Decenas de famosos alabaron este lunes el estilo de los dandis negros y lucieron conjuntos de sastrería extravagantes en su honor en el preludio de la...
Supremacismo blanco: ¿Terrorismo y baza electoral en la era Trump?
- 10/08/2019 02:00
Poco antes de que Patrick Crusius iniciara el tiroteo del pasado 3 de agosto en localidad de El Paso, habría publicado en Internet un manifiesto que marcaba claramente el objetivo político de la matanza que acabó con la vida de 22 personas; un discurso xenófobo y racista en el cual confirmaba que su ataque era para dar una ‘respuesta' a lo que calificó como ‘invasión hispana de Texas'.
Si bien la idea de una ‘invasión' de latinoamericanos como una amenaza no es idea novedosa entre los supremacistas blancos estadounidenses, el uso del concepto como baza electoral por parte del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, es considerado como un nuevo paso en el avance de la extrema derecha en el país, llegando incluso, los críticos del mandatario, a responsabilizarlo por ‘abrir espacios' con sus discursos a grupos neonazis y simpatizantes del Ku Klux Klan.
En el caso de Crusius, quedaron pocas dudas sobre la motivación racial del ataque, al confesar este a la policía que su objetivo era ‘matar tantos mexicanos como fuera posible'.
‘Con una sola voz, nuestra nación debe condenar el racismo, el fanatismo y el supremacismo blanco',
DONALD TRUMP
PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS
Aunque Trump niega ser racista, no fue hasta lo ocurrido en El Paso y la masacre horas después en Dayton (Ohio) -cuyos motivos aún se investigan-, que el presidente condenó por primera vez el supremacismo blanco, algo que no ocurrió con el escándalo por la muerte de una activista antiracista en Charlottesville (2017) luego de que un neonazi la embistiera con su auto en medio de protestas.
Frente al rechazo generalizado del tiroteo, Trump repudió el atentado y condenó por primera vez al supremacismo, algo considerado por algunos analistas como un retroceso táctico.
En mayo, menos de tres meses antes del atentado de El Paso, durante un mitin en la Florida, Trump hablaba sobre la migración de latinoamericanos y preguntaba a sus seguidores: ‘¿cómo detener a esta gente?', momento en que alguien del auditorio gritó ‘disparémosles', a lo que mandatario solo sonrió y bromeo con sus simpatizantes sobre la macabra sugerencia.
Las advertencias sobre el aumento de los grupos que impulsan la superioridad racial de los blancos, no solo vienen de los críticos al mandatario, que consideran que su discurso auspicia un ambiente de tolerancia para las fuerzas de ultraderecha, sino incluso las propias agencias de seguridad de EE.UU., ya han advertido como ‘persistente y generalizada' la amenaza del terrorista doméstico ligado a delitos de odio.
‘Creo que la mayor amenaza terrorista para la patria es el extremista violento de cosecha propia(...) que es la violencia inspirada por los yihadistas. Eso no significa, por ninguna extensión de la imaginación, que no tomemos el terrorismo interno, incluido el crimen de odio cometido en nombre de algún tipo de ideología supremacista blanca, extremadamente en serio', afirmó el jefe del FBI designado por el propio Trump, Christopher Wray.
Cuando se habla de supremacismo blanco de los Estados Unidos, la historia y raíces de este anteceden la creación del país, cuyos orígenes algunos historiadores lo ubican en las formas iniciales de dominio colonial europeo sobre América.
CONTROL DE ARMAS
Al tiempo que se agita el debate sobre el empoderamiento del nacionalismo blanco a la sombra del discurso de la Casa Blanca tras los tiroteos en Texas y Ohio, la ya centenaria discusión sobre el control de armas regresa, aunque con pocas expectativas de avance en cuanto la implementación de regulaciones más firmes para su acceso.
Al respecto, el presidente Donald Trump, indicó ayer que estaría trabajando con el Congreso para ‘endurecer' los controles de antecedentes de los compradores de armamento, haciendo la salvedad que dicha iniciativa debe tomar en cuanta a la Asociación Nacional del Rifle (NRA, en inglés), uno de los más poderosos cabilderos de los fabricantes de armamento en Estados Unidos.
Así como la NRA, muchos otros grupos del ‘gun lobby' (lobby pro armas), suelen invertir millones de dólares en candidaturas presidenciales y para el Congreso, lo que hace complicado cualquier iniciativa que busque controlar las armas.
Ya en el siglo XIX, a diferencia del resto de las naciones del continente que abolieron la esclavitud al constituirse en naciones independientes, en Estados Unidos se consolidaron estructuras económicas esclavistas —especialmente en los estados del sur— que evolucionaron posteriormente a esquemas de segregación racial que perduraron hasta la segunda mitad del siglo XX.
Apuesta electoral
Son precisamente en algunas de la regiones del sur donde se ha registrado un crecimiento sostenido de grupos supremacistas, fervientes seguidores del actual jefe de la Casa Blanca y pieza electoral importantes de cara a los comicios presidenciales de 2020.
Según un estudio elaborado por la Universidad del Norte de Texas, publicado esta semana por The Washington Post , se evidencian vínculos entre el discurso incendiario de Trump y el aumento de los crímenes de odio en las zonas donde realizó actos de campaña.
El informe indica que los delitos con carácter supremacista, por razones odio de género, orientación sexual o étnicos se cuadriplicaron, cifras que contrastan con los datos del FBI que registran un aumento del 17% en este tipo de delitos comparado con los años anteriores.
Aún peor, de acuerdo a una investigación de la revista American Foreign Affairs titulado ‘la verdadera amenazas terrorista en Estados Unidos', no sería el radicalismo yihadista sino el ‘terrorismo doméstico', un término que las autoridades estadounidenses han evitado usar pese a que cada vez se hacen más frecuente tiroteos motivados por razones antislámicas, xenofóbicas y antisemitas; todas ideologías de odio que comulgan en el mundo del nacionalismo blanco.
A poco más un año de los comicios presidenciales, parecer poco probable que Trump abandone lo que pareciera una estrategia de agitar los radicalismos, al presentar a los migrantes como una amenaza ‘terrorista' cuando cada vez aparecen más señales de que el peligro está dentro, entre los hombres angloestadounidenses, supremacistas blancos, bien armados y envalentonados por quien ellos consideran ‘uno de los suyos' en la Casa Blanca.