Más de 5.000 personas, según la policía, y alrededor de 10.000, según los sindicatos, se manifestaron este lunes en Bruselas para pedir a las autoridades...
- 11/12/2019 00:00
- 11/12/2019 00:00
El peronista Alberto Fernández asumió este martes la presidencia de Argentina con una llamada a la unidad para superar “el muro del rencor y del odio entre argentinos” y con el foco en aliviar la grave crisis económica, paliar la pobreza y renegociar la deuda que asfixia este país.
En medio de ovaciones y la marcha peronista, Alberto Fernández recibió la banda y el bastón presidencial de manos de Mauricio Macri, el primer mandatario argentino no peronista que termina su mandato desde el retorno de la democracia en 1983.
Fernández, abogado de 60 años, inició y concluyó su discurso con un recuerdo al expresidente Raúl Alfonsín, el primer mandatario democrático tras la dictadura argentina, y también tuvo palabras de agradecimiento a la exmandataria Cristina Fernández (2007-2015), que le acompañará como vicepresidenta.
En un discurso de más de una hora, el flamante presidente, que llegó al Congreso conduciendo su propio automóvil, apeló a dejar atrás la grieta ideológica que divide Argentina y tuvo un tono conciliador aunque criticó la gestión económica de su antecesor y anunció medidas económicas, políticas y judiciales. “Apostar a la fractura y a la grieta significa apostar a que esas heridas sigan sangrando. Actuar de ese modo sería lo mismo que empujarnos al abismo. No cuenten conmigo para seguir transitando el camino del desencuentro”, aseguró.
Fernández, que ganó las elecciones del pasado 27 de octubre al frente de una candidatura que consiguió unir al peronismo tras años de divisiones, convocó a “la unidad de toda la Argentina en pos de la construcción de un nuevo contrato de ciudadanía social”, un pacto que será “fraterno y solidario”, añadió.
El presidente saliente ya avanzó que Fernández va a encontrar una oposición constructiva y no destructiva.
En el acto de traspaso, Macri se abrazó varias veces con Alberto Fernández y saludó a la exmandataria, que le dio la mano fríamente y evitando mirarle a la cara.
Fernández anticipó algunas de las medidas que adoptará para que Argentina pueda superar la grave crisis de su economía, que cerrará este año con una caída del 3.1%, una inflación en torno a un 55%, pobreza del 40% y un desempleo superior al 10%, y aseguró que el Gobierno de Macri deja al país en una situación de “virtual default (cese de pagos)”.
En el inicio de su mandato, uno de los principales retos que tendrá que afrontar Alberto Fernández será la renegociación de la deuda tanto con los acreedores privados como con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Según datos del Gobierno saliente, Argentina acumula una deuda pública total de 314,315 millones de dólares, de los que casi 44,000 corresponden al préstamo de 56,300 millones aprobado el año pasado por el FMI.
Fernández insistió en que para pagar su deuda Argentina necesita volver a crecer y prometió buscar una “relación constructiva y cooperativa” con el FMI y con los acreedores privados.
El eje prioritario del Gobierno de Fernández será un plan de lucha contra el hambre porque aseguró que “sin pan no hay presente ni futuro. Sin pan la vida solo se padece. Sin pan no hay democracia ni libertad”.
La investidura de los Fernández se celebra con ausencias importantes. La más sonada quizás sea la de Jair Bolsonaro. El presidente de Brasil rechazó la invitación a los actos oficiales, pero ordenó a última hora que su vicepresidente, Hamilton Mourano, viajara a Buenos Aires, según reseñó el diario ABC.
En ese mismo escenario, Fernández deberá intentar acercarse a Israel tras comunicarle Benjamin Netanyahu que tampoco aceptaba su invitación.
Asimismo, no estuvo presente en la investidura el presidente Iván Duque. Colombia es el último país de la región andina que sufre las sacudidas del hervidero social que atravesaron –por diferentes motivos– Ecuador, Perú, Chile y Bolivia.
Fernández había invitado al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro (parcialmente reconocido por algunas naciones del mundo) pero el mandatario decidió delegar a Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación e Información de Venezuela. La presencia del dirigente chavista no revistiría mayor análisis si no fuera porque figura en un listado de funcionarios del régimen sancionados por organismos y tratados internacionales firmados por varias naciones, según destacó el diario digital Infobae. Rodríguez intentó pasar inadvertido situándose detrás del lugar asignado para los mandatarios internacionales, entre los que se distiguieron Tabaré Vázquez, Miguel Díaz-Canel -presidente de Cuba y los exmandatarios José Mujica, Rafael Correa y Fernando Lugo.
Lenín Moreno, presidente que le dio la puntilla a Unasur y ordenó retirar una estatua de Néstor Kirchner en Quito, permaneció en la capital ecuatoriana. En La Paz se quedó Jeanine Añez, presidenta de Bolivia, según ABC.
El presidente paraguayo Mario Abdo Benítez y el presidente del Senado, Pilar Llop, en representación de España, estuvieron presentes.