- 11/10/2011 12:12
América Latina está en un "muy buen momento" pero "no puede ser complaciente" en tiempos de crisis en Europa y Estados Unidos y tiene que enfrentar los "grandes desafíos" de su desarrollo regional, advirtió el martes en París el presidente ejecutivo de la CAF, Enrique García.
"Debemos estar contentos pero no hay que ser complacientes porque hay que mirar el 'performance' que tiene la región en materia de desarrollo y ahí es donde están los grandes desafíos", explicó García a la prensa antes del inicio de un seminario sobre. "Los retos presentes y futuros de América Latina" organizado por la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Instituto de Ciencias Políticas de París.
Consideró que la región está en una "buena tendencia" pues "los gobiernos se han asustado" con la situación en Europa que calificó de "preocupante". Admitió que "si la crisis global se deteriora más, eso afectará a todo el mundo".
"La buena noticia para América Latina es que tiene importantes reservas", sostuvo Enrique García, ex ministro boliviano que desde 1991 dirige la CAF, originalmente un banco de desarrollo regional, formado hace 40 años.
Subrayó que luego de la crisis financiera de 2008 la región "se defendió muy bien" con un crecimiento económico del 6% en 2010 y "uno más modesto" al año siguiente, pero opinó que "no puede estar satisfecha con un crecimiento del 4%.
Para ello debe buscar "una convergencia con los países más avanzados" y una "igualdad sostenible", es decir, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, disminuir no solamente la pobreza sino la desigualdad, sostuvo García.
Reconoció que la Unión Europea (27 países) y la zona euro (17 países) tienen un sistema de decisiones "muy complejo" pero estimó que la región "ha ido postergando decisiones" y por lo tanto la crisis griega "ya no es un problema económico sino un problema político", sostuvo.
"Nos sorprende un poco como latinoamericanos porque nosotros que hemos vivido experiencias similares o peores tuvimos el valor de tomar las medidas necesarias", afirmó antes de negar que la crisis actual acabe con la zona euro y evitar dar cualquier consejo. "No quiero tener las pretensiones del FMI", aclaró.