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- 02/03/2015 01:00
Uruguay no es un oasis político en América Latina… pero, podría serlo. En especial si se lo compara con su siempre briosa vecina Argentina, o si, por otro lado, cabría comparar esta pequeña nación —arrinconada en el extremo este del cono sur continental— con la gigante vecina Brasil, con problemas igualmente gigantes. Tabaré Vázquez lidera el Frenta Ampli, una coalición de izquierda (con mayoría representativa en el legislativo, lo cual le permitirá gobernar sin duras resistencias), pese a que se trata de una variopinta organización que incluye desde demócratas hasta comunistas. Tolerancia y respeto es la fórmula de paz que sella 30 años de democracia ininterrumpida que se cumplieron justamente ayer, durante su acto de toma de posesión.
A esta ceremonia no asistió ningún representante de Estados Unidos. Pero finalizada las décadas perdidas de una región quebrantada internamente por líderes corruptos, enfrentada siempre con las políticas de Washington, hoy Tabaré (como lo llaman los uruguayos) inicia otro gobierno de izquierda en América Latina, aunque los sustenta más de 10 años de estabilidad política, que, según los analistas, le han permitido a Uruguay mantener una alta tasa de crecimiento económico, un nivel de empleo alto y una proyección de crecimiento para el 2015, según datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), arriba del 3.3%.
Vázquez, quien prometió en su discurso que gobernará para la unidad de su país, inicia esta semana su mandato con un déficit público preocupante, una creciente inflación y problemas graves en los sectores sociales. El presidente uruguayo aseguró que entre sus primeros desafíos estará atender cambios en la educación, la seguridad y la vivienda.
En los últimos años, Uruguay ha perdido competitividad económica en la región por varios factores; uno de ellos, el desbalance en las finanzas públicas. El presupuesto estatal será su principal dolor de cabeza. Un riguroso análisis del presupuesto indica que tiene poco espacio de maniobra para satisfacer las expectativas de los uruguayos aún marginados de los beneficios del crecimiento económico.
Muy distinto en su imagen a Pepe Mujica, el mítico ex guerrillero Tupamaro, y pese a las complejidades señaladas que le esperan a Tabaré Vázquez a partir de hoy, lo tendrá más fácil que sus colegas latinoamericanos gracias a la madurez de la clase política uruguaya.