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- 13/01/2009 01:00
Era un niño con un padre distante, que creció en una familia modesta. Tenía un intelecto curioso, devoraba historia y memorizaba pasajes de Shakespeare. Llegó a ser abogado y se estableció en Illinois, donde fue elegido para la legislatura del estado. Con relativamente poca experiencia política decidió postularse para presidente. Muy pocos pensaban que tendría oportunidad de ganar las elecciones primarias en contra del claro favorito del partido, quien ocupaba un escaño en el senado por el estado de Nueva York.
Sin embargo, el larguirucho nativo de Illinois y amante de los libros electrizó a millones en todo un país en crisis con su elevada retórica, hablando a grandes rasgos acerca de trascender la política partidista y crear a los Estados Unidos como debían ser. Surgió de la oscuridad y se apoderó de la nominación de su partido y de la presidencia. El senador de Nueva York regresó a casa profundamente decepcionado y resentido, habiendo caído ante un hábil táctico de la política.
Era el año de 1860 y Abraham Lincoln había vencido por un estrecho margen al senador William H. Seward para convertirse en candidato presidencial republicano. Después de ganar la presidencia, Lincoln pasó por alto la animosidad personal y dio un paso sin precedentes llamando a Seward para ser su Secretario de Estado. Nombró también a otros dos adversarios políticos: Salmon P. Chase, un viudo bien parecido y gobernador de Ohio, que resintió perder ante un hombre que consideraba inferior, como Secretario del Tesoro, y a Edwin M. Stanton, un abogado demócrata de larga barba que despreciaba a Lincoln, y que Lincoln heredó como su procurador general pero que más tarde designó Secretario de Guerra.
Lincoln eligió a otro enemigo, el distinguido estadista de Missouri, Edward Bates para suceder a Stanton como Procurador General. Bates había considerado a Lincoln como incompetente, pero a la larga concluyó que el presidente estaba “muy cerca de ser el hombre perfecto”, según escribe la historiadora Doris Kearns Goodwin en su libro publicado en 2005: “Team of Rivals”. A medida que Estados Unidos se dividía enfilándose a la guerra civil, el décimo sexto presidente reunió a la más insólita administración de la historia, reuniendo a sus descontentos oponentes y desplegando lo que Goodwin llama una profunda conciencia de sí mismo y genio político.
Como lo ha sido para muchos de los presidentes del país, entre los que se incluyen el presidente en funciones, Lincoln es una fuente de inspiración para Barack Obama, quien será investido el 20 de enero. En una fría mañana hace 21 meses, Obama lanzó su atrevida propuesta para la presidencia desde los escalones del Viejo Capitolio Estatal en Springfield, Illinois, el mismo lugar donde un siglo y medio antes, Lincoln pronunció su histórico discurso “Nación Dividida”.
Y ahora, Obama está contemplando el modelo particular de Lincoln de liderazgo presidencial a medida que empieza a reunir a su propio equipo de asesores y funcionarios del gabinete. Sus acercamientos a sus antiguos enemigos muestran que esta armando su propio equipo de rivales encabezado por una cierta senadora de Nueva York como secretaria de estado.
Desde que ganó la elección, Obama ha estado leyendo nuevamente los escritos de Lincoln, recientemente declaró en el programa “60 Minutes” de CBS, “me parecen muy útiles, contienen sabiduría y humildad acerca de su forma de enfocar el gobierno, incluso antes de que fuera presidente”.
Goodwin nos dice: “No se puede encontrar un mejor mentor que Abraham Lincoln”.
“Lincoln dijo: “El país está en peligro. Estas son las personas más fuertes y más capaces en el país y necesito que estén a mi lado”, comentó Goodwin en una entrevista. “En un principio la gente se preguntaba si Lincoln iba a verse eclipsado por Seward. Pero al final, Seward terminó convirtiéndose en su amigo más cercano.. pasó a la historia de una manera mucho más profunda de lo que hubiera podido lograr de haber seguido siendo sólo senador de Nueva York.
Si Lincoln es el presidente contra el cual se miden todos los demás, no se trata de una medida pequeña porque él fue el político más grande que ha ocupado la Casa Blanca, nos dice el historiador presidencial Richard Norton Smith. “Lincoln es una mezcla de carácter y habilidad política”, dijo Smith, un académico en la Universidad George Mason. Al nombrar a sus antiguos rivales, él “demostró una notable generosidad de espíritu. Por otra parte, es un intento hábil de poner de su lado a sus enemigos potenciales”.
Obama tal vez pueda decir que el libro que se llevaría a una isla desierta del que se habla tanto es el tomo de 916 páginas de Goodwin, y Garry Trudeau puede declarar que Obama es “la Segunda Venida de Lincoln” en su tira cómica “Doonesbury”, y el presidente electo podrá adornar la portada del Newsweek de esta semana, apareciendo de pie bajo la larga sombra de Abe.
No obstante, las aspiraciones de Obama de parecerse a Lincoln difícilmente pueden considerarse originales. Muchos presidentes han tratado de ponerse a la sombra de este hombre.
Theodore Roosevelt, quien de joven fue testigo del funeral de Lincoln, era un fanático tal que cuando ganó la presidencia en 1904, los historiadores dijeron, que consiguió un mechón de pelo de la barba de Lincoln, y lo puso en un anillo que usó en su toma de posesión.
“Es muy natural, me parece, que Lincoln sea un modelo para cualquier presidente que tenga algo de conciencia histórica”, dijo John Lewis Gaddis, historiador de Yale. “Si se van identificar con un presidente, es muy probable que no escojan a Millard Fillmore”.
Franklin D. Roosevelt citó a Lincoln para justificar su “New Deal”. Dos décadas más tarde, Dwight D. Eisenhower citó a Lincoln para justificar un gobierno federal más pequeño. Por supuesto, hubo un Richard M. Nixon quien en momentos de desesperanza se retiraba a la Sala Lincoln en la Casa Blanca, y una vez se aventuró a ir al Monumento a Lincoln en la oscuridad de la noche para pararse bajo la enorme estatua de Abe.
George W. Bush ha leído cuando menos tres biografías de Lincoln, entre las que se incluye la de Goodwin. “Lincoln es una de sus fascinaciones” dice Gaddis, a quien Bush llamó junto con otros académicos a la Casa Blanca en 2005 para tener una tarde de discusión privada sobre Lincoln.
Lincoln, —quien dirigió a la nación a través de sus días más sombríos, preservó la Unión y liberó a los esclavos—, tiene un atractivo muy especial para los presidentes que gobiernan en tiempos de crisis nacional.
“Cada presidente en la Oficina Oval se sienta y piensa en Lincoln”, dijo el historiado Douglas Brinkley de la Universidad de Rice, “porque no importa qué tan mal lo esté pasando, la situación de Lincoln era peor”.
Obama, sin embargo, parece haber empezado a pensar en Lincoln mucho antes de llegar a la Oficina Oval.
Su imagen favorita de Lincoln es la de un presidente frágil, de un presidente de aspecto duro y triste, salvo que la boca “esboza una ligerísima sonrisa. La sonrisa no niega la tristeza, pero cambia la tragedia en gracia”, escribió Obama en un ensayo publicado en 2005 en Time. “En días difíciles”, dijo, “ese retrato, del cual tengo una copia colgada en mi oficina, me tranquiliza; siempre me hace preguntas”.
Obama se comparó con Lincoln por la forma en que salió de la pobreza, su dominio del lenguaje y sus estudios de leyes, pero también hizo notar que Lincoln era un hombre imperfecto. Con frecuencia tenía una conducta taciturna y un temperamento indeciso. “Son precisamente esas imperfecciones, y la dolorosa conciencia de sí mismo, de sus fallas, las que están grabadas en cada línea de su rostro, y reflejadas en esos ojos angustiados, lo que lo hace tan persuasivo”, escribió Obama.
Después de leer “Equipo de Rivales”, Obama llamó a Goodwin. El senador quería hablar acerca de Lincoln, por lo que la autora se reunió con él en Washington. “Realmente se podía ver incluso en ese momento una especie de confianza y seriedad”, dijo la historiadora refiriéndose a Obama. (El libro de Goodwin ha regresado a la lista de los libros más vendidos aunque se pregunta si habría tenido el mismo éxito en 2005 de haber elegido otro de los títulos que estaba considerando: “El Gran Unificador”, “El Coloso Americano” y “Maestro entre los Hombres”. Dice que ella siempre quiso un titulo más poético que el de “Equipo de Rivales” y le gustaba el de “Maestro entre los Hombres”, pero rápidamente se dio cuenta que “no podría utilizar maestro o amo por su relación con esclavitud.)
El ex congresista y juez Abner Mikva, amigo y uno de los primeros mentores políticos de Obama, dijo que el presidente electo se identifica más con Lincoln en privado de lo que deja ver en público. “No habla de eso porque parecería que se está magnificando al compararse con uno de nuestros grandes presidentes”, dijo Mikva, quien instó a Obama a hablar de Lincoln en su discurso de anuncio en Springfield al declarar: “Hace ciento cuarenta y cuatro años?”, tal y como lo dijo entonces Lincoln, pero comentó que los asesores de campaña de Obama rechazaron rotundamente la idea.
En las últimas semanas Obama ha hablado con sus asesores acerca de la administración de Lincoln como la administración modelo. “Todas nuestras últimas pláticas acerca de Lincoln se han centrado alrededor de la diversidad de pensamiento, debate vigoroso sobre diferentes cuestiones, y el poderse rodear de personas con las que estás en desacuerdo sin que sea desagradable, porque sientes que eso va a llevar a una mejor respuesta, a la mejor respuesta”, dijo Marty Nesbitt, uno de los amigos más cercanos de Obama y compañero de basketball en Chicago.
Entonces, ¿por qué hay tantos paralelismos entre Obama y el último presidente que llamó a Illinois mi hogar? Consultemos a David Herbert Donald, un profesor emérito de Harvard y autor de una de las más amplias biografías “Lincoln”.
Ambos “salieron de la nada”, dice Donald, quien es un estudioso tan profundo del presidente de la Guerra Civil que vive en el pequeño pueblo colonial de Lincoln, Massachusetts. “Tenían un gran talento para la oratoria y para escribir. Ambos podían llegar a los votantes y a las personas que no habían pensado antes mucho en las elecciones y llevarlas a concluir: “Esto es importante”.
Richard Carwardine, un estudioso de Lincoln en la Universidad de Oxford, dice que las conexiones de Obama con Lincoln son más profundas. Obama ha demostrado a través de una larga campaña de victorias y reveses que él es una persona que “tiene una base en extremo firme, tiene una idea clara de sus propias fortalezas y capacidades y no tiene miedo de rodearse de personas capaces, que era exactamente el temperamento y la personalidad de Lincoln”.
En enero, Obama tomará posesión durante la celebración del bicentenario del nacimiento de Lincoln. Cuando Lincoln salió para su toma de posesión, lo hizo en tren de Springfield a Washington, deteniéndose en Filadelfia para dar un discurso en el Salón de Independencia.
El historiador David Blight tiene “una idea loca” para la toma de posesión de Obama: “Por qué no hacer que Obama siga la misma ruta de tren del viaje de Lincoln a Washington? ¿Por qué no hace un viaje relámpago en tren a Washington? Creo que sería una medida simbólica interesante.”
Obama, por supuesto, ya ha dado un discurso histórico sobre el significado de la raza en Estados Unidos, en Filadelfia, a sólo unos pasos del Salón de Independencia.