Islamofobia versus antisemitismo, el lado oscuro de la política británica

Actualizado
  • 11/12/2019 00:00
Creado
  • 11/12/2019 00:00
Las acusaciones de islamofobia contra el Partido Conservador y antisemitismo en el Laborista han empañado la campaña electoral británica

Las acusaciones de islamofobia contra el Partido Conservador y antisemitismo en el Laborista han empañado la campaña electoral británica, si bien, según los expertos, el impacto ha sido mayor para el socialista Jeremy Corbyn.

Las alegaciones en su contra de mala gestión de las quejas por presuntos mensajes antijudíos de algunos afiliados, que le persiguen en los medios desde que en 2015 fue escogido líder laborista por las bases (con oposición del grupo parlamentario), han socavado su autoridad, indican las encuestas.

Por contra, el primer ministro conservador, Boris Johnson, criticado él mismo por racismo en sus artículos periodísticos, no se ha visto aparentemente debilitado por las denuncias de "islamofobia endémica" en su formación, reiteradas por la comunidad musulmana y sus propios colegas de esa religión.

El diferente tratamiento de ambos casos en la prensa, mayoritariamente proconservadora, y sus efectos a nivel interno en los partidos contribuyen a explicar por qué para Corbyn éste ha sido un tema tóxico pero no así para Johnson, explica a Efe John Curtice, de la universidad de Strathclyde -el "gurú" electoral del Reino Unido-.

XENOFOBIA ANTIMUSULMANA EN LOS "TORIES"

Desde hace años, la exministra Sayeeda Warsi -primera musulmana en acceder al Gobierno en 2010- ha criticado que el Partido Conservador está "en negación" sobre "la islamofobia institucional" que sufre, "desde las bases hasta las altas instancias".

El actual ministro de Economía, Sajid Javid, musulmán de origen paquistaní, ha reclamado a Johnson una investigación interna sobre el asunto, mientras que el candidato a diputado "tory" en estos comicios Parvez Akhtar le pidió que se disculpara personalmente por llamar "buzones" a las musulmanas que deciden llevar velo facial.

El Consejo Musulmán del Reino Unido (MCB) solicitó en mayo infructuosamente a la Comisión de Igualdad y de Derechos Humanos (EHRC), que ya investiga a los laboristas en relación al presunto antisemitismo, que examine 150 casos de posible islamofobia entre concejales, diputados y simpatizantes "tories".

"Para muchos musulmanes, está claro que el Partido Conservador tolera la islamofobia, permite que se propague en la sociedad y no pone medidas para erradicar este tipo de racismo", dice a Efe Zainab Gulamali, jefa de asuntos públicos del MCB.

Sin embargo, para decepción del colectivo afectado, al verse cuestionado sobre el asunto por primera vez en esta campaña Johnson se comprometió solamente a realizar una pesquisa "sobre todo tipo de prejuicios".

Según Curtice, a pesar de que se ha visto forzado a expulsar a decenas de militantes, la controversia no ha mermado la popularidad del primer ministro, en parte porque los conservadores tienen "pocos afiliados musulmanes", lo que ha evitado, a diferencia de los laboristas, que haya perjudiciales divisiones internas.

A nivel electoral, añade, es improbable que hayan perdido votos, pues el liderazgo de Johnson no se ha erosionado y su formación tiene "escaso arraigo entre las minorías étnicas".

EL ANTISEMITISMO EN EL LABORISMO

Por contra, la polémica por la ineficaz gestión inicial de mensajes en las redes sociales contra los judíos o el Estado de Israel por parte de supuestos afiliados laboristas, de medio millón que tiene la formación, se ha convertido en un arma arrojadiza contra Corbyn.

Según datos del partido, recibieron entre abril de 2018 y enero de 2019 -punto álgido de la alarma mediática- 650 quejas por presuntos comentarios antisemitas, de las que 453 se consideraron válidas (equivalente a un 0,08 % de los afiliados) y 12 resultaron en expulsiones de miembros.

A pesar del relativamente pequeño número de casos verificados, el asunto causó una notable convulsión interna y fue la justificación que dieron siete diputados del ala derecha, algunos judíos, junto con el "brexit" para dejar el pasado febrero la formación de izquierdas.

Es rara la entrevista televisiva donde no se pide a Corbyn que se disculpe ante la comunidad judía ni se le achaca un liderazgo débil, lo que contrasta con un menor acoso a Johnson por racismo e islamafobia.

El dirigente socialdemócrata ha pedido perdón varias veces y ordenó una investigación interna, que concluyó que no había antisemitismo institucionalizado.

Lastraron al líder socialdemócrata los ataques del sionista Movimiento laborista judío (cuyos miembros no son necesariamente judíos) -asociado a los laboristas británicos y al Partido Laborista israelí-, que impulsó la investigación de la EHRC.

Además, a diferencia de las denuncias del MCB, un llamamiento contra Corbyn en noviembre en "The Times" por parte del rabino jefe Ephraim Mirvis, que representa a una minoría religiosa, tuvo una gran repercusión en la prensa.

Menos peso se dio a la posición del grupo Voz Judía para el Laborismo, que defiende el largo historial antirracista del líder laborista, de 70 años, y subraya que Mirvis -amigo de Johnson- no habla por toda la variada comunidad judía.

Uno de quienes ve las acusaciones de "presunto antisemitismo" como "una campaña de desprestigio" contra Corbyn es Jamie Stern-Weiner, académico de la universidad de Oxford y autor del libro "Antisemitismo y el Partido Laborista".

"Es claramente un arma política blandida por el poder establecido británico para frustrar la histórica candidatura de Jeremy Corbyn y, más importante, la amenaza que supone para los intereses de las élites", declara a Efe este británico-israelí.

En su opinión, el líder socialista ha sido objeto durante cuatro años de una campaña mediática "sin precedentes", mientras que las alegaciones de islamofobia contra los conservadores "apenas han figurado".

El académico recuerda que muchos miembros del equipo de Corbyn, como su jefe de prensa James Schneider y el fundador del grupo de base Momentum, son judíos, y opina que los diputados fugados en febrero se fueron puramente por desavenencias políticas.

El expresidente de la Cámara de los Comunes John Bercow, exdiputado conservador y judío, ha declarado que Corbyn "no tiene ni un pelo de antisemita" y que nunca ha sufrido antisemitismo de parte del Partido Laborista.

EFECTO EN LAS URNAS

Stern-Weiner admite que la controversia puede haber perjudicado a Corbyn cara a las elecciones del 12 de diciembre, no porque le reste votos entre los judíos, que suponen un 0,5 % del electorado y muchos ya votaban "tory", sino porque "alimenta las suspicacias sobre su capacidad para ser primer ministro".

En esto coincide Curtice, que apunta que los detractores del socialista asocian el presunto antisemitismo en el Laborismo -en lo que suelen englobar las críticas a Israel- con la posición del líder "en el conflicto de Oriente Medio", donde, en contraste con los "tories", siempre ha apoyado la causa palestina.

El experto señala que la imagen de Corbyn empezó a deteriorarse cuando, ante las constantes acusaciones amplificadas por una prensa hostil, "se percibió que no respondía de manera decisiva, lo que le dio una reputación de líder débil".

Sea como fuere, este lado oscuro de la campaña británica, oculto a menudo fuera del Reino Unido por el eterno debate sobre la salida de la Unión Europea, demuestra que tampoco aquí hay temas tabú a la hora de explotar miedos y ganar votos.

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