El índice de Confianza del Consumidor Panameño (ICCP) se situó en 70 puntos en junio pasado, con una caída de 22 unidades respecto a enero de este año,...
- 08/03/2010 01:00
BAGDAD. Los electores iraquíes desafiaban ayer domingo a obuses y bombas, que durante la mañana ya habían matado al menos 38 personas durante una jornada electoral en Irak.
Se le atribuyen los atentados a extremistas suníes, en uno de los muchos desafíos para la estabilización del país antes que las tropas de Estados Unidos abandonen la capital.
La red Al Qaida amenazó de muerte a quienes se atrevan a participar en estas elecciones legislativas, las segundas desde el derrocamiento de Saddam Hussein, en 2003.
Pese a la violencia, el Ejército estadounidense afirmó que los insurgentes “fallaron” en sus intentos por intimidar a los votantes.
El rumbo político de Irak será decisivo para los planes del presidente estadounidense Barack Obama de reducir a la mitad la cantidad de tropas estadounidenses durante los próximos cinco meses y abandonar el país completamente para fines del 2011.
Pese a los problemas Obama, felicitó a los iraquíes por la votación: “Tengo un gran respeto por los millones de iraquíes que han rechazado la violencia y han expresado su derecho al voto”.
“Su participación demuestra que el pueblo iraquí ha elegido conformar su propio futuro a través de un proceso político añadió una nota de prensa.
Unos 19 millones de personas estaban habilitadas a votar.
El primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, un chiíta, instó a todas las partes a aceptar los resultados de la elección. “Quien gane hoy (ayer) podría perder mañana y quien pierda hoy, podría ganar mañana”, declaró después de emitir su voto en la fortificada zona verde de Bagdad.
Maliki, calificó la jornada de ayer como un “día de victoria” frente a los intentos de grupos terroristas de impedir las elecciones parlamentarias.
Si la coalición de Maliki Estado de Derecho obtiene los votos suficientes para dirigir el próximo Gobierno iraquí intentará consolidar los avances de seguridad antes del retiro de tropas de EEUU y terminar las disputas políticas que socavan la estabilidad. Uno de los rivales de Maliki, el ex primer ministro Iyad Allawi, ya se ha quejado de irregularidades en el inicio de la votación.
La lista laica de Allawi está recurriendo a la molestia de la gente con los años de conflicto, los malos servicios públicos y la corrupción, y espera lograr el respaldo de la alguna vez dominante minoría sunita.
Cerca de 2,600 candidatos de 86 facciones compiten por los 325 escaños del Parlamento.
No se espera que ningún bloque logre la mayoría, y la formación de un Gobierno podría tomar meses, arriesgando la existencia de un vacío que los grupos armados como la rama de Al Qaeda en Irak podrían explotar.
Según los datos de la IHEC, en Nínive la participación fue del 65%, en Salahadin del 60.6%, la misma que en la sureña Dhiqar, chií. En Diyala, un bastión suní que durante años confrontó a EEUU de forma violenta y se negó a participar en cualquier proceso electoral salido de la ocupación, un clamoroso 60% de participación confirmaba el deseo de los suníes de recuperar su peso político.
Dado que en las generales de 2005 la participación no pasó del 35% en la mayor parte de Irak.