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- 14/10/2019 00:00
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Hong Kong volvió a ser este domingo, por decimonoveno fin de semana consecutivo, escenario de protestas prodemocráticas y antigubernamentales que terminaron en enfrentamientos con la Policía, vandalismo y lanzamiento de gas lacrimógeno.
Varios grupos de manifestantes se reunieron ayer en centros comerciales en una docena de distritos de la ciudad con la máscara puesta, contraviniendo la polémica y reciente legislación que la prohíbe.
Estas concentraciones acabaron con escenas caóticas cuando algunos manifestantes violentos lanzaron ladrillos a vehículos policiales y destrozaron tiendas con vínculos con la China continental (Huawei, Bank of China o Starbucks, por ejemplo), a cuyo autoritario régimen se opone el movimiento prodemocrático de la ciudad.
Un edificio gubernamental del barrio de Tuen Mun también fue víctima de vandalismo.
Un comunicado de prensa emitido por la Policía calificó de "amotinados" a los manifestantes y detalló que varios de ellos lanzaron objetos a las vías del metro con el objetivo de interrumpir su funcionamiento.
En torno a las 15:30 hora local (07:30 hora GMT), los agentes habían llevado a cabo numerosas detenciones de jóvenes vestidos de negro, el color del movimiento prodemocrático.
Media hora después, los barrios de Sha Tin y Tsuen Wan estaban "regados" de gas lacrimógeno.
También este domingo, la Policía emitió una carta que autoriza un mitin convocado para mañana, organizado por activistas prodemocráticos.
Con este acto pretenden presionar para la aprobación, por parte del Congreso de EEUU de la Ley de Democracia y Derechos Humanos de Hong Kong, propuesta por algunos congresistas y que serviría para sancionar a algunos supuestos responsables de la supresión de los derechos humanos en la excolonia británica.
La de mañana será la primera concentración autorizada por la Policía desde la entrada en vigor, el pasado día 5, de la ley que prohíbe vestir máscaras en reuniones de más de 50 personas.
Desde finales de julio, la Policía ha denegado el permiso a numerosas manifestaciones, lo que ha contribuido a reducir el número de participantes (aunque no el número de protestas) en este importante centro financiero internacional.
Las protestas, que se convirtieron en masivas en junio a raíz de una polémica propuesta de ley de extradición, han mutado hasta convertirse en un movimiento que busca una mejora de los mecanismos democráticos que rigen Hong Kong y una oposición al autoritarismo de Pekín.
No obstante, algunos manifestantes han optado por tácticas más radicales que la protesta pacífica y los enfrentamientos violentos con la Policía son habituales.