Competitividad y salud: dos lados buenos de la moneda

Actualizado
  • 12/12/2014 01:00
Creado
  • 12/12/2014 01:00
Un individuo sano genera mayores aportes para sí mismo y para la sociedad en su conjunto, lo que replica en sus familiares

Este artículo aborda la importancia del sector salud en Panamá, sus principales desafíos, así como las opciones e implicaciones que derivan de contar con una salud pública de mayor calidad.

¿Pero por qué y para qué un país requiere un mejor sistema de salud? La respuesta es quizá demasiado sencilla; además de los beneficios obvios de que mejora la condición física y la calidad de vida del ser humano, incide en su potencial para aumentar su bienestar material mediante un aumento en su capacidad de generar ingresos y su productividad.

Más aún, un individuo sano, a la vez genera mayores aportes para sí mismo y para la sociedad en su conjunto. Es decir, cada dólar bien invertido en salud beneficia al individuo mismo y al resto de su congéneres potenciando el beneficio inicial y directo.

En Panamá la salud pública es provista por dos entidades; la Caja de Seguro Social (CSS) que funciona a base de sus cotizantes y el Ministerio de Salud (MINSA), financiada por el Estado, el cual provee salud en forma casi gratuita al resto de la población.

El MINSA cuenta con 15,000 colaboradores y la Caja de Seguro Social con 28,000. En conjunto el gasto de estas entidades representa más de 8% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que coloca a Panamá ligeramente por encima del promedio regional de lo que gastan otros países.

Lamentablemente, la percepción de los usuarios es que la calidad no se compara con la alta asignación de recursos, lo cual demuestra la necesidad de instrumentar políticas que estimulen mayor eficiencia y eficacia para que se gasten los mismos o menos fondos, y se pueda atender a su vez a un mayor porcentaje de población (más cobertura).

Parte del problema es la dualidad o traslape entre ambas entidades en la oferta de servicios que prestan y de las inversiones en las que incurren. El sistema además carece de los registros necesarios para garantizar la seguridad del paciente y mejorar la provisión de medicamentos y asistencia.

Más aún, otra necesidad consistiría en desarrollar programas de prevención mediante el reforzamiento de los centro de salud, mejorando su capacidad de gestión y dotación de recursos, y a través de campañas publicitarias. Entre las principales causas de muerte en Panamá figuran enfermedades del corazón, cerebro vascular, diabetes y neumonía entre otros, las cuales son en gran medida prevenibles.

El otro aspecto sería redefinir el rol de cada entidad, sobre todo procurando que el Ministerio de Salud se enfoque más en un papel de rectoría y se refuercen alternativas para facilitar la asignación de recursos sobre la base de indicadores de gestión apoyados en un sistema que contabilice los costos por unidad de producción.

Se precisa además la instauración de un sistema de gestión de recursos humanos que incentive la mejora en la productividad laboral en forma proporcional a potenciales ajustes salariales. Se puede además reforzar el sistema de expedientes digitales, sistemas de inventario, logística de medicamentos e insumos, registro de pacientes y asignación de citas.

Finalmente se demanda de criterios más técnicos para ejecutar las inversiones a efectos de eliminar duplicidades. Otro aspecto es focalizar la gestión hacia aquellos segmentos de menor ingreso generando un círculo virtuoso tal que, a mayor calidad mayor productividad, y finalmente mayores ingresos y menos pobreza.

El círculo virtuoso se cerraría finalmente con un mejoramiento paralelo y continuo en la educación que recibe la población meta. La salud preventiva es menos costosa en una población educada e informada de cómo cuidar su salud. Pero todo lo anterior requiere un amplio consenso y divulgación nacional para que los actores adquieran conciencia de la necesidad de reformar el sector salud.

ANALISTA DEL CENTRO NACIONAL DE PANAMÁ

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