Decenas de famosos alabaron este lunes el estilo de los dandis negros y lucieron conjuntos de sastrería extravagantes en su honor en el preludio de la...
- 07/08/2015 02:00
Siete décadas después de las bombas atómicas en Hiroshima (de uranio) y la de Nagasaki (de plutonio), que arrojara el Ejército de Estados Unidos contra estas dos ciudades japonesas en 1945, la conmemoración de ayer ha coincidido con un cínico momento de la historia diplomática entre EE.UU. y Japón. ‘Tenemos la misión de crear un mundo sin armas nucleares', dijo el primer ministro japonés, Shinzo Abe, durante los actos realizados frente al Museo de la Bomba Atómica en Hiroshima.
A su vez, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, este jueves desde Kuala Lumpur (Malasia), donde se hallaba en misión oficial, dijo: ‘No hace falta decir que es un recordatorio muy potente (…) sino que subrayar la importancia del acuerdo que hemos alcanzado con Irán'.
Vayamos por partes para entender el juego de la diplomacia (siempre hipócrita) y el papel de la memoria opaca. Las palabras de estos dos altos funcionarios de Japón y EE.UU. coinciden con la decisión del Gobierno japonés de pasar una ley para reforzar su papel militar como estrecho aliado de EE.UU. en su nueva estrategia frente a China, en el sudoeste asiático. En este nuevo rol, Japón suaviza su memoria sobre los reales acontecimientos de aquel 6 de agosto. Lo fuerte de esta postura radica en que Japón ha sido el único país que ha sido atacado nuclearmente y EE.UU., el único que ha empleado militarmente la bomba para atacar, el 6 de agosto de 1945, a otro país, Japón.
La constitución japonesa es pacifista y prohíbe lo que Abe intenta lograr. Nada han aprendido luego de 70 años de aquella inhumana lección nuclear. En los actos de recordación estuvo un sobreviviente de la bomba contra Hiroshima, quien se encargó de decirle a la audiencia de las delegaciones de más de 100 países que asistieron que ‘cuanto más lo pienso, más doloroso es', dijo Yoshioka, sobreviviente de 86 años. Recordaba el horror de niños con ojos desorbitados, mujeres sosteniendo el vientre en vano esfuerzo de contener las tripas. Es que no hay otra forma de recordar el horror de un arma nuclear. Lo dijo Einstein cuando le preguntaron cómo sería una tercera guerra mundial: ‘No sé, pero la cuarta será de palos y piedras', contestó.