Uno que es el grupo de Bohuslan Big Band fue en el Centro de Convenciones de Ciudad del Saber
En la plaza toca:
Porque Puma Zumix Grupo juvenil que interpreta...
Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha tenido la inquietud o necesidad de migrar dentro de sus espacios o emigrar hacia lugares lejanos por diferentes afanes, deseos y necesidades. Por desgracia, al dirigirse a otros lugares – países y continentes- en diferentes épocas que conocemos en la historia, no se ha emigrado con fines pacíficos sino de dominio y conquista. Los imperios que han venido sucediéndose, al llegar a otros lares, invaden asesinando, violando, saqueando, e imponiendo dominio a sangre y fuego. En nuestros días se invade, también, con fachada empresarial y de inversionistas, mientras los nuestros lo hacen como trabajadores en busca de mejor futuro. Esta última condición, generalmente ha venido siendo positiva y valiosa, para muchos países, con beneficio en el crecimiento y desarrollo por la mezcla de culturas.
Continúan dándose también invasiones, por los mismos intereses que antes, por parte de los países con poderío militar y económico, con armas de destrucción masiva, usando cualquier pretexto, inclusive la mentira, para apropiarse espacios geográficos ricos, o estratégicamente convenientes a su política e intereses.
Aún hoy continúan emigrando obreros y profesionales de centro, sur- América y el Caribe, así como de África, hacía Europa y EEUU, en perjuicio y a costo de sus países de origen, obligados por la falta de oportunidades, salarios de hambre y negación de sus derechos elementales.
Ante la nueva crisis financiera y ambiental que sufre el mundo, los países que más han contribuido a generar esta lamentable situación, rechazan a los inmigrantes por el estado de sus economías derivadas de su irresponsable proceder. Cierran fronteras con muros peores que el de Berlín y producen leyes inhumanas para prevenirse de quienes han convertido en parias y que aspiran a vivir con dignidad.
El endurecimiento de estas Leyes llega a extremos en Europa y EEUU donde algunos Estados no perdonan siquiera a inmigrantes recluidos en centros hospitalarios, concediéndole facultades a sus autoridades para encausarlos y deportarlos. La falta de humanidad ha llegado a extremos de ruindad.
Lo más censurable es que, por otro lado, ciudadanos de países desarrollados se vienen a llenar las pocas oportunidades de fuentes de trabajo bien remuneradas, a la vez que infestando tierras y mares de los su-desarrollados con sus delincuentes. A manera de ejemplo, el ciudadano español recientemente capturado en Panamá, el ‘salvaje Bill’ y el holandés que asesinó a una joven en Perú hace unos meses. Nuestros países son muy vulnerables por la falta de legislación, controles tecnológicos, institucionales y de personal. De allá para acá entra y sale cualquiera, cuando y como le venga en ganas, mientras nuestros honrados obreros son perseguidos y nuestras mujeres sometidas a toda clase de vejaciones cuando van de acá para allá.
Estas son algunas de las grandes diferencias que urgen reglamentar y actualizar para poner en igualdad. Las llamadas ‘ayudas limosna’ no son necesarias, por el contrario, ofensivas. Lo que necesita el mundo es equidad y justicia entre desarrollados y emergentes. Queremos socios, no amos y migajas.