Pintan muro fronterizo de Estados Unidos de negro para dificultar cruces irregulares y reforzar seguridad

El Gobierno de EE.UU. ha decidido pintar el muro fronterizo de negro como parte de una nueva política de refuerzo migratorio extremo. La iniciativa busca intensificar la capacidad disuasoria del muro, generando una barrera que absorbe calor y se torna “difícil de escalar”, mientras se refuerzan las condiciones de seguridad fronteriza.

Esta medida, articulada junto al plan de construcción y financiamiento en curso, refuerza el control migratorio y subraya el énfasis en políticas preventivas.

El plan de pintar el muro fronterizo de negro, impulsado por el presidente Trump, se fundamenta en que el color oscuro absorbe más calor, dificultando el agarre y escalamiento. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, mencionó que esta pintura adicional incrementará la temperatura de la estructura, reforzando su función disuasoria.

Esta decisión se enmarca en el respaldo económico que recibió el gobierno a través de la reforma fiscal aprobada en julio, que asigna miles de millones para culminar la obra. Noem indicó que se construyen aproximadamente 800 metros diarios, reforzando la infraestructura fronteriza con avanzadas tecnologías como cámaras y sensores.

Además del efecto térmico disuasorio, el revestimiento negro ofrece una ventaja estructural: previene la oxidación del metal, tal como lo resaltó Mike Banks, director de la patrulla fronteriza. Este doble propósito convierte la pintura en una solución tanto táctica como de mantenimiento.

Según datos recientes, los cruces no autorizados alcanzaron una caída histórica, ubicándose en niveles mínimos en décadas. Este descenso coincide con las medidas de control migratorio promovidas por la actual administración, lo que respalda la percepción de que el nuevo muro negro refuerza la respuesta frente a una disminución sostenida de irregularidades.