Tradiciones versus urbanización

La incapacidad de los gobernantes para brindar seguridad a las comunidades fue lo que los llevó a formar sus propios medios de seguridad. Pero al Estado mexicano no le gustan estos movimientos comunitarios, porque aceptarlos sería aceptar una plurijuridicidad que choca con las leyes fundamentales del país que no incorporan plenamente los derechos de los indios sobre todo a sus formas de organización y al uso del suelo y del subsuelo en beneficio de sus comunidades y no de otros ámbitos. Desde los movimientos liberales del siglo XIX se ha tratado de subordinar las formas de vida de los indios a las de la población mestiza y blanca. En términos de la teoría liberal es correcto, pues todos los mexicanos o los panameños son iguales ante la ley y no tienen por qué ser distintos: unos y otros deben corresponder a la legislación que da derechos y fija obligaciones iguales para todos, aunque sepamos que esto es sólo en la formalidad jurídica. Este es un problema generalizado y no sólo mexicano en donde se han formado comunidades que exigen se respeten sus formas de vida y sus costumbres. Sobre el futuro que les espera, a la larga (especulo) serán absorbidas poco a poco a las formas de vida urbanas. Los procesos de hibridación ya se pueden observar en la mayoría de las comunidades entre otras razones por las vías de comunicación que las conectan físicamente con otras y con ciudades, por la electricidad que lleva televisión e internet, por los emigrantes que regresan a sus pueblos, por la corrupción (ser comunidad o indígena no significa necesariamente ser honrado), etc. La llamada civilización occidental se extiende día a día y va, por decirlo así, contaminando las comunidades. Aun así, siguen conservando sus formas de gobierno tradicional pero mezclado con las formas de gobierno constitucionales.

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