cumplimiento obligatorio en los estados financieros reportar este tipo de cosas, y usted no va a poder reportar si no tiene su gestión robusta en temas de sostenibilidad y en temas de cambio climático.

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