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- 14/08/2025 00:00
La “crisis de chen-chén” tiene una génesis. La economía panameña sufre hoy el efecto inverso al originado por la ampliación del Canal entre 2009 y 2015, cuando recibió la inyección de unos $5.500 millones y generó casi 390.000 empleos, 36 % de ellos en Agricultura y Comercio (empleo inducido), de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC).
Como anécdota, a pesar de que se llevó adelante una importante cantidad de obras de infraestructura, la construcción sólo aportó el 9 % de esos nuevos empleos.
Entre 2019 y 2025 sufrimos dos shocks (pandemia y cierre minero/pérdida del Grado de Inversión de Fitch Ratings) y tres aftershocks (protestas sociales del 2022, 2023 y 2025), aumentamos la deuda externa en casi $28.000 millones, eliminamos más de $4.600 millones de inversión privada y más de 44.000 asalariados privados perdieron sus empleos.
Según los Informes Laborales del INEC, las dos terceras partes de los empleos generados por la economía entre 2004 y 2012 fueron asalariados del sector privado (cotizantes a la CSS), y el salario promedio aumentó 63 % en 8 años. Como referencia, en ese lapso, los salarios de algunos servidores públicos aumentaron de la siguiente manera: Educación 67 %, Personal de la Salud 57 % y Administración Pública 51%.
Pero entre 2012 y 2024, el tamaño de la economía panameña se duplicó, pero la deuda externa pasó de $14.567 millones a $53.736 millones. 24.174 asalariados perdieron sus trabajos, pero se agregaron 63.044 funcionarios y 264.153 informales a la economía.
Cada asalariado que perdió su empleo en ese lapso (2012-2024) fue reemplazado en la economía por tres funcionarios y 10 informales. Los ocho sectores que aportan el 70 % de los empleos generaron, como bloque, 100 % empleo informal.
Entre 2012 y 2024, la exclusividad de la generación empleo formal ocurrió en el Estado, incluyendo aumentos del 30 % en Educación, 22 % en Salud, 22 % en Administración Pública y 18% en Transporte.
Y según el Cuadro 25 del Informe Laboral del INEC, el aumento porcentual de salarios en algunos sectores claves fue el siguiente: los Educadores recibieron 96 % de aumento salarial, personal de la Salud 65 % y Administración Pública el 55 %, en contraste con 43 % de aumento salarial en la economía entre 2012 y 2024.
La situación se agravó en los últimos cinco años (2019-2024). Aumentamos la deuda externa en casi $28.000 millones, pero 44.261 asalariados privados perdieron sus empleos. Sin embargo, agregamos 19.409 nuevos funcionarios y 28.372 informales a la economía.
La pandemia eliminó 407.000 empleos formales privados entre 2020 y 2021, mientras que el cierre minero ocasionó la pérdida de 54.107 empleos formales no agrícolas entre agosto 2023 y octubre 2024.
La repentina interrupción de $900 millones de compras anuales de la operación minera a 24 sectores de la economía. La disminución de $2.165 millones en financiamientos bancarios al sector productivo, producto del aumento de las tasas de interés debido a la pérdida del Grado de Inversión, y la reducción de $1.600 millones de flujo de Inversión Extranjera Directa (IED) entre 2019 y 2024, sumando más de $4.665 millones de inversión privada.
En la provincia de Panamá, el fiasco minero destruyó más empleos en 14 meses (104.723) que la pandemia en 26 (98.186), incluyendo 34.615 profesionales universitarios y 27 % de todos los empleos formales del sector financiero y de seguros. Cuatro de cada cinco empleos formales perdidos en la provincia ocurrieron en empresas con más de 50 trabajadores.
Estos eventos impactaron el consumo. Según el INEC, entre enero y mayo 2025 se recaudaron $383.150 millones en ITBMS, 11 % menos que los $430.745 millones recaudados en el mismo período del 2024, lo que indica que en los 5 primeros meses de este año hubo $136 millones mensuales menos en consumo que en el 2024.
Hoy, los mayores salarios están en el sector público (Cuadro 25, Informe Laboral del INEC) y los financiamos con préstamos. Necesitamos inversión privada, pero estamos “adictos” a la deuda. Eso no es sostenible.
Una cosa son las consignas y otras las realidades. No podemos buscar respuestas “pasionales” a problemas matemáticos. Lo que no se mide no existe.
Necesitamos confianza para invertir, porque sin ella, seguiremos siendo una economía de informales y funcionarios, financiada con plata prestada.