Día de la Tierra, contaminada y más cerca de la guerra

Actualizado
  • 22/04/2018 02:03
Creado
  • 22/04/2018 02:03
El conflicto sirio retoma el debate sobre la posibilidad de una guerra mundial entre potencias con arsenal nuclear. Un peligro que no terminó con la Guerra Fría y avanza junto a la crisis interna en la Casa Blanca

Todos los 22 de abril, en la mayor parte del mundo se conmemora el Día Internacional de la Madre Tierra, fecha propicia para recordar la larga lista de atentados contra la naturaleza, que sería lo mismo decir, contra el futuro de la humanidad.

A la contaminación desbordada, la sobreexplotación de recursos y el calentamiento global, se incorporan nuevamente los peligros de una guerra a gran escala entre potencias con arsenal nuclear, esta última toma ventaja en los eventuales escenarios de la autodestrucción humana.

CRISIS SIRIA

Los recientes ataques de Estados Unidos, Francia y el Reino Unido a Siria, cercano aliado de Rusia, elevan las apuestas de los que advierten sobre un escalamiento que empuje un ‘conflicto mundial'.

‘Estamos más cerca a una guerra con Rusia (...) no solo va a haber retaliación contra los grupos que respalda Estados Unidos, sino también contra las fuerzas estadounidenses allí',

STEPHEN COHEN

PROFESOR EMÉRITO DE LA UNIVERSIDADES DE PRINCETON

Argumentando el supuesto uso de ‘armas químicas' por parte del presidente sirio Bashar Al Assad, Washington lideró un bombardeo sobre el país árabe el pasado 14 de abril, a casi un año de que el presidente Donald Trump ordenara una medida similar contra Damasco y solo a horas antes de que el equipo de especialistas de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) iniciara su investigación en la localidad de Duma (nordeste de la capital siria), lugar donde presuntamente se dieron los ‘ataques químicos'.

Rusia, que mantiene instalaciones militares en territorio sirio, siendo la principal la base naval de Tartus, puerta al Mar Mediterráneo y pieza estratégica para el abastecimiento de su flota en el Mar Negro, aseguró antes de los bombardeos que ‘habrían consecuencias' si los estadounidenses atacaban Siria, convirtiendo así este incidente en el último escalón de un deterioro sin freno en las relaciones entre Moscú y Washington.

Para el analista estadounidense y profesor emérito de las universidades de Princeton y Nueva York, Stephen Cohen, asistimos a una nueva Guerra Fría, mucho ‘más peligrosa' que la anterior pugna con la antigua Unión Soviética.

En una entrevista dada esta semana al periodista John Batchelor y publicada por el diario The Nation , Cohen señala que las tensiones actuales entre las dos potencias se desarrollan en medio de una ‘evaporación' de consensos de facto y pactos oficiales entre los dos países, que se profundizan más desde la llegada de Trump a la Casa Blanca.

‘Estamos más cerca a una guerra con Rusia (...) recordemos que Moscú y el propio (presidente) Vladímir Putin dijo que en la medida que las tensiones aumentan entre Siria y los Estados Unidos, Rusia va responder de vuelta sobre instalaciones estadounidenses (en Siria), no solo va a haber retaliación contra los grupos que respalda Estados Unidos, sino también contra las fuerzas estadounidenses allí', indica Cohen.

Estados Unidos empezó a tener tropas en Siria desde 2015 durante la Administración Obama, en respaldo de la oposición al gobierno de Assad, una especie de ‘argamasa' de organizaciones heterogéneas, dispersa y sin una figura claramente identificable, entre las cuales también tendrían presencia grupos ligados al terrorismo yihadista.

FUEGOS INTERNOS

En opinión de Cohen, la coyuntura siria avanza a un panorama parecido a la crisis de los misiles en Cuba, cuando en 1962 la tensión entre la Unión Soviética y Estados Unidos estuvieron al borde de una conflagración directa, posiblemente nuclear, con la diferencia que no existe la misma cohesión entre los intereses que operan alrededor de la Casa Blanca.

Cohen apunta que Trump no tiene consigo la ‘legitimidad' en Washington como para sortear una situación de esta magnitud, sobre todo por los problemas domésticos.

Estas presiones de orden interno complican seriamente las negociaciones con el Kremlin, fundamentalmente aquellas ligadas al ‘Rusiagate' o la supuesta ‘intervención' rusa en las elecciones de 2016 en beneficio de Trump y el más reciente escándalo de Stormy Daniels, la actriz pornográfica que asegura mantuvo un affaire con el mandatario estadounidense. Ambas acusaciones podrían costarle la presidencia.

MENSAJES ‘CLAROS'

Las similitudes entre el caso Sirio y el de Irak en 2003, invadida por Estados Unidos bajo el argumento de tener ‘armas de destrucción masiva' y que terminó siendo falso, coloca dudas sobre las verdaderas motivaciones del bombardeo del 14 de abril.

Para la politóloga iraní y profesora de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (España), Nazanin Armanian, hay objetivos múltiples en ese ataque, no solo buscar el retroceso de Rusia en el Medio Oriente sino un ‘claro mensaje' a Irán, una de las principales potencias regionales y también aliada de Moscú.

Exiliada en España desde el año 1983, la politóloga apunta en una análisis publicado esta semana en el diario Público , que en realidad el mandatario busca que Irán rompa el acuerdo nuclear —dejado porBarack Obama— antes del mes de mayo, fecha puesta por Trump para deshacerlo o renovarlo.

Otro objetivo, dice la politóloga, estaría en agitar un ‘clima bélico' con presiones diplomáticas, económicas y militares sobre Rusia en las vísperas de la Copa Mundial de fútbol, una vitrina importante para la imagen global del Kremlin, que en última instancia, asegura Armanian, intenta debilitar a Putin, al mismo tiempo que busca sustitutos ‘más dóciles' entre los opositores del actual jefe de Estado ruso.

Este mismo mensaje estaría dirigido a Pekín, ya que Estados Unidos mantiene una guerra comercial abierta con el gigante asiático.

Por el momento, en medio de las contradicciones de las potencias en el tablero geopolítico, el mayor rehén y víctima de estas no es otro que el pueblo sirio, con al menos unos 400 mil fallecidos en el conflicto y un millón de desplazados de acuerdo a cifras de organismos de derechos humanos, un destino que podría ser compartido por otros pueblos del mundo si continúa avanzando el huracán de la guerra.

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