¿El que mucho abarca...?

Actualizado
  • 06/04/2009 02:00
Creado
  • 06/04/2009 02:00
BOGOTÁ, COLOMBIA. En ‘Yes we can’, la canción en que un grupo de celebridades musicaliza uno de los discursos de Barack Obama, hay una ...

BOGOTÁ, COLOMBIA. En ‘Yes we can’, la canción en que un grupo de celebridades musicaliza uno de los discursos de Barack Obama, hay una frase que se repite a manera de coro: "Sí, podemos sanar esta nación. Sí, podemos reparar este mundo". El mandatario estadounidense había estado muy ocupado en el primer propósito, obligado a capotear la peor crisis económica de su país en décadas.

Hasta esta semana, cuando presentó sus credenciales como líder mundial. En su primera gira tuvo una actividad febril que lo llevó, entre otras, a la anticipada reunión del G-20 en Londres y la cumbre de la Otan. Al cierre de esta edición, se preparaba para visitar Turquía, su primera presencia en un país musulmán. Obama prometió que regresaría la diplomacia ausente en los años de George W. Bush y está cumpliendo. Pero su encanto podría no bastarle para sacar adelante su ambiciosa política exterior.

GESTO VALORADO

Obama insistió en que llegaba a Londres no sólo a liderar sino también a escuchar, un gesto valorado si se considera el unilateralismo que caracterizó a su antecesor. Además de trabajar en los acuerdos económicos (ver 'Notas Economía'), Obama se entrevistó, entre otros, con el presidente ruso, Dimitri Medvedev, y el chino, Hu Jintao. Con el ruso parece haber conseguido su propósito de “reiniciar” las relaciones que, en palabras de Medvedev, se habían “degradado” en los últimos años.

DESARME NUCLEAR

El paso más concreto fue reanudar el desarme nuclear y redactar un nuevo tratado que reemplace al actual, que se vence en diciembre. En la declaración conjunta llamó la atención el llamado para que "Irán restaure la confianza en que su programa nuclear es exclusivamente de naturaleza pacífica" y cumpla las resoluciones de la ONU al respecto, un tema clave para Washington en el que aspiran conseguir la colaboración del Kremlin. Obama visitará Moscú en julio y, según la declaración, "la era en que nuestros países se veían mutuamente como enemigos está superada", ciertamente un cambio de tono. Pero todavía sobreviven temas polémicos como el escudo antimisiles estadounidense en Europa y las diferencias sobre Georgia. Obama, según trascendió, pretende desarrollar las relaciones con Rusia y China de forma paralela para crear una alianza tripartita. Aunque con Hu el tono no fue tan cordial, se comprometieron a instaurar un "diálogo estratégico y económico" de forma permanente. En cualquier caso, el estadounidense se llevó también una invitación para visitar Beijing en la segunda mitad del año. El diálogo con los dos gigantes, aunque vital, era apenas una de las tareas del Presidente, a quien aguardan temas más espinosos. Oriente Medio y Asia Central son probablemente su peor 'chicharrón'.

OCUPACIÓN DE IRAK

Por lo pronto decidió pasar a un segundo plano la ocupación de Irak, que durante los años de Bush había acaparado las primeras planas. A la cabeza de la lista está Afganistán (y su conflictiva frontera con Pakistán), que algunos ya etiquetan como el “Vietnam de Obama”. También Irán y sus supuestas ambiciones militares nucleares. Y en esos dos frentes también hubo noticias, aunque en otra cumbre a la que no asistió el presidente, en La Haya, sobre Afganistán.

Allí se comienza a ver un giro, pues Estados Unidos invitó a Irán, lo que demostró que Obama reconoce que no es posible estabilizar a Afganistán, ni a la región sin el concurso de aquel. Ese fue un paso, imposible hace algunos meses, hacia el deshielo de las relaciones con Teherán, rotas desde el ascenso de la revolución islámica en 1979. Aunque no fuera muy relevante, la conversación que sostuvieron en La Haya el viceministro de Exteriores iraní y Richard Holbrooke, representante especial de Obama para Afganistán y Pakistán, rompió un tabú. La reconstrucción de Afganistán es uno de los pocos puntos de encuentro entre los ayatolas y 'El Gran Satán', como suelen llamar a Estados Unidos en Teherán. "Irán se ha convertido en un gran jugador regional en gran parte por la destrucción de Irak. Estados Unidos destruyó el balance regional de poder en favor de Teherán y ahora tiene que vivir con este nuevo fenómeno", dijo a SEMANA Patrick Seale, columnista y autor de varios libros sobre Oriente Medio. Desde la campaña, Obama había prometido hablar con los enemigos e incluso hace algunas semanas dirigió un mensaje a los iraníes, traducido a farsi, en el año nuevo en su país. Pero la respuesta del ayatola Ali Jamenei, el líder supremo, no tardó en recordar que se necesitaba algo más que retórica. Analistas consultados por SEMANA señalan que otros pasos podrían ser abrir una oficina de intereses norteamericanos en Teherán o, incluso, dialogar con Hamas y Hizbollah a lo que Washington hasta el momento se había resistido. Todas esas serían movidas arriesgadas. Reconstruir puentes con el mundo islámico, rotos por el tono de cruzada religiosa de Bush y su guerra contra el terrorismo, ha sido un propósito manifiesto de Obama. En su discurso inaugural hizo referencia a los musulmanes estadounidenses, concedió su primera entrevista televisada a Al Arabiya, un canal de televisión árabe y prometió dar un importante discurso sobre política exterior desde un país musulmán. La visita a Turquía, donde se espera que Obama apoye su candidatura a la Unión Europea, da pistas del importante papel que le otorga a ese país. Pero las relaciones de Washington con los países musulmanes en general, y con los de Oriente Medio en particular, están envenenadas por el conflicto palestino-israelí. Y ese frente parece cada día más irresoluble. La feroz ofensiva israelí en Gaza y el nuevo gobierno de derecha complican el panorama.

CRÍTICAS

El primer ministro, Benjamín Netanyahu, nombró canciller al xenófobo Avigdor Lieberman, ha criticado a Obama por aproximarse a Teherán y amenazado con tomar decisiones extremas para defender a Israel de un Irán nuclear, incluidas las acciones militares. "Puede haber una colisión entre Obama y Netanyahu no sólo por el tema palestino sino también por Irán", dijo a SEMANA John Robertson, especialista en Oriente Medio de la Central Michigan University. "¿Cómo conseguir que Irán colabore en Afganistán cuando el principal aliado en Oriente Medio está hablando de atacar?". El lobby israelí es muy influyente en EEUU y cualquier presión a Tel Aviv tendría un costo político para Obama. "Estados Unidos e Israel evitarán una colisión. Netanyahu mostró flexibilidad en su primer gobierno y los funcionarios de Obama saben que si no se alcanzó un acuerdo el año pasado, no habrá uno este. Son realistas", dijo a SEMANA Elliot Abrams, asesor de la administración Bush en Oriente Medio. En su opinión, no se deben esperar grandes cambios en los temas claves de política exterior. “Los intereses de Estados Unidos no cambian cada cuatro u ocho años”. Al laberinto de Oriente Medio se suman los problemas del vecindario. La intensa actividad diplomática de Obama continuará con una visita a Ciudad de México, donde discutirá el problema de la violencia desatada por los narcotraficantes mexicanos, y su esperada llegada a la cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, el 17 de abril. Allí se espera que escuche el reclamo por el fin del bloqueo a Cuba. Obama heredó un mundo en reacomodo con problemas complejos y, como dijo The Economist con ocasión del G-20, “hay algunos trucos que ni siquiera la magia de Obama puede llevar a cabo”.

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