- 01/08/2013 02:00
La visita del papa Francisco a Brasil dejó claro que está dispuesto y comprometido a llevar adelante los evangelios, practicándolos. Desde que fue elegido, ha manifestado y demostrado ese compromiso. Se ha venido despojando de todo acto y vivencia de privilegios. Esta vez, desde una tribuna montada en una enlodada y mal oliente cancha de fútbol en una ‘favela’ frente a un enorme retrato de Monseñor Romero, cura mártir por defender a los humildes, el Papa de los pobres dijo: ‘Nadie puede permanecer indiferente ante tantas desigualdades en el mundo; cada uno DEBE aportar según sus posibilidades y responsabilidades, para poner fin a tantas desigualdades sociales’.
Su lenguaje es franco y directo, no hay cabida para hipocresías, ni para hipócritas. ‘El mundo debe ser más justo y más solidario; hago un llamado a quienes tienen más recursos, a los poderes públicos y a todos los comprometidos con la justicia’ . Tremendo mensaje. A no dudar, ya es catalogado ‘de izquierda’ y no demorará en aparecer alguna campaña para desprestigiarlo. Cualquier cosa puede sucederle. Reclamó por los millones de jóvenes y viejos que pagan por las crisis que no han provocado. A los jóvenes les dijo: ‘Quiero que salgan a las calles a armar lío, quiero que la Iglesia salga la calle y que abandone la comodidad y el clericalismo, que dejemos de estar encerrados en nosotros mismos; que me perdonen los Obispos y los curas si los jóvenes salen a armar líos, pero… ese es mi consejo’. Para algunos es un Papa sedicioso que llama a la revolución, pero, ¿qué fue Cristo?
De hecho, la Iglesia se ha alejado de los evangelios. Algunos grupos hasta se valen de ellos para engañar y explotar a los sedientos de justicia social y esperanzas. Se dirigió a los ‘viejos’ diciendo: ‘No se dejen excluir, abran la boca, no claudiquen de ser la reserva de los pueblos; transmitan la justicia, los valores, la memoria; hay una especie de eutanasia cultural contra los viejos, no se les deja hablar y actuar’. El mundo de hoy y el sistema imperante, predica y gestiona convertir al ser humano en un bien de uso desechable, inclusive, a edades tempranas. Según esa teoría, el hombre debe ser técnico, un subproducto social. Debe olvidarse que ES un ser humano a imagen y semejanza de Dios, que evoluciona, crea y produce a cualquier edad. La acumulación de conocimientos y experiencias, hacen al hombre más capaz y productivo. La tecnología procede del hombre, y no al revés, y, el Papa echa por tierra a los detractores de jóvenes y viejos. ¡Adelante, Papa Francisco, usted sabe por qué y para qué llegó al podio celestial!
MUNDO EN MARCHA