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- 01/04/2014 02:07
Viajar en avión es, a veces, inevitable. Y mucho más, si se trata de negocios, lo que puede significar que sea más de uno a la semana o varios al mes.
Un viajero frecuente puede enfrentar muchos problemas de salud relacionados con el estilo de vida que lleva. El estrés, la falta de una dieta consistente, los largos periodos en una sola posición y los efectos del aire en cabina, terminan pasándole factura.
Expertos recomiendan hidratarse constantemente (con agua, preferiblemente, y eludiendo el alcohol y la cafeína) y realizar respiraciones diafragmáticas profundas (respirar con el abdomen y la parte inferior de los pulmones, mantener el aire de 3 a 5 segundos y exhalarlo) durante el recorrido.
A la hora de comer, es importante elegir las opciones que sean menos pesadas de digerir.
Es decir, mantenerse alejado de las comidas procesadas y la chatarra.
Mientras sea más simple el plato y mientras más ingredientes frescos lleve, mejor.
Para los síntomas ocasionados por la alteración del reloj corporal interno, el famoso ‘jet lag’, se necesita preparación previa y durante el vuelo, y gestión posterior, de acuerdo a los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para reducir los efectos de la sensación de desfase horario, la OMS recomienda estar descansado y dormir varios periodos cortos durante el vuelo (de 20 a 30 minutos a la vez); utilizar tapones para los oídos y máscaras para los ojos; intentar dormir cada 24 horas la misma cantidad de tiempo, en el destino.
En caso de que el vuelo dure menos de 2 o 3 días, ajustarse a la zona horaria no es lo ideal, pero sí lo es acostarse y descansar en los momentos en que esté acostumbrado a hacerlo.
Además, y aunque la OMS reporta que el riesgo de desarrollar trombosis arterial durante un viaje en avión es mínimo para una persona sin factores de riesgo, es aconsejable practicar algunos ejercicios durante el vuelo, que podrían evitar que coágulos de sangre se desprendan y lleguen a órganos vitales.