Salud y educación

Actualizado
  • 07/08/2011 02:00
Creado
  • 07/08/2011 02:00
MUNDO EN MARCHA. D os pilares básicos para un desarrollo humano integral que aunado a un trabajo y remuneración dignos, permitirían una...

MUNDO EN MARCHA

D os pilares básicos para un desarrollo humano integral que aunado a un trabajo y remuneración dignos, permitirían una sociedad de primer mundo y no un país con la apariencia de serlo, todo lo que una real democracia debe garantizar.

En muchos países, sus gobernantes —elegidos para administrar el Estado honestamente— se interesan únicamente por los beneficios que ese poder puede darles a ellos y a su grupo político-social.

Algunos llegan a extremos demagógicos con obras suntuarias, no prioritarias, o con excesivos gastos militares y despilfarro, con las consecuencias que hoy viven varias potencias, perjudicando al resto del mundo, por el endeudamiento de esos Estados. Por un sistema mundial que ha demostrado su anacronismo y graves falencias.

Como resultado de la crisis de valores y del clientelismo político, se han incorporado al manejo de la supuesta democracia, una serie de elementos que contradicen las promesas de campañas políticas y la esencia de la existencia humana que muere de hambruna y limitaciones en sus sistemas de salud y formación educativa-académica, convirtiendo a la mayoría de esa maravilla creada por Dios, en un insumo para la producción y la productividad, incapaces de pensar, crear y actuar en artes, ciencias, literatura, investigación y proyecciones. La improvisación de funcionarios - clientes políticos - en materia educativa y de salud, contribuye en los frustrantes resultados. Maestros y profesores, históricamente, se ven obligados a salir a las calles contra improvisaciones o a mendigar por sus salarios de hambre y condiciones infrahumanas en áreas de difícil acceso. Mientras los ministros, prepotentes, sin formación ni experiencia, ganan jugosos salarios, carro, chofer, gasolina y escoltas gratis. Urgen las reformas, pero antes que nada, despolitizar. La CSS NO es una institución propiedad del Estado sino un ente privado convertido en botín político, donde los asegurados y jubilados son víctimas de todo tipo de abusos, sin atención de calidad y con pensiones de hambre mendigadas. La crisis nosocomial es el resultado, además, de incapacidad en la cadena administrativa e irresponsabilidad. El MINSA carece de coordinación e insumos, por los cuales discapacitan y mueren niños por picaduras de alacranes y serpientes. En ambas instituciones existen funcionarios con calidad comprobada. Falta voluntad de cambio, regulaciones estrictas y eliminar los beneficiarios.

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