Representantes de las diferentes actividades económicas del país alertaron sobre las consecuencias que se avecinan si los cierres continúan. Hicieron un...
- 22/09/2011 06:03
El afroamericano Troy Davis, condenado a muerte por el asesinato del policía Mark MacPhail en 1989, fue ejecutado la noche del miércoles con una inyección letal en la cárcel Jackson en el Estado de Georgia, Estados Unidos.
Davis, de 42 años, fue ejecutado después de agotar los recursos legales para evitar la inyección letal. Él fue sentenciado en un proceso que dejó dudas sobre su culpabilidad, según la defensa y varias organizaciones humanitarias opuestas a la pena capital.
Los testigos se retractaron y el arma del crimen nunca fue hallada ni tampoco huellas digitales o de ADN.
En las dos décadas que el Davis estuvo en el corredor de la muerte logró evitar su ejecución tres veces, la última en el año 2008.
Medios de Estados Unidos reportan que a la ejecución asistieron la viuda y los dos hijos de la víctima.
En la cadena CNN, Anneliese MacPhail, madre del policía muerto, manifestó que sentía alivio porque siguiera adelante la ejecución.
El diario The New York Times dedicó este miércoles un editorial al caso concluyendo en que debe ser abolida.
Se certificó que el corazón de Davis se había parado a las 11:08, según el diario español El País, tras 15 minutos en los que se le aplicó un cóctel mortal de barbitúricos -entre ellos anestesia de uso veterinario, debido a la escasez del que se aplica de forma regular- que acabó con su vida, amarrado a una camilla, proclamando su inocencia hasta el final.