Estado de la unión de democracias y el Quijote de Scranton

Actualizado
  • 04/02/2023 00:00
Creado
  • 04/02/2023 00:00
Tras llegar a la Casa Blanca, el Quijote de Scranton, Pensilvania, emprendió una cruzada por reunificar a las democracias de Occidente
La política exterior de la administración de Joe Biden ha concentrado sus esfuerzos en proyectar el poder de la unión de democracias a nivel mundial.

A menos de un mes del primer aniversario del inicio de la guerra en Ucrania y a pocos días del discurso anual del presidente de EE.UU. ante los demás poderes del estado, los ensayistas de Joe Biden de seguro están buscando embellecer el estado de la unión de EE.UU., pero también cómo presentar de manera fortalecida a la unión de democracias del mundo.

Tras llegar a la Casa Blanca, el Quijote de Scranton, Pensilvania, emprendió una cruzada por reunificar a las democracias de Occidente. Durante la 77 sesión de la Asamblea General de la ONU, el mandatario norteamericano tituló su odisea como la “era de diplomacia implacable”. Según el Caballero de los Leones, el gobierno de los EE.UU. logró movilizar a sus aliados para mostrar un frente común en contra de la amenaza explicita de China y Rusia al orden mundial liberal. Sin embargo, la realidad, como los molinos de Cervantes, es que a un año de la histórica declaración conjunta de amistad sin límites entre China y Rusia, los vientos que soplan desde el eje Moscú-Pekín han puesto en movimiento fuerzas que expusieron los alcances del liberalismo. La realidad es que las libertades se han visto reducidas en más de la mitad de las democracias del mundo durante la última década ¿Será que el liberalismo está siendo derrotado por al autoritarismo a nivel mundial?

Proyección de poder

La política exterior de la administración de Joe Biden ha concentrado sus esfuerzos en proyectar el poder de la unión de democracias a nivel mundial, bajo el liderazgo de EE.UU., como oposición a la creciente influencia iliberal de China y Rusia en el mundo. Esta proyección de poder pretende presentar un frente unido a nivel militar, económico y tecnológico.

A nivel militar, el gobierno de EE.UU. reafirmó su compromiso en el indo-pacífico a través del pacto trilateral de seguridad AUKUS (Australia, Reino Unido y EE.UU.) y la reactivación del dialogo cuadrilateral de seguridad conocido como The Quad (Japón, India, Australia y EE.UU.). El gobierno de Japón, apoyado por EE.UU., decidió en el 2022 duplicar su presupuesto dedicado a defensa para producir capacidades ofensivas (hasta la fecha y desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas armadas de Japón eran fuerzas exclusivamente de autodefensa). Tras la invasión rusa de Ucrania, la OTAN revivió y reencontró su propósito: contrarrestar la expansión territorial de Rusia. La OTAN, incluso, inició el proceso de admisión de dos nuevos miembros en el 2022, Suecia y Finlandia. Según el Quijote de Scranton o sus ensayistas, fue la unidad de EE.UU., la Unión Europea y sus aliados la que, junto a la voluntad de los ucranianos, logró poner un freno a la máquina de guerra de Putin. Con misiles antitanques, lanzacohetes tipo HIMARS, sistemas de misiles Patriot, y ahora tanques M1 Abrams, para Ucrania, la Casa Blanca pareciera pensar que es estratégico desplegar este desfile de armas ($22 mil millones en asistencia militar) como forma de proyectar poder militar.

Las sanciones impuestas por EE.UU. y sus aliados acusaron que las importaciones rusas cayeran 50%, más de mil compañías extranjeras cerraron operaciones en el país, el consumo en Rusia cayó un 20% y más de 500 mil personas, en su mayoría profesionales, abandonaron el país en el último año. A finales de enero, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aumentó su pronóstico de crecimiento global para el 2023 de 2,7% a 2,9%, celebrando el freno de la inflación en grandes economías mundiales. Según el FMI, una recesión global ya no es lo que asoma el horizonte económico, más bien se espera una recuperación del crecimiento económico global para el 2024. El mensaje desde la Casa Blanca hacia las democracias del mundo es uno de astucia económica y resiliencia. Según los demócratas, legislaciones como el Inflation Reduction Act, no solo frenaron la inflación sino también encausaron al mundo en una revolución industrial sin precedentes, hacia una economía sostenible a través de energías renovables.

En la batalla tecnológica, los medios de Occidente ya celebran un golpe duro a las ambiciones del Partido Comunista de China. Tras las reuniones que sostuvo Joe Biden con sus homólogos Mark Rutte y Fumio Kishida, Holanda y Japón se sumaran a la iniciativa norteamericana de prohibir la exportación de tecnología avanzada a China, en particular para la producción de semiconductores. Por otra parte, EE.UU. aprobó, a través del CHIPS Act, una inversión de $52 mil millones para la producción de semiconductores en Norteamérica. Para potenciar a sus aliados, EE.UU. ahora produce su F-35 (caza de combate de última generación) con Reino Unido, Italia, Países Bajos, Australia, Noruega, Dinamarca y Canadá. EE.UU. también aceptó compartir su tecnología para la fabricación de submarinos nucleares con Australia y el Reino Unido.

Ante el Discurso del Estado de la Unión el próximo 7 de febrero, de seguro el Quijote de Scranton dirá que se ha proyectado el poder de las democracias liberales de Occidente y el futuro está asegurado, que la unión de democracias y el sistema político de la democracia nunca habían mostrado su resiliencia como en la crisis que atravesamos post-pandemia y post-invasión a Ucrania.

Eje Moscú-Pekín

El eje de poder Moscú-Pekín, sin embargo, continúa ejerciendo su influencia en el escenario internacional. A un año de la histórica declaración de “amistad sin límites” entre Rusia y China, el 4 de febrero, Xi Jinping viajará a Moscú a reafirmar esa amistad. Y lo hará el mismo mes del aniversario de la invasión a Ucrania y justo antes de lo que se espera que sea una contra ofensiva del Kremlin desde el norte (por Bielorrusia). Rusia, además, ha realizado ejercicios militares con China, Irán, Sudáfrica, India, Laos, Mongolia, Nicaragua y Siria. China ya tiene una fuerza naval más grande que la de los Estados Unidos y está rumbo a alcanzar un arsenal de misiles más avanzado y cuantioso que el de EE.UU.

Y tras todo el alarde de los medios de Occidente sobre sanciones impuestas a Rusia, la realidad es que son solo 30 los países que lo están haciendo. Europa sigue comprando energía de Rusia. Vladimir Putin y Sergio Lavrov siguen participando en conferencias internacionales y promoviendo los lazos del Kremlin a nivel mundial. Sin tener que estar haciendo titulares constantes el respecto, China es el mayor socio comercial de 120 países a nivel mundial.

En la carrera tecnológica son las compañías chinas las que están en la delantera en materia de Inteligencia Artificial. Las gigantes Tencent y BAIDU tienen ambas más de 9 mil patentes de inteligencia artificial, por encima de las compañías americanas IBM, Microsoft y Alphabet. El PIB de China crecerá 5,2% en el 2023, mientras que el de EE.UU. 1,4%.

Occidente post-liberal

El Estado del a Unión de Democracias es incierto. Según el índice de percepción de corrupción de Transparencia Internacional 2022, 95% de los países del mundo no muestran avances en la lucha contra la corrupción. Según los informes de Freedom House, más personas a nivel mundial viven bajo sistemas autoritarios y las democracias liberales tienen 15 años en retroceso. A pesar de sus raíces liberales, las Naciones Unidas condenó en palabras la invasión de Rusia a Ucrania, pero en acciones, el sistema de naciones normalizó el conflicto. La OTAN hoy en día se deja chantajear por el gobierno autoritario de Tayyip Erdogan en Turquía. En la Unión Europea, Bruselas busca la manera de convivir con Victor Orban de Hungría, a pesar de las contracciones ideológicas con la unión. En las Américas, el gobierno de Joe Biden trabaja más por apaciguar a los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela que por promover la democracia en Perú, Bolivia o Argentina. El discurso político del liberalismo encontró sus límites en la realidad.

El discurso económico del liberalismo cumplió su promesa de prosperidad material, pero engendró la generación más individualista de la historia de la humanidad. El consumidor suplantó al ciudadano y la corrupción tomó control de la clase política. Somos gobernados sin paradigma moral. El mercado construye en realidades segmentadas, artificialmente construidas para el consumo individual. Así que como Sancho le dijo a Quijote: “mire vuestra merced que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento”, la amenaza de Rusia y China no son sino, respectivamente, el reflejo de la corrupción descontrolada (de la cual Occidente forma parte) y el verdadero poder de la convicción nacional. La verdadera proyección de poder necesaria en Occidente es un compromiso con un paradigma moral más transcendental que el individualismo sin límites.

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