El índice de Confianza del Consumidor Panameño (ICCP) se situó en 70 puntos en junio pasado, con una caída de 22 unidades respecto a enero de este año,...
- 08/01/2009 01:00
A juzgar por los titulares de estos días, la influencia de EEUU en Latinoamérica ha llegado a su punto más bajo en tiempos recientes. Así que no pude evitar sorprenderme cuando el jefe de asuntos hemisféricos del Departamento de Estado me aseguró que semejante apreciación es “significativamente errónea”. Veamos: a mediados de diciembre, los líderes latinoamericanos se reunieron en Brasil para la mayor cumbre hemisférica sin representación de EEUU. En la cumbre, los mandatarios celebraron lo que muchos de ellos calificaron como una nueva era de independencia regional y le dieron una bienvenida de héroe al presidente cubano, Raúl Castro. Mientras tanto, la Marina rusa hizo su primera parada en Cuba desde el fin de la Guerra Fría, poco después de que el presidente ruso Dimitri Medvédev realizara una visita de estado a Brasil, Venezuela y Cuba. Y simultáneamente, el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad se reunía en Teherán con el ecuatoriano Rafael Correa, luego de firmar varios “acuerdos estratégicos” con Bolivia y Venezuela.
Thomas A. Shannon Jr., el jefe de asuntos hemisféricos del Departamento de Estado, me dijo en una entrevista que la cumbre de Brasil no le quita el sueño. “Es cierto que no estuvimos presentes físicamente, pero sin duda fuimos uno de los principales temas de conversación”, dijo. Refiriéndose a ésta y a otras cumbres latinoamericanas, añadió que “preferimos considerar estos acontecimientos como escalones hacia una cumbre más grande, que es la Cumbre de las Américas, en la que sí estaremos presentes”.
¿Y cómo ve el retorno a la región de la Marina rusa?, le pregunté. “El tema de Rusia debe entenderse en un contexto más amplio”, dijo. “La presencia de buques de guerra rusos ha permitido que alguna gente, especialmente los venezolanos, intenten pintar la presencia rusa como un desafío a EEUU. Pero en un sentido estratégico, la presencia rusa puede ser en realidad un intento de no quedarse atrás de la presencia china en la región”. Sobre la creciente presencia de Irán en Latinoamérica, Shannon dijo: “Podemos lidiar con los chinos y con los rusos. Pero Irán, debido a las sanciones a las que está sometido por sus programas nucleares, debido a lo que Ahmadinejad dice sobre Israel, y debido a la conexión histórica de Irán con el terrorismo en las Américas, especialmente en Argentina, es algo preocupante”. ¿Están haciendo algo al respecto?, pregunté. “Sí, pero no podemos decir nada”, me respondió. “El problema no es que los países de la región tengan relaciones diplomáticas con Irán. El problema es si tienen disposición a presionar a los iraníes para que cumplan sus obligaciones internacionales”. Shannon dijo que la mayoría de los países de la región lo hacen, salvo Venezuela y Bolivia. Cuando le pregunté si le preocupan los lazos de Ecuador con Irán, respondió: “Aun no”.
Shannon rechaza la idea de que el gobierno de Bush no le prestó suficiente atención a Latinoamérica. Dijo que el presidente Bush ha visitado la región con mayor frecuencia, y ha invitado a más presidentes latinoamericanos a la Casa Blanca, que cualquiera de sus predecesores. Sobre la impresión de que la cumbre de Brasil y otros eventos recientes han eclipsado a la OEA, con sede en Washington, Shannon dijo que la OEA “ha desempeñado un rol importante” en misiones de observación electoral y paneles de DDHH, pero que no ha funcionado tan bien en la resolución de conflictos fronterizos como el de Colombia y Ecuador, ni en crisis internas como la de Bolivia. En cuanto a las declaraciones de José Miguel Insulza, sobre sus intenciones de ser candidato presidencial en Chile, Shannon dijo: “Ser secretario general de la OEA es un trabajo de tiempo completo, y en el momento en que un secretario general cree que no puede hacerse cargo del trabajo, debe decirlo”.
Mi opinión: Shannon hace un gran trabajo tratando de pintar las cosas color de rosa. Sin embargo, el deterioro de las relaciones entre EEUU y Latinoamérica es un fenómeno real, pero probablemente pasajero, que podría empezar a revertirse en la cumbre de abril. El motivo es que EEUU seguirá siendo la mayor economía del mundo durante al menos dos o tres décadas, y la debacle petrolera de Venezuela, Rusia e Irán los convertirá en actores mucho más débiles dentro de la región. Simultáneamente, con el nuevo gobierno de Obama, que no está contaminado por la invasión a Irak, EEUU tendrá una oportunidad para recuperar el terreno que perdió.