Starbucks invade Colombia, la tierra del café

  • 17/07/2014 02:00
A Juan Valdez le ha salido competencia en su propio feudo. Starbucks inauguró el miércoles su primer local en la tierra del café

A Juan Valdez le ha salido competencia en su propio feudo. Starbucks inauguró el miércoles su primer local en la tierra del café, cuyo arábico vende desde hace años en todo el mundo. Se trata de un local de tres pisos en Bogotá que es el primero de 50 que la firma de Seattle planea abrir en este país en los próximos cinco años.

En un gesto hacia la tradición cafetera de Colombia, es el único en el mundo que servirá exclusivamente café nacional. ¿Acudirán los colombianos al llamado de Starbucks, haciendo a un lado al popular Juan Valdez? La Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, dueña de la cadena Juan Valdez, dice que ve con buenos ojos la competencia. Asegura que la llegada de Starbucks impulsará el mercado de café gourmet java incluso si sus ventas en sus casi 200 locales merman un poco a corto plazo en Colombia.

‘Hay lugar en el mercado para los dos”, afirmó Alejandro Londoño, director de ventas internacionales de la cadena. La misión social de Juan Valdez de promover el café colombiano y contribuir al bienestar de sus productores seguramente hará que la clientela se mantenga leal a la cadena, según Londoño.

Desde su fundación hace 11 años, la cadena colombiana ha aportado más de 20 millones de dólares a un fondo que ayuda a mantener a las 560 mil familias de la región cafetera, algunas de las cuales tienen acciones en la empresa. Si bien Starbucks se ha creado una imagen de empresa responsable, que ofrece a sus empleados de Estados Unidos generosos seguros médicos e incluso cursos universitarios online, hasta ahora no había incursionado en Colombia, la tercera economía más grande de América Latina, a pesar de que abrió 700 locales en 12 naciones de la región. Ello se debió probablemente a que no quiso herir las sensibilidades de esta nación cafetera, molesta porque sus cultivadores reciben apenas unos pocos centavos de los cuatro dólares que cuesta un venti latte.

Por más que el país exporte los mejores granos de café, el gusto de los colombianos era hasta hace poco bastante provinciano y casi todo el mundo bebía el ‘tinto’, como se denomina a un café negro, muy azucarado, a menudo recalentado.

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