Diversificar, el nuevo reto para Panamá

Actualizado
  • 12/05/2014 02:00
Creado
  • 12/05/2014 02:00
Aparte del sector servicios, el país debe explorar formas de industria y comercio que fortalezcan y den más autosuficiencia al crecimiento

Panamá ha sido un país cuya economía ha girado en torno a su ventajosa ubicación geográfica. Su estratégica ubicación entre dos hemisferios y dos grandes mares ha moldeado al país como un área ‘natural’ de tránsito de carga y pasajeros. Ello ha estimulado el desarrollo de actividades conexas al transporte internacional, tanto marítimo como aéreo y terrestre.

Lo anterior ha inducido a que la economía presente una vocación principalmente orientada hacia la exportación de servicios. De hecho, en promedio el 81% del producto interno bruto (PIB) de Panamá corresponde, precisamente, al sector terciario.

También han prosperado otros servicios como la Zona Libre de Colón, el Centro Bancario Internacional y diversos servicios legales, todo amparado bajo la referida ventaja geográfica y legislaciones que han propiciado una estructura abierta al flujo de capitales y divisas. Estas características le han conferido a Panamá una considerable estabilidad y crecimiento.

Y, en efecto, en los últimos años se ha producido una sostenida expansión, sobre todo en virtud de esta exitosa exportación de servicios hacia mercados globales y regionales. Sin embargo, para consolidar esa estabilidad, y disminuir el riesgo inherente a posibles turbulencias o ralentización de los mercados de los principales socios comerciales de Panamá, el país tendría que definir una estrategia más efectiva de diversificación.

En primer lugar, habría que explorar otras áreas de producción para diversificar los bienes y servicios que produce la economía, así como penetrar otros destinos de exportación. Esto conllevaría identificar actividades que puedan constituirse en nuevos motores del crecimiento reforzando el proceso de encadenamiento y agregando mayor valor a esas exportaciones. La idea es que todo ello efectivamente se traduzca en un menor riesgo en cuanto a la caída o volatilidad de los precios internacionales de las materias primas, los bienes primarios o los servicios exportables.

Esta política debe venir acompañada de un impulso a la educación tanto formal como vocacional, para generar capital humano especializado, mejorando la oferta de mano de obra que requieren estas actividades.

Igualmente, para impulsar estas nuevas líneas de producción, pueden identificarse incentivos que por un lado motiven a las empresas tanto nacionales como extranjeras, a aprovechar ese potencial, pero asegurando como se ha hecho un adecuado encadenamiento con otros sectores evitando así recurrir a un enfoque de tipo enclave.

En el pasado, algunos sectores han prosperado de forma sustancial, pero lo han hecho quedando relativamente desconectados del resto de la economía, debido quizá a exoneraciones y subsidios mal concebidos, lo que causa que eventualmente estos sectores aporten potencialmente al PIB menos de lo que pudieran.

Por otra parte, un ejemplo reciente de la necesidad de diversificar las actividades económicas, corresponden al caso de la Zona Libre de Colón, que se ha visto afectada por situaciones particulares de dos de sus clientes mas importantes como son Venezuela y Colombia, todo ello aunado a la caída general de la actividad económica y comercial de los demás países de la región del Caribe, Centro y Suramérica, también clientes del centro de comercio.

Por ejemplo, ante la disminución en el caso de la exportación de melón, y la recuperación para el caso de la exportación pesquera, deben tomarse medidas para recuperar esos mercados y a la vez diversificar, tanto la gama de bienes de producción eficiente como destinos de exportación, para mantener la estabilidad en la entrada de divisas que se captan por esta vía, logrando así que el país sea competitivo en el mundo.

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