Consecuencias del exceso de autonomía

Actualizado
  • 11/07/2014 02:00
Creado
  • 11/07/2014 02:00
No sirve de nada cambiar a las personas si no se modifican las reglas del juego

Cuando llega un nuevo ministro, director general, etc., convoca a todos sus subalternos para la primera reunión de trabajo con el propósito de explicarles las nuevas políticas y las directrices que, generalmente, provienen de la campaña política y que indican las razones por las cuales el nuevo gobierno ganó las elecciones. Este primer paso administrativo, casi siempre va acompañado de inculpaciones sobre el atraso o las malas políticas que causaron la decadencia del sector agropecuario. ¡Esto es clásico! Y este fenómeno, se repite cada cinco años o cada vez que hay cambio de ministro de Desarrollo Agropecuario.

En esta primera reunión el nuevo jefe empieza a prometer que habrá grandes cambios y que la agricultura mejorará como en los mejores tiempos. En esta etapa de la reunión ningún subalterno dice nada, solo escucha esperando su oportunidad para tomar la palabra. No hay que olvidar que los directores regionales son líderes en sus áreas y son, generalmente, buenos oradores y conocedores, no solo de su especialidad, sino de toda la problemática del sector. Y, en efecto, son grandes expertos profesionales que escucharán con atención al nuevo jefe.

Luego de la presentación del jefe se levantará un líder y le dirá al ministro que sus regiones tenían grandes problemas porque nunca recibían el apoyo material y logístico de lo que ellos requerían para poder solucionar los problemas de los agricultores del área. Le dicen al ministro que no tiene carro, combustible, viáticos, refacciones, papelería, etc. Aquí empieza el ataque de abajo hacia arriba. Esta historia me tocó vivirla en muchas ocasiones.

Esta primera reunión (muchas veces la última) con los funcionarios subalternos produce efectos que sellarán su administración y que trataré de explicarla más adelante. Aquí los jefes explican que, con la nueva administración van a solucionar todos estos problemas presupuestarios.

Hay que destacar que, como la mayoría de los nuevos jefes del sector vienen de la empresa privada, piensan que todo se soluciona con la Contraloría y las buenas relaciones con el Presidente, sin embargo, al llegar a la Sede chocan con la realidad de lo que significa ‘administración de los recursos públicos’, y todas las promesas quedan limitadas por un Presupuesto Ley que no se puede modificar a su antojo. En consecuencia, no pueden satisfacer las peticiones de sus subalternos regionales. Y, esto último, lo saben muy bien esos subalternos de las provincias.

Si los nuevos jefes no estás claros de lo que van a hacer en el sector y no tienen la posibilidad de verificar su cumplimiento de abajo hacia arriba, entonces, todo será como sucede en el béisbol: cambio de una primera base por otra sin mayor consecuencia y todo continuará igual. Lo anterior significa que si se hace un cambio de personas y no se modifican ciertas reglas de control del juego, entonces se quedará haciendo lo mismo que el funcionario anterior.

Bajo las circunstancias actuales, o sea con el modelo actual de administración del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA), resulta casi imposible saber lo que sucede en las instituciones autónomas del sector e, inclusive, de su propio ministerio, por el ‘exceso de autonomía no supervisada’. Esto significa que hay que resolver a nivel de cada centro de poder la forma de verificar los resultados de las políticas que provengan del Ejecutivo.

ECONOMISTA

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