La banca panameña vislumbra un 2024 ‘desafiante’

El sector bancario panameño vislumbra 2024 como un año “desafiante” debido a los continuos shocks internacionales y los desafíos económicos internos por los que atraviesa el país, como consecuencia del cierre de la mina y la crisis de la Caja de Seguro Social (CSS), lo que genera condiciones financieras difíciles que impactarán negativamente en las empresas, hogares, y el empleo.

Estos escenarios fueron planteados tanto por Amauri Castillo, superintendente de Bancos de Panamá (SBP), como por Carlos Berguido, presidente ejecutivo de la Asociación Bancaria de Panamá (ABP)durante la presentación del informe de desempeño del Centro Bancario Internacional (CBI) al cierre de 2023.

Castillo y Berguido confesaron que siguen muy de cerca todo lo que está ocurriendo en la coyuntura de las tasas de interés (como resultado del endurecimiento de las políticas monetarias que mantiene la Reserva Federal de los Estados Unidos –Fed, por sus siglas en inglés– para bajar la inflación a 2%) y los conflictos geopolíticos, tanto en Rusia y Ucrania como en el oriente medio, que son situaciones que generan “incertidumbre” y “le ponen presión a la economía global”.

De hecho, este miércoles 6 de marzo, el presidente de la Fed, Jerome Powell, dijo que el organismo decidirá “con cuidado y consideración” cuándo bajan los tipos de interés, una decisión que se tomará “en algún momento este año”, una vez que se tenga certeza de que la inflación se redujo de manera sostenida.

Castillo recordó que este seguimiento es relevante, porque Panamá tiene un nivel de interconexión con los mercados internacionales. “Es muy importante que nosotros le demos seguimiento a la economía global”, expresó el superintendente de la SBP. La banca panameña, por el momento, proyecta que las posibles bajas en las tasas de interés se den a principios del segundo semestre de 2024.

Castillo también señaló que a pesar del aumento de los tipos, durante los primeros tres trimestres de 2023, se observó una expansión crediticia en la mayoría de las carteras, impulsada en gran medida por el robusto desempeño de los sectores de la economía real.

No obstante, aclaró que desde octubre se ha percibido una desaceleración, tendencia que podría mantenerse si la actividad económica experimenta una ralentización durante 2024 que junto con las tasas de interés actuales, y la carga financiera de empresas y hogares, podría restringir la demanda de financiamiento.

En un plano local, el superintendente sostuvo que las proyecciones de crecimiento de 2024 para Panamá, de un 2,5%, por parte del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), se dan por debajo del potencial del país y reflejan la incertidumbre y los desafíos a corto y mediano plazo.

A nivel más segregado anticipó una desaceleración en varias de las ramas de la actividad económica para el año 2024, salvo algunas excepciones, como en el sector de la construcción, hoteles, restaurantes y servicios públicos.

Berguido, por su parte, comentó que el tema de la sequía y el fenómeno de El Niño seguirán afectando el activo más importante del país: el Canal de Panamá, pero espera que se vaya resolviendo.

Por el momento, el fenómeno de El Niño ha superado la intensidad y duración de las previsiones iniciales, que estarían impactando negativamente a sectores como el agropecuario, transporte, comercio y energía, que representan desafíos significativos, alertó Castillo, quien aseguró que ante un periodo más prolongado del fenómeno climático, se impactarán negativamente los ingresos del principal activo del país: el Canal de Panamá.

Por otro lado, para los banqueros, el tema de la crisis de la CSS seguirá siendo quizás el reto financiero más importante y, obviamente, corresponderá al próximo gobierno discutir este tema. Además de que tiene una interconexión muy importante desde el punto de vista del sistema bancario panameño.

Con el proceso del cierre “abrupto” de la mina de Cobre Panamá, Berguido cree relevante abordar las preguntas respecto a: ¿en qué condiciones se dará?, ¿cuánto tiempo demorará? y ¿cómo se tratará el componente de las contribuciones al producto interno bruto (PIB), que todavía está en una especie de incertidumbre?

En este contexto, el superintendente consideró que “el cierre de la mina requiere de un análisis mucho más profundo y ver exactamente lo que el país desea desde el punto de vista de expectativa o contribución de la actividad minera, con respecto al PIB, que tenía un impacto importante y que ahora no lo vamos a ver ni en 2023 ni en 2024”.

“La invitación es a hacer un análisis profundo y tranquilo de lo que más le conviene al país, pero no con base en una opinión sesgada, sino más bien ver el tema en su justa dimensión sobre el impacto que podría tener el cerrar la mina, que no es un impacto menor”, subrayó Castillo.

Con respecto a las previsiones de una posible pérdida del grado de inversión por el cierre de la mina, los banqueros no vaticinan que el país viva un escenario como ese, ni en un corto o largo plazo.

“En los bancos hemos dicho que no estamos tan seguros de que eso sea así (pérdida de grado de inversión) porque todo va a depender de lo que haga el gobierno actual y las señales que envía para recoger y recuperar la disciplina de las finanzas públicas, y lo que haga el próximo gobierno. Estamos en los albores o vísperas de un cambio de administración; independientemente de quien gane, las señales que se manden y sobre todo las acciones que acompañen esas señales van a ser determinantes para ver qué criterios aplican las calificadoras de riesgo sobre perder o no el grado de inversión en Panamá”, puntualizó el presidente ejecutivo de ABP.

El superintendente, por su parte, dijo que desde el punto de vista de las finanzas públicas, este tema es un elemento “sumamente importante” que se debe atender con mucha capacidad.

Según datos de la SBP, al cierre de 2023, el Centro Bancario Internacional (CBI) de Panamá reportó activos totales por $147.526 millones, es decir, un crecimiento interanual de 5,3%, que representó $7.487 millones.

Mientras que la cartera de créditos locales alcanzó un saldo de $60.604 millones, lo que representa un crecimiento del 3,4% en comparación con el cierre del año anterior, equivalente a un incremento de $2.017,6 millones.